Cómo no ser una madre 'apagafuegos': el método de Vanesa Lorenzo para educar en positivo
El yoga y la disciplina positiva es la base del método de Lorenzo para evitar seguir criando niños estresados que se conviertan en adultos desconectados de sí mismos.
9 noviembre, 2020 02:27Noticias relacionadas
Muchas mujeres que son madres no se han parado a reflexionar cómo quieren educar a sus hijos, sobre qué base quieren asentar su relación o ni siquiera cómo quieren tratarlos. Muy pocas han oído hablar de la disciplina positiva o de los beneficios del yoga en los más pequeños y ni se plantean las consecuencias que sus actos de ahora pueden tener en sus hijos del futuro.
"Ahora mismo muchas madres somos apagafuegos y nos perdemos mucho de nuestros hijos. Estamos construyendo una sociedad que va en contra de lo que realmente necesita el ser humano, construimos dinámicas que sabemos que no nos vienen bien y al final somos víctimas de lo que nos proponemos (metas, formas de vivir...) En la relación con los niños, nos perdemos un montón", explica Vanesa Lorenzo, experta en yoga, madre de dos hijas y una de las promotoras de la disciplina positiva en su último libro: "Crecer juntos".
¿Qué disciplina positiva?
"Los principios básicos son la conexión, el respeto y el aliento. Todo ser humano tiene que ser tratado con igual dignidad tenga la edad que tenga y algo que es de sentido común no lo hacemos con los niños. La disciplina positiva propone tratarlos con el mismo respeto que si fueran un adulto".
Esa forma básica de educación que trata de evitar que criemos niños estresados que se conviertan en adultos desconectados parte de un esfuerzo de los padres para cambiar algunos comportamientos que tenemos automatizados. "La primera vez que descubrí la disciplina positiva pensé '¡qué mal lo hago todo!' y es un sentimiento que tampoco nos favorece. Pero, hay que mirar cómo cambiar las cosas".
Lorenzo recuerda que "todo ser humano necesita sentirse parte de un grupo humano" y nuestros hijos también. Por eso, hay que modificar la perspectiva de convivencia en el hogar para crear ese grupo de valor: "A veces con nuestros hijos creemos que podemos ordenarles porque sí, sin tener en cuenta que ellos también son personas que conviven en el hogar y que necesitan encontrar que forman parte de él de verdad. Para eso hay que hacerles partícipes".
Hay que tener en cuenta que, como advierte Vanesa Lorenzo, "lo más fácil es que te salga por naturaleza un patrón tan aprendido, incluso aunque no estés de acuerdo con él". Por eso, lo primero que hay que hacer es una cura "de humildad de mirarse al espejo y decir que no por ser madre tengo por qué saber educar, ver desde qué punto me enfrento y mucha revisión", advierte como receta.
La inmediatez
El problema de la disciplina positiva es que choca con los tempos de una sociedad que sólo vive de los resultados más inmediatos. "Es verdad que los premios y los castigos reconducen en ese mismo momento. La respuesta es muy rápida. Pero a largo plazo, el premio y el castigo no tienen fin. El premio siempre va a tener que ser mayor y el castigo llegará un momento que entrará en dinámicas peligrosas", reconoce.
Además, es un método en el que ayudaría también tener cierta complicidad tanto en la escuela como en el resto de extraescolares para obtener mejores resultados. "A mí cada vez me da menos miedo poner en duda qué método educativo están implantando en las extraescolares de mis hijas o en el colegio. Y me da menos miedo preguntar a los profesores cosas que son de peso educativo. A veces nos centramos en si comen bien o pasan frío, que es importante, pero no preguntamos cómo están tratando el pensamiento crítico o cómo evitar que se sientan influenciados por las redes sociales...".
Tampoco hay que confundir la autoestima de los menores con tender a decirles que lo hacen todo bien, como está ocurriendo ahora en la práctica de muchas disciplinas deportivas a niveles infantiles y juveniles: "La oportunidad de los juegos de equipo para trabajar la disciplina deportiva es maravillosa, pero todos los padres tienen que estar a una".
Yoga
En el libro que presenta Vanesa Lorenzo, se puede entender como una buena solución a estos problemas la práctica del yoga, pero no sólo para los padres, sino también para los niños. En 'Crecer juntos' se ofrecen ejemplos de ejercicios para realizar por los más pequeños, en tres tramos de edad (de 3 a 6 años, de 6 a 12 y en adolescentes), donde ya se habla de conceptos como conciencia y profundidad porque los niños están muy abiertos a interiorizarlos.
"Se puede hablar ya de cómo sentir la respiración, focalizar la mente, introducir la meditación un poquito...". Claves que les pueden ayudar en situaciones cotidianas para ellos como el colegio o los deportes.
Sin olvidarnos de los hogares: "Las casas estresadas crean padres e hijos estresados. Ellos son mucho más permeables que nosotros porque están en el desarrollo. Y yo lo noto, el estado en que esté yo, mis hijas se impregnan de eso y podemos acabar todos a gritos", asegura.
Eso sí, las primeras que tienen que aprender a lidiar con su perfil de apagafuegos son las madres que, como señala Vanesa Lorenzo, sufren la llamada "carga femenina" como una losa que acaba teniendo consecuencias físicas para ellas.
"La carga mental real de las mujeres es enorme. En el mejor de los casos, nos hemos repartido las tareas pero no la logística. Somos nosotras las que repartimos y asumimos esa carga que es mucho más dura que ejecutar una tarea". Su propuesta para ser realmente conscientes de todo lo que hacemos es escribir una lista: "Facilita todo mucho si lo escribimos y lo compartimos con la pareja".
Ese peso de la casa, la educación y el trabajo acaba repercutiendo en la salud de las mujeres con niveles de exigencia altísimo. Y ahí vuelve a entrar el yoga como terapia: "Me ayuda a tener una postura ante la vida que sea observar y no tener miedo a darte cuenta de lo que haces mal. Además, el poder atenderte a ti misma aunque sea poco... Pensamos que con 10 minutos no hago nada, pero esos 10 minutos 4 veces a la semana es muchito".