El asesinado de la Especialista del Ejército, Vanessa Guillén, perpetrado por un compañero el pasado abril en Texas, ha desencadenado una ola de protestas por parte de organizaciones feministas y mujeres soldado que están hartas de que estos casos "se barran bajo la alfombra".
La soldado Vanessa Guillén desapareció el 22 de abril y su cadáver fue encontrado un mes más tarde a unos 40 kilómetros de la base militar de Fort Hood. Su desaparición fue muy mediática y atrajo la atención de miembros del Ejército y civiles por igual.
El pasado 2 de julio el Ejército reveló que fue asesinada por Aaron Robinson, otro soldado, que habría tratado de deshacerse de los restos desmembrándola. Robinson se suicidó antes de ser detenido disparándose en la cabeza.
Sin embargo, las autoridades arrestaron a su novia después de que funcionarios del Departamento de Justicia revelaran en documentos que Robinson le confesó que mató a Guillén con un martillo. Según esos mismos documentos, la pareja intentó ayudar en el encubrimiento. Tenían pensado desmembrar el cadáver y quemarlo.
El caso de Vanessa Guillén ha provocado una indignación generalizada y el hashtag #JusticeForVanessaGuillen fue tendencia durante días en Twitter. En Fort Worth, Houston y Austin, Texas, los artistas han creado murales en la memoria del Especialista y en otros puntos del país, incluyendo California o Nebraska, se han establecido varios sitios de memoria improvisados. Todo ello además impulsado también por movimientos antirracistas, ya que Guillén era latina.
En este sentido, en los últimos días se han convocado protestas para exigir justicia por la soldado, además de para pedir cambios que garanticen la seguridad de las mujeres del Ejército estadounidense.
Más agresiones
En 2019, el Departamento de Defensa descubrió que había 7.825 informes de agresión sexual que involucraban a miembros del servicio como víctimas o sujetos, un aumento del 3% con respecto a 2018. Según ha informado el New York Times, los informes en los que los sobrevivientes revelaron confidencialmente un asalto sin iniciar una investigación oficial aumentaron en un 17%, a 2.126 informes.
La propia Vanessa Guillén, habría sido acosada según informes de la familia. Elaine Luria, representante de la familia y que pasó 20 años en la Marina, aseguró que "por alguna razón no se sentía cómoda haciendo un informe creíble". "Muchas mujeres dudan en hacer informes porque no sienten que cuando otras lo han hecho hayan recibido justicia", subrayó.
Veteranas se rebelan
"Creo que, en general, el momento estadounidense en el que estamos está inspirando una acción colectiva de una manera que necesitábamos", dijo al New York Times Allison Jaslow, ex capitana del Ejército y veterana de la guerra de Irak que ha intentado durante años crear conciencia sobre estos problemas. "Las mujeres están cansadas y han perdido la paciencia".
Un grupo de mujeres veteranas ha creado un foro para mujeres afiliadas al Ejército en el que pide una investigación del Congreso sobre su muerte que rápidamente ha ganado miles de miembros.
Incluso miembros de la televisión y tertulianos se han hecho eco del caso como por ejemplo la actriz Rose McGowan, una figura prominente en el movimiento #MeToo en Hollywood. También se están realizando programas concretos al respecto, desde la cobertura de la cronista especializada en sucesos, Nancy Grace, hasta el podcast feminista Courting Disaster.
Joe Biden, candidato demócrata a las elecciones presidenciales de noviembre, dijo la semana pasada en un comunicado: "Se lo debemos a quienes se pusieron el uniforme, y a sus familias, para poner fin al acoso sexual y la agresión a las militares, y responsabilizar a los perpetradores".
Cultura militar
"Hemos sido barridas debajo de la alfombra tan a menudo", declaró Lucy C. Del Gaudio, quien sirvió en el Ejército entre 1990 y 1998, y fue agredida. El New York Times informó de que ahora está trabajando para reunir mujeres veteranas, miembros del servicio y civiles para impulsar una investigación más profunda sobre el asesinato del Especialista Guillén .
"Por cómo funcionaban las redes sociales en 1992, no había ninguna forma de tener pruebas", dijo Del Gaudio. "Ahora tenemos la prueba y los medios".
Todavía es raro hablar con una mujer veterana o miembro del servicio actual que no haya experimentado acoso sexual o algo peor, desde las academias militares de élite hasta el entrenamiento básico, los barracones y los rangos de servicio más altos.
La cultura militar y sus reglas hacen que sea extremadamente difícil para las mujeres buscar y obtener justicia en estos casos, o para que los militares frenar el problema actual de acoso y agresión. Jaslow dijo que una cultura en la que "el buen orden y la disciplina" y la jerarquía gobiernan, es un desafío abogar por la responsabilidad.
"Se espera de inmediato que las mujeres militares sean lo suficientemente fuertes como para enfrentar el hostigamiento, y se les culpa por ingresar a un lugar de trabajo dominado por hombres donde han luchado durante mucho tiempo para ser aceptadas como iguales", declaró.