La llegada de Joe Biden a la presidencia de EEUU marcará una nueva etapa en el país por marcar el fin de la 'era Trump', pero también por las dos mujeres que le acompañan en esta legislatura: Kamala Harris, la primera mujer vicepresidenta de su historia; y Jill Biden, su esposa, que espera mantener su trabajo fuera de la Casa Blanca como profesora de inglés.
Aunque discreta, Jill Biden, de 69 años, ha sido uno de los activos más importantes en la campaña del presidente electo. Quienes la conocen la describen como enérgica y directa, pero también como una mujer con gran formación y vocación profesional.
Estudió en la Universidad de Delaware, donde descubrió gran pasión por la enseñanza. Continuó sus estudios y obtuvo dos másteres. Siguió su trayectoria académica hasta que en 2007, con 56 años, se doctoró con una tesis que abordaba cómo reducir el abandono escolar.
Igual que Jill siempre ha apoyado a Joe en su carrera política, él la ha correspondido y ha alabado en distintas ocasiones su labor como educadora y su influencia a la hora de presentarse a las elecciones. Incluso se dice que tuvo un importante papel en la elección de Kamala Harris como compañera de fórmula.
"Para todos ustedes en todo el país, piensen en su profesor favorito, en el que les dio la confianza para creer en ustedes mismos. Ese es el tipo de primera dama que será Jill Biden", aseguró el presidente electo en la convención del Partido Demócrata del pasado agosto, tras ser nombrado oficialmente como candidato.
Además de en institutos, Jill ha dado clases principalmente en universidades comunitarias (públicas), que generalmente tienen menos prestigio que las privadas en ese país. Su compromiso con la enseñanza pública gratuita ha influido en el programa electoral de Joe, que ha hecho un gran número de propuestas para garantizar el acceso a la educación de calidad de todos los ciudadanos, y que sin duda tienen el sello de Jill.
Entre las más destacadas están: aumentar en 300.000 el número de estudiantes que accedan a las escuelas comunitarias; hacer que asistir a universidades públicas y colegios y universidades históricamente negros (como la Universidad de Howard, en la que estudió la vicepresidenta Kamala Harris) sea gratis para familias que ganan menos de 125.000 dólares al año.
Más allá de la enseñanza superior, el recién elegido presidente también ha prometido hacer que los colegios comunitarios sean gratuitos junto con “programas de capacitación de alta calidad” para todos; proporcionar "financiación completa" para la educación especial (en comparación con el 14% que proporciona actualmente el gobierno federal); y ofrecer créditos fiscales de 8.000 dólares por niño para que familias de ingresos bajos y medios paguen el cuidado infantil.
Compaginar dos trabajos
Pese a apoyar a Joe en su carrera política, Jill Biden siempre se ha negado a renunciar a su carrera. Solo ha abandonado su trabajo en dos ocasiones: en la baja de maternidad de su hija Ashley, y al final de la campaña presidencial de este año, cuando le pidieron que tuviese un mayor protagonismo.
Ni siquiera dejó su trabajo cuando Joe era el vicepresidente de Barack Obama y ella tenía el papel de 'segunda dama'. Durante esos ocho años, Jill alternaba constantemente sus clases con los deberes de segunda dama, una labor encomiable que incluso resaltó Michelle Obama, que dijo que Jill "siempre está corrigiendo exámenes".
Desde 2009 ejerce como profesora en la Northern Virginia Community College y, según cuenta The New York Times, Jill se mostró reticente a la hora de centrarse de lleno en las elecciones y tenía la firme disposición de mantener sus clases. Hasta agosto, tan solo tres meses antes de los comicios, no pidió una excedencia, e incluso la universidad ya tenía programado todo su calendario de clases para otoño.
"Me gusta trabajar. Como muchos de sus lectores, soy una mujer trabajadora. La enseñanza es mi pasión. Eso es lo que me encanta hacer. Esa ha sido mi carrera y realmente un enfoque importante en mi vida, así que siento que podría manejarlo y hacer todo lo demás que las primeras damas quieren hacer", dijo en una entrevista a Vogue.
Además de primera dama, Jill Biden tiene la firme disposición de seguir dando clase y mantener su trabajo fuera de la Casa Blanca. Sin embargo, son muchos los que cuestionan que consiga compaginar ambas labores, puesto que en EEUU el papel de primera dama tiene una gran relevancia institucional.
En caso de que no logre mantener su empleo, es muy probable que tenga un papel activo en política e intente influir desde su posición, sobre todo en lo que concierne a la educación gratuita y de calidad.