Hace menos de dos semanas el papa Francisco y sus colaboradores salían a la audiencia general a cara descubierta, sin mascarilla para protegerse a sí mismos y a los fieles. Tras las críticas, el pontífice rectificó y rechazó saludar personalmente a los visitantes para cumplir con las medidas de seguridad y evitar contagios. Sin embargo, el aumento de las restricciones en el Vaticano no ha impedido que el virus se expanda por la pequeña ciudad.
Desde hace días los contagios entre la Guardia Suiza, encargada de la seguridad del Papa y la Santa Sede, han aumentado hasta los once positivos. El lunes eran solo cuatro, pero este sábado el Vatican News confirmó que otros siete guardias habían dado positivo en las pruebas.
La Oficina de Prensa de la Guardia Suiza Pontificia comunicó que los casos positivos han sido aislados inmediatamente y se están realizando controles. Mientras tanto, además de lo que ya ha ordenado la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano para contener el contagio de Covid-19, se han tomado medidas "más útiles", sobre todo en lo que respecta "a la planificación de los servicios de la Guardia, para excluir cualquier riesgo de contagio en los lugares donde la Guardia Suiza Pontificia presta sus servicios".
Pero el virus que asola el mundo ha llegado también a la residencia del papa Francisco, de 83 años. Este sábado Matteo Bruni, portavoz de la Santa Sede, confirmó que hay un caso y aseguró que el afectado no presenta síntomas y ya ha sido aislado.
El enfermo ha abandonado temporalmente la Casa Santa Marta, la residencia donde el pontífice argentino prefirió vivir dentro del Vaticano, y con él han sido aisladas todas las personas con las que ha mantenido contacto directo.
Bruni señaló que los tres residentes del Vaticano que en los últimos días habían resultado positivos en coronavirus ya se han curado, aunque se ha notificado otro caso de un residente de la Ciudad del Vaticano.
Mascarilla obligatoria
El Gobierno del Vaticano ha obligado al uso de la mascarilla en todo su territorio, también al aire libre, y en todas sus sedes extraterritoriales, los territorios y edificios romanos sobre los que tiene jurisdicción.
El pasado miércoles, cuando el papa Francisco no usó la mascarilla durante la audiencia general con los fieles, entró en vigor la obligación de llevarla en el Vaticano. Solo se le ha visto con ella en una ocasión, dentro de un coche que le trasladaba en el interior de los muros de la Santa Sede.
Esta semana, el pontífice pidió perdón por no acercarse a saludar y renunciar a la cercanía, pero instó a los asistentes a respetar los protocolos sanitarios contra el coronavirus.
No es la primera vez que la Ciudad del Vaticano registra casos, durante la primera ola de la pandemia se notificaron doce casos de contagio. En esta ocasión, si contamos con la Guardia Suiza, el número es más elevado.