Las mujeres que han trabajado en remoto durante la pandemia del coronvirus han tenido un 20% más de fatiga mental y un 16% más de estrés que los hombres debido a la mayor dedicación al cuidado de hijos y dependientes, según un estudios del IESE que apunta, además, que estos porcentajes se disparan al 33% y al 18%, respectivamente, en el caso de las madres solteras.
Por su parte, los hombres, a pesar de dedicar un 15% menos del tiempo al cuidado de dependientes, reportan un 10% más que ellas que tener a los hijos en casa les ha dificultado el trabajo.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio "Mujer y trabajo en remoto durante la COVID-19" realizado por la profesora y directora del Centro Trabajo y Familia del IESE, Mireia las Heras. El informe ha sido realizado durante la segunda quincena de mayo y ha contado con la participación de unas 750 personas, todas ellas llevaban más de 30 días teletrabajando, con un total de 3.412 respuestas recogidas.
De acuerdo a este estudio, las mujeres que han trabajado en remoto y conviven con otras personas en casa (pareja, hijos, padres) han tenido un 29% más de responsabilidad de cuidado de dependientes que los hombres en las mismas condiciones. Un mayor grado de cuidado de dependientes durante las horas de trabajo ha provocado una menor concentración en el trabajo, menor capacidad de desconexión y relax y mayor fatiga, según esta investigación.
Pese a ello, y aunque las mujeres con hijos dedican un 15% más de tiempo y esfuerzo a su cuidado que los hombres, son ellos los que han reportado en un porcentaje mayor (un 10% más que las mujeres), que tener a los hijos en casa les ha dificultado el trabajo.
En concreto, las mujeres han sufrido un 9% más de interferencias del trabajo a la familia que los hombres y un 20% de la familia al trabajo provocadas, mayormente, por los hijos u otros dependientes. Este dato se ve agravado en el caso de madres solteras donde las cifras ascienden al 14% más de interferencia trabajo a familia, y el 25% más de interferencias familia a trabajo, respectivamente.
Asimismo, las mujeres han mostrado un 11% menos de vitalidad en el trabajo y un 9% en la familia que los hombres debido a la mayor dedicación de tiempo y energía en el cuidado. La fatiga y el estrés se han disminuido un 23% y un 19% respectivamente en aquellas que tienen autoestima más elevada; y un 12% en aquellas cuyas parejas muestran sensibilidad hacia sus necesidades laborales.
El estudio llega a la conclusión de que, a más respaldo por parte del jefe, menos estrés, más compromiso y menos angustia por parte de los colaboradores. Por ello, señala que las mujeres cuyos líderes muestran sensibilidad hacia los empleados, tienen un 5% menos de fatiga mental y estrés, reportan mayor vitalidad (6% más) y un 10% menos de dificultad de concentración en el trabajo.
Por otro lado, el informe apunta que un 64% de las mujeres que han trabajado en remoto han tenido un alto grado de autoestima, superando al de los hombres en un 7%. La autoestima en esta situación se refiere a la certeza de que con su esfuerzo personal se podría lidiar adecuadamente con la situación laboral y del hogar.
Asimismo, un 42% de las mujeres han percibido un mayor riesgo de inseguridad en su trabajo (posibilidad de perder el empleo actual o dificultad de encontrar un trabajo similar), superando a la percepción de inseguridad de los hombres en un 8%.