"Soy la peor madre del mundo". Así es como muchas madres se han sentido en algún que otro momento durante la crianza de sus hijos. La culpabilidad y las presiones sociales asociadas a la maternidad son muchas, y en algunas ocasiones aspirar a la perfección puede llegar a ser insano. Harta de esos sentimientos, Anna Manso decidió ponerse unas gafas 3D para ver "de una maldita vez" las cosas con claridad.
Manso tranquiliza al resto de padres, "yo soy la peor, vosotros siempre lo haréis un poco mejor, así que cuando os sintáis muy mal, acordaos de mí". Habiendo tomado conciencia de la necesidad de aceptar la imperfección en la maternidad, la guionista y escritora predica con orgullo el aprendizaje que ha conseguido tras más de 20 años como progenitora de tres hijos en su nuevo libro: La peor madre del mundo (Arpa).
Este "manual para convertirse en un padre o madre imperfecto" tiene como objetivo ayudar a "desdramatizar toda esta experiencia, aprender a reírnos de nosotros mismos como padres y como madres, y a vivirlo a través del humor". "Querer ser perfecto es el camino hacia la locura. Así que este libro es el camino hacia la sanación a través del humor", afirma Manso a MagasIN.
Anna Manso, guionista que ha participado en importantes series infantiles como Barrio Sésamo y ha escrito más de una decena de libros infantiles y juveniles, creó en 2010 un blog que utilizó como terapia y para "poder rajar de mí misma y quedarme descansada". A los pocos meses el blog se transformó en una columna semanal en el diario Ara y ahora es un manual completo, escrito con grandes dosis de humor y descaro.
Pero a pesar del éxito que ha terminado teniendo, la escritora comenta los miedos que sintió en un principio para mostrar su realidad al mundo. "Empecé a escribir hace justo diez años y tengo que decir que lo hice con cierto reparo. Aunque poco después comenzaron a salir las 'Malasmadres', en ese momento yo era la única. Salía con las gafas 3D para que todo el mundo entendiese a la primera que eso iba de sentido del humor y porque es una metáfora. Hasta me puse un sombrero en la foto para que nadie me reconociera".
La constante comparación
Su iniciativa de compartir los problemas maternofiliales de forma honesta y natural, se convirtió rápidamente en una experiencia liberadora, no solo para ella, sino para las lectoras que se veían reflejadas en sus historias. "Me empezaron a llegar mensajes diciendo: 'Menos mal, pensaba que era la única cutre'. Además desde el humor y la solidaridad. Por eso pienso que cumple un poco la función social de poner sobre la mesa lo que realmente sucede en los hogares".
Porque, aunque una persona puede conocer otras experiencias de familiares y amigos, hay "una cosa diabólica ligada al tema de la maternidad y la paternidad, que es la comparación". "En el libro yo hablo del concepto de 'los otros': los otros siempre son los perfectos. Yo siempre pensaba que todo el mundo, sin excepción, lo hacía mejor que yo, o que lo que sucedía en mi casa no lo hacía en ninguna otra", relata.
En este sentido, opina que en las redes sociales se debería mostrar "un poco más lo terrenal" y no únicamente la parte bonita y perfecta de la maternidad. Por supuesto, ella predica con el ejemplo: "Hace dos días colgué unas fotos en Instagram del desorden de mi casa y dije: ¿verdad que esto es lo que pasa más en vuestras casas?". Además de dejar de compararse con otras familias, también es necesario no permitir que te afecte las críticas y la opinión de los demás.
Dejar atrás la culpabilidad
"Yo ya paso bastante porque es liberador ejercer de peor madre del mundo, pero cuando me acercaba a alguien y quería ser una madre ejemplar pensaba: 'Ahora qué le digo'. Siempre te excusabas, decías: 'No, ahora le estoy dando el biberón pero empecé dándole el pecho...'. Siempre hay alguien que te machaca. Si le das pecho porque le das pecho, si no porque no… Si le llevas a la concertada porque le llevas a la concertada, si es a la pública porque es a la pública. Siempre la cagas. Mi hermana me dijo: tú tranquila, porque hagas lo que hagas siempre te vas a equivocar".
Con este tipo de situaciones se genera una constante culpabilidad que, como dice Manso, "es muy tóxica". Por esa razón ella invita "a que las madres y padres lo aparquen" porque "la mejor dieta de adelgazamiento es liberar tu sentimiento de culpa". Cuando se logra, ocurre algo que ella califica como "paradójico": recuperas tu sentido común. "Lo recuperas porque piensas solo tú. A veces hay tantas voces que nos hablan de lo que tenemos que hacer que al final perdemos un poco la orientación".
No solo es positivo para las madres y padres, sino también para los MEC (menores o mayores de edad a cargo, como llama Manso a los hijos en su libro). "Estamos en una sociedad en la que el fallo no se permite y creo que es bueno educarlos en el aprendizaje y la aceptación del error. Si no, después ellos se darán unas tortas impresionantes por querer ser todo el rato perfectos. A veces hay que aceptar y decir: mira hijo, me he equivocado, perdona. No pasa nada".
Al final todas sus lecciones se resumen en el lema: La perfección mata y el humor salva vidas. "Me lo he inventado yo y lo creo a pies juntillas", asegura.