Cuando el pasado febrero Parásitos se hizo con la estatuilla a la mejor película en los Oscar un nuevo capítulo de la historia del cine se escribió. Por primera vez, una película extranjera conseguía el Oscar más codiciado de la noche.
En la ronda de agradecimientos, una mujer desconocida para la mayoría de los que allí estaban y de los que veían la ceremonia por televisión, se acercó al micrófono y se explayó en cumplidos hacia el director de la película. De Bong Joon-ho, dijo, le gustaba todo: "Su pelo alocado, su sonrisa, su forma de caminar y su forma de dirigir".
El público no salía de su asombro y en esos momentos muchos habrán sacado sus móviles para buscar en internet quién era esa mujer. Ella era Miky Lee, una de las productoras de cine más influyentes de Corea del Sur, ávida defensora del talento local y la productora ejecutiva de la película que arrebató el Oscar este año.
Lee, heredera del imperio de Samsung y vicepresidenta de la compañía de entretenimiento CJ Group es, para muchos, la madrina del cine coreano. Nieta de Lee Byung-chull, el fundador del conglomerado más grande de Corea del Sur, la empresaria de 61 años ha estado por décadas detrás de las cámaras, financiando y promoviendo distintos proyectos culturales.
Graduada de la Universidad Nacional de Seúl, la empresaria estudió japonés en Japón y chino en Taiwán. Luego obtuvo un Máster en Estudios Asiáticos en Harvard. En la adolescencia, se dio cuenta de la falta de contenido nacional en la televisión surcoreana, que estaba impregnada de series y películas americanas. Cuando creció decidió que quería cambiar todo eso.
Todo comenzó cuando Lee se fue a vivir a Estados Unidos a comienzos de los noventa, enviada por Samsung para explorar potenciales negocios y expandir el alcance de la firma más allá de la industria tecnológica.
Su idea era "llevar el contenido coreano a otras personas, a otros países, para que lo vean, y seguir impulsándolo". "Realmente creo que nuestro contenido es vanguardista y es muy diferente de cualquier otro y se reconocerá la diferencia", aseguró en una entrevista.
En la década de los noventa, Lee y su hermano Jay-Hyun fundaron CJ Group. Hoy día no hay en el país ninguna faceta del mundo del entretenimiento en la que CJ Entertainment and Media no esté involucrada. Tienen canales de televisión, un sello discográfico, una compañía de producción de películas e incluso la convención anual KCON, que ha promovido a grupos de música de K-Pop como BTS en todo el mundo, tiene su huella.
Reconocimiento
Durante la última década, las exportaciones culturales coreanas han tenido un impacto internacional creciente, no solo en Asia, sino también en países de habla inglesa, donde el público a veces se resiste a las películas subtituladas. Y a inicios de año, uno de los sueños de Lee se hizo realidad: el reconocimiento en los Oscar.
Parásitos se llevó a casa cuatro premios, incluida la Mejor Película, algo que Lee describió como una "deliciosa sorpresa". En la historia de los premios de la Academia de Cine, sólo 11 películas de habla no inglesa fueron nominadas en la categoría de Mejor Película. Parásitos fue la primera en ganarlo.
En ese momento, Lee también agradeció a la audiencia cinematográfica coreana. "Realmente siempre han apoyado todas nuestras películas, y nunca dudaron en darnos una opinión directa sobre todas ellas. Y eso nos hizo seguir luchando", dijo.
Ahora Lee quiere llegar a más. Su plan es incluir películas, programas de televisión y juegos coreanos en convenciones globales como KCON, para ayudarlos a tener más exposición en el extranjero. Además, está ya trabajando en dos películas más con el director Bong, una en inglés y otra en coreano.
Personalmente, dice que no se ve a sí misma como la ganadora del Oscar, sino más bien "la defensora de los ganadores del Oscar. "Inspirará a muchos cineastas y creadores de contenido, no solo en Corea sino en toda Asia", señaló. "Creo que la gente estará más dispuesta a superar sus límites y a no tener miedo de expresar sus ideas y su creatividad”.