Cuando se habla de la Guerra civil española a menudo se obvia que fue una cruel guerra donde perecieron tanto hombres como mujeres. En el bando republicano, tal y como relató George Orwell en su relato Homenaje a Cataluña, las mujeres habían luchado codo con codo con los hombres "sin que nadie se extrañara". Algunas fueron milicianas; muchas colaboraron con los republicanos desde la sombra en territorio hostil; otras, simplemente eran amas de casa y esposas de hombres que luchaban contra el fascismo en España. Estas últimas también sufrieron la violencia de los nacionales.
Sin embargo, las continuas excavaciones en Andalucía —una de las tierras que más sufrió las crudezas de la guerra—, dejan un resultado inquietante. Y es que encontrar las fosas comunes a las que fueron arrojadas está resultando verdaderamente difícil.
Las cinco principales fosas conocidas de Andalucía donde se arremetió contra un grupo de mujeres se encuentran entre las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla. Eran vecinas concretamente de Grazalema, Guillena, Fuentes de Andalucía, Puebla de Guzmán y Zufre y solo en estos dos primeros municipios han hallado los restos de quienes fueron brutalmente asesinadas.
La última excavación (los resultados se han presentado en la Junta de Andalucía el pasado 28 de diciembre) ha tenido lugar en el cementerio de Higuera de la Sierra, donde en noviembre de 1937 fueron fusiladas, sin juicio previo, hasta 21 personas —la mayoría vecina del cercano pueblo de Zufre—. Entre estas víctimas, 16 eran mujeres. Pese a tener indicios sobre dónde podían estar enterrados sus restos, la casi veintena de sondeos que se han llevado a cabo sobre el cementerio de Higuera no han podido recuperar sus huesos.
Masacre de Zufre
Para acotar los límites de una fosa común, los excavadores e investigadores recurren a voces testimoniales, testigos aún vivos, que puedan concretar dónde hay enterrados cuerpos de la Guerra Civil. En este caso, no han tenido éxito en la búsqueda.
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Cecilio Gordillo, coordinador del Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de la CGT-A e impulsor del proyecto Todos los nombres, quien ha trabajado en varias de las exhumaciones de toda Andalucía. En Zufre, tal y como relata el coordinador, han levantado todo el cementerio y no han encontrado rastro de ellas: "Se interviene y se buscan pero no se encuentran a las mujeres".
Es algo que se ha repetido a lo largo de los años con las víctimas de Fuentes de Andalucía y Puebla de Guzmán. Ahora, ha vuelto a ocurrir con las rosas de Zufre. Sus nombres eran Teodora, Remedios, Modesta, Josefa, Elena, Bernabela, Dominica, Felipa, Amadora, Mariana, Antonia, Encarnación, Faustina, Carlota, Amadora y Alejandra. Tenían entre 30 y 62 años.
Habían sido detenidas supuestamente por marxistas y por alentar a las masas izquierdistas, así como por insultar a los derechistas. "En vista de todo lo expuesto y teniendo en cuenta que estas mujeres han sido todas dirigentes del marxismo, al que aún adoran con toda su alma; que excitaron a los hombres para que cometieran tantos y tantos delitos; que cometieron toda clase de injurias y vejámenes con infelices personas de orden, que han proporcionado víveres a los fugitivos, (...) considerándolas autoras de delito tan gravísimo, procedió a su detención para ser puesta a disposición del Señor Teniente Coronel Don Fermín Hidalgo", declaró el comandante militar Eduardo Novoa sobre las apresadas.
Las 16 mujeres fueron ejecutadas el 4 de noviembre de 1937. Sus familiares siguen sin saber dónde se encuentran después de años de excavaciones y duro trabajo. La esperanza está en seguir los pasos de las otras dos fosas que sí han sido localizadas, como es el caso de las 17 rosas de Guillena o las 15 rosas de Grazalema. En eso y en la ayuda institucional, claro está.
Falta de apoyo
En este sentido, Gordillo reclama mayor apoyo institucional. Afirma que la fuerza que tienen los ayuntamientos no la tienen los movimientos sociales y comenta cómo la primera fosa común femenina fue hallada gracias a la colaboración de quien fuera alcalde de Grazalema.
"Los ayuntamientos no han participado en el 99% de las exhumaciones y tampoco han trabajado en informes previos", se lamenta. Así, el mapa de fosas, que se cuentan por más de 700, se pone en duda ante la falta de evidencias. "El propietario del terreno tiene que informar. Si un ayuntamiento es el propietario de un cementerio, tiene que emitir un informe, ya que es quien puede acceder a los libros de cementerios en condiciones", considera. Esto, por desgracia, no ocurre. De hecho, comenta cómo en numerosas ocasiones, cuando unas obras sacan a la luz restos humanos, se les llama a ellos en lugar de a las competencias municipales.
Se dio más la colaboración institucional al final del franquismo que ahora
Asimismo, asegura que es más complicado realizar exhumaciones en estos tiempos que con la llegada de la democracia y la extinción de los organismos dictatoriales: "Se dio más la colaboración institucional al final del franquismo que ahora". Por ello, Cecilio Gordillo pide que se exijan responsabilidades a aquellas empresas privadas e instituciones que tengan en su propiedad un área que sea susceptible de albergar una fosa común. "Hasta ahora no se ha pedido ningún tipo de responsabilidad", alega.
No obstante, no todo son malas noticias. Sí que ha sido posible cumplir con la Memoria Histórica en cierto modo ya que el equipo de arqueología, liderado por Elena Vera, Juan Manuel Guijo y Jesús Román, ha podido hallar otros 20 cuerpos de represaliados, 19 hombres y una mujer. Las excavaciones surgen de una iniciativa que parte de los familiares que padecieron la represión franquista y del Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de la CGT-A, el cual busca poner nombre, apellido y rostro a todas aquellas víctimas que permanecen en el olvido de la Historia Contemporánea española.
Acerca de las fosas comunes únicamente ocupadas por mujeres, Gordillo apunta que "solo se dan en los sitios donde ha triunfado el golpe de estado". Esto se debe a que fue en provincias y comunidades en las que la República no pudo defenderse donde las mujeres no pudieron evitar la pena de muerte sentenciada por los falangistas.
Que estas 16 mujeres aún no hayan sido localizadas implica que o bien se ha de seguir excavando hasta dar con ellas, o bien fueron movidas de aquel lugar. Exactamente por eso se debe conseguir el apoyo institucional, para conocer de primera mano todos los archivos y registros elaborados sobre el terreno y terminar con la agonía de unos descendientes que necesitan enterrar dignamente a sus familiares. En algún lugar deben descansar sus restos.