Desde que empezó la pandemia del coronavirus, varias organizaciones feministas venían avisando de la amenaza a los derechos reproductivos de las mujeres que se estaba viviendo en varios lugares del mundo. Países como Estados Unidos, en algunos de sus estados más conservadores, estaban aprovechando la pandemia para declarar el aborto como un servicio sanitario no esencial y dificultar el acceso de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo.
En el estado de Ohio, donde el aborto es legal pese a que en el último año se han intentado aprobar leyes cada vez más restrictivas, el gobierno ordenó parar las interrupciones voluntarias del embarazo, al considerarlas "procedimientos no esenciales". En Texas y otros seis estados más, varios políticos pusieron en marcha demandas judiciales para restringir el aborto en nombre de la salud y la seguridad, incluso bajo la oposición de los médicos.
Con las restricciones aplicadas, y pendiente de plazos ajustados para hacerse de manera segura y legal, en EEUU muchas mujeres que cumplen los requisitos para abortar de manera farmacológica han empezado a recurrir al aborto por telemedicina, como último recurso para conseguir interrumpir el embarazo, según una información publicada por The New York Times. El programa, denominado TelAbortion permite a las mujeres tener consultas por videoconferencia con médicos certificados y, luego, recibir por correo postal las píldoras abortivas que cada una puede tomar en su casa.
El programa empezó por estar disponible en cinco estados, ampliando después sus servicios hasta llegar a los 15. Para acceder a ello, las mujeres no tienen que vivir en uno de esos 15 estados, simplemente tienen que estar en uno de ellos cuando hagan la videoconferencia. La dirección de envío de las pastillas puede ser incluso un hotel o una oficina de correos. Esto permite que mujeres que viven en estados con leyes restrictivas se puedan acercar a estados colindantes para poder realizar el procedimiento.
En marzo y abril, en pleno confinamiento por la pandemia, el doble de las mujeres recurrieron al aborto por telemedicina, en comparación con los primeros dos meses del año. Según la información del diario americano, hasta el 22 de abril se enviaron 841 paquetes con píldoras abortivas y se habían completado 611 abortos. Las demás mujeres no se habían comunicado con el centro para dar cuenta de sus resultados.
Ilegal en España
En España, la interrupción voluntaria del embarazo está permitida en todo el territorio a petición de la mujer hasta las 14 semanas de embarazo. Durante la pandemia, el aborto está incluido dentro de los servicios sanitarios considerados no aplazables, por lo que las clínicas siguen prestando sus servicios con normalidad. La telemedicina, en estos casos, no está permitida.
“La ley obliga a que el aborto se haga en un centro sanitario acreditado para ese efecto y exige, además, que la información previa al consentimiento de la interrupción voluntaria del embarazo se haga de manera presencial en los centros públicos o acreditados, por lo que no sería legal, en nuestro caso, hacerlo”, explican desde la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI).
Tras el confinamiento obligatorio, desde ACAI intentaron que esta información pudiese ser proporcionada a las mujeres de manera telemática, para reducir el número de desplazamientos necesarios y, con ello, la posibilidad de contagios. “El Ministerio de Sanidad lo dejó en manos de las comunidades y sólo Galicia y Cataluña accedieron al cambio. Las demás siguen exigiendo que la información se preste de manera presencial”, señalan las mismas fuentes.
En Estados Unidos, el aborto farmacológico está permitido desde el año 2000, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) no especifica que las pacientes tengan que ser atendidas en persona y algunas clínicas empezaron a pasar consultas de manera telemática. TelAbortion, además de la consulta, envía las píldoras por mensajería y continua con el seguimiento tras la toma de los medicamentos.
Además del tema legal, desde ACAI tampoco recomendarían recurrir a la telemedicina en estos casos por cuestiones médicas. “Primero porque hay que asegurarse de que el embarazo es intrauterino y está dentro de las 9 semanas de gestación, que garantizan la eficacia del método. Y luego, porque el aborto farmacológico tiene un fallo de entre el 3% y el 5% y hay que asegurarse de que todo ha ido bien, porque hay casos en los que hay que intervenir de manera instrumental”, dicen desde ACAI.
En España, según un estudio de ACAI, la mayoría de las mujeres (78%) se decide por el método instrumental. Siempre y cuando las semanas de gestación y las condiciones de salud de la mujer lo permitan, las clínicas dejan la elección del método a cada paciente.
“La mayoría elige el instrumental porque es más breve, produce menos sangrado y el dolor es menos intenso”, explican en ACAI. Durante la pandemia del coronavirus, la asociación está aconsejando el método farmacológico, que exige un menor contacto y, por lo tanto, disminuye la posibilidad de contagios, pero la elección es siempre de la mujer. "Para ACAI es un objetivo irrenunciable que se respete la libertad de la mujer no sólo a la hora de interrumpir el embarazo sino a la hora de elegir el método, y que siempre se le faciliten ambas opciones".
Nuevos protocolos
En las clínicas se han elaborado protocolos de seguridad para seguir prestando los servicios de manera segura. Las mascarillas, los guantes y los equipos de protección son obligatorios; algunas espacian las intervenciones, para que no coincidan muchas usuarias en la sala de espera, y otras limitan el número de acompañantes por paciente.
El aborto farmacológico se realiza con la toma de dos pastillas. La primera, un píldora de mifepristona y la segunda, una pastilla de misoprostol. Las pastillas sólo pueden ser suministradas en los hospitales o los centros médicos acreditados para la interrupción voluntaria del embarazo y la primera toma se hace en el mismo centro, en la presencia de los médicos. La segunda se puede realizar en casa entre 24 y 48 horas después.
A los 15 días, la mujer debe acudir a un centro acreditado para hacer una revisión y cerciorarse de que todo ha ido bien y que el método utilizado ha sido efectivo. En el caso de que el aborto no se hubiese producido habría que intervenir de manera instrumental.
El método telemático, en Estados Unidos sigue el mismo protocolo, pero la primera toma se hace delante de un ordenador, en una videoconferencia. Los médicos informan a la mujer sobre el procedimiento y los síntomas que podrá experimentar durante el proceso y, tras la información, la mujer toma la primera pastilla.
“En los países donde han aprovechado la pandemia para restringir los derechos reproductivos de las mujeres, y que este tipo de asistencia esté permitida por ley entendemos que se recurra a ella. Pero en España donde está garantizado en todo el territorio, la telemedicina no cumple con la seguridad exigida por nuestra legislación en estos casos”, cuentan en ACAI.
Cuando empezó la pandemia del coronavirus, uno de los temores de las asociaciones por los derechos de las mujeres era que las restricciones en la movilidad redujeran las opciones de las mujeres a la hora de abortar.
Sin embargo, una nota de ACAI del 1 de abril señalaba que el número de abortos realizados durante en Estado de Alarma se había mantenido estable en casi todas las comunidades, comparado con las primeras semanas de marzo y antes de que estallara la pandemia. A expensas de evaluar la situación a posteriori y con todos los datos en la mano, la sensación es de normalidad. Sólo en Madrid se había registrado un descenso del 20%, situación que tendría que ver, en la visión de la asociación, con el aplazamiento de la decisión para evitar riesgos innecesarios.
"La mujer que lo necesite lo hará, lo que pasa es que con la situación que estamos viviendo, creemos que muchas, que se encuentran al inicio del embarazo, se dan más margen para decidirlo y esperan a ver si las cosas mejoran un poco. Pero esas son las que tienen tiempo, las que no tienen tiempo, no lo demorarán", señalaba entonces Francisca García, presidenta de la ACAI.