La Casa Madre de las Hermanas Franciscanas de Waldbreitbach (Renania-Palatinado, Alemania) ofrece a las mujeres de la Iglesia un 'curso para diaconisas' que les otorga una titulación llamada "Servicios de liderazgo diaconal para mujeres". Aunque el puesto de diaconisa todavía no está aprobado en la Iglesia Católica, esta orden femenina ha decidido comenzar la preparación con la esperanza de que en un futuro próximo se vuelva una realidad.
"Como historiadora, sé que los procesos de renovación y cambio toman mucho tiempo en la Iglesia", reconoce Irmentraud Kobusch, la directora de la comunidad que ha creado el curso. En conversación con Katolisch.de, Kobusch afirma que no puede "decir cuándo, pero estoy firmemente convencida, como todos los hombres y mujeres de la red, de que los esfuerzos por abrir el diaconado a las mujeres acabarán dando sus frutos".
El curso tendrá una duración de tres años y, según informaciones de Religión Digital, "va a empezar inminentemente". "Ahora hay 16 mujeres en la línea de salida", dice Kobusch. Pese a que ya hubo anteriores intentos de que se permitiese a las mujeres ser diaconisas, incluso se realizaron este tipo de cursos en 1999 y en 2003, Kobush considera que esta vez el panorama eclesial es más propicio a una reforma.
Con esta titulación se busca que las mujeres interesadas "adquieran habilidades que puedan usar en muchos lugares de la Iglesia", asumiendo que de momento ellas se dedican al trabajo social de la Iglesia o "la atención pastoral de los enfermos y ancianos", pero no tienen acceso al diaconado.
"Debemos tener en cuenta que dentro de dos años puede que no sea posible conseguir el puesto, sin dar la espalda a la Iglesia o caer en la rabia destructiva y la decepción", explica Kobusch en declaraciones recogidas por Religión Digital. El curso, en consecuencia, ayuda a las mujeres a "gestionar la tensión" que las genera el veto sufrido, y "las invita a tener esperanza".
Mientras se forman en "diaconía, liturgia y proclamación. Siempre con la mirada puesta en las necesidades de la gente de hoy", dice Irmentraud Kobusch, las alumnas deben realizar un "camino personal de reflexión de su vocación".
Los diáconos son clérigos que están ubicados detrás de los sacerdotes en la jerarquía de la Iglesia. Pueden oficiar bautizos, funerales y bodas, pero no están autorizados a celebrar misas, confesar o ungir a los enfermos. Es un rol que actualmente está reservado a hombres y que además, a diferencia de los sacerdotes, se pueden casar.
La Iglesia primitiva
Pero, a pesar del debate interno, que las mujeres puedan optar al cargo de diaconisas no sería algo nuevo en la Iglesia Católica. En la Iglesia primitiva podían acceder a este puesto y María José Arana, teóloga y religiosa del Sagrado Corazón de Jesús, asegura que en la Iglesia "hay muchísimo miedo a reconocer" este hecho por si provoca que después del diaconado femenino "se cuele el sacerdocio de las mujeres".
"En el fondo hay una resistencia terrible a ceder poder y a brindar un reconocimiento a las mujeres", afirmó Arana, autora de Mujeres sacerdotes, ¿por qué no?, en 2019 a Nueva Vida Digital.
La teóloga reivindica que las mujeres formen parte del cambio en la Iglesia y no se la den "ya cambiada" y reclama que, en caso de aprobarse, el papel de diaconisa tenga el mismo reconocimiento que el de un diácono. "Nos nombran párrocos pero nos reconocen poco menos que como un ayudante", critica.
Comisión
En este sentido, y ante las peticiones de cambio de parte de la Iglesia, el papa Francisco anunció al final del Sínodo para la Amazonía de este año, la creación de una comisión mixta que estudiará el diaconado femenino y su existencia en la Iglesia primitiva.
En 2016, después de una reunión con la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), estableció una primera Comisión de Estudio sobre este tema, pero el organismo logró un resultado parcial. Según Vatican News, Francisco comentó el resultado del trabajo en 2019 en un nuevo congreso con la UISG y lo definió como "un paso adelante", aunque no concretó nuevas medidas al respecto.
El Pontífice, hablando con las religiosas, dijo que era necesario continuar con el estudio para comprender cuál es el papel de la mujer en la Iglesia y "no equivocarse al pensar que es solo un trabajo funcional".