El 83% de las mujeres de entre 16 y 29 años que viven en Europa limitan a dónde van y con quién pasan su tiempo libre por miedo a ser víctimas de acoso o abuso, según un informe de la Unión Europea que muestra que, en general, sólo se denuncian un tercio de todos los episodios de violencia física.
"Hemos visto que sólo el 30% de los incidentes de violencia física fueron notificados", resume Sami Nevala, uno de los expertos que ha participado en el estudio "Delitos, Seguridad y Derechos de las víctimas", publicado por la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la Unión Europea.
Con todo, las cifras de denuncias varían entre el 9 y el 40% de los delitos, según los países, lo que muestra, según la FRA, diferentes niveles de confianza en la capacidad o la voluntad de la Policía de investigar los delitos.
Los datos de que el informe sí tiene constancia, recogidos en una encuesta a 35.000 personas de los 27 socios comunitarios, más Reino Unido y Macedonia del Norte, muestran que, en los cincos años previos, un 9% experimentó algún tipo de violencia y un 6% en los doce meses antes del informe, lo que supone 22 millones de personas.
Respecto al acoso, el 29% de quienes viven en la UE, casi 110 millones de personas, sufrieron comentarios, gestos o mensajes ofensivos o amenazantes en los últimos doce meses, cifra que llega al 41% si el periodo se alarga a cinco años atrás.
En su estudio, el primero de este tipo, lo que impide saber si ha habido un cambio respecto a los últimos años, la FRA analizó los casos de violencia física, incluida la sexual, y el acoso, en forma de insultos, comentarios o amenazas, tanto en persona como por medios digitales.
Entre jóvenes
Los datos de la FRA señalan que el 23% de los jóvenes (16-29 años) sufrieron algún tipo de violencia en los cinco años anteriores al informe, frente a sólo el 10% en otros grupos de edad.
Otros grupos que experimentan más agresiones que la media de la población son las minorías étnicas (22%), los no heterosexuales (19%) y personas con discapacidad (17%).
En lo que respecta al acoso, los grupos más afectados son, de nuevo, los jóvenes (61%), la comunidad LGBTI (57%), los inmigrantes (54%) o las personas con discapacidad o problemas de salud (50%).
Diferencias entre sexos
Aunque los datos de la encuesta señalan que las mujeres sufren tanto acoso, en términos generales, como los hombres, las estadísticas se alejan cuando el tipo de amenaza es sexual: 18 % en el caso de ellas y sólo 6% en el que sufren ellos.
Las diferencias entre sexos también se dan en el lugar en el que se producen las agresiones y en la naturaleza del agresor.
Hasta el 37% de la violencia física (excluida la sexual) contra las mujeres tiene lugar en el domicilio, en la mayoría de las veces a manos de un familiar.
Los hombres, por su parte, son atacados mayoritariamente en espacios públicos (un 39% de los casos) por desconocidos (42%).
Las violaciones
"En el caso de las mujeres, el agresor suele ser un miembro de su familia o un conocido y el conflicto sucede dentro de casa, mientras que los hombres sufren más ataques en público por parte de extraños", resume Nevala.
Entre los datos que revela el informe, la propia FRA califica de "impactante" que el 83% de las mujeres entre 16 y 29 años evitan algunos lugares, calles o estar a solas con personas que conocen "por miedo a ser asaltadas o acosadas física o sexualmente".
Sólo el 58% de los hombres de esa edad recurre a esa limitación de movimientos para evitar ataques.
"Definitivamente, los países pueden hacer más para garantizar la seguridad y derechos de su ciudadanía", afirma el experto de la FRA.
"Lo que los Estados miembros deben hacer es mirar las diferencias entre sus víctimas, identificar a los grupos más afectados y protegerlos con medidas concretas para los más vulnerables", sentencia Nevala.
Principal agresor
Este estudio demuestra que la violencia física sigue siendo ejercida, en mayor parte, por hombres, solos o en grupo. En un 72% de los ataques sufridos por hombres, el agresor es también un varón, mientras que esa cifra baja al 60% cuando la víctima es una mujer.
Para hacer frente a estos problemas, Nevala considera que los Estados deberían invertir en la educación de las nuevas generaciones.
"Debería haber una mayor inversión en educación para la gente joven, sobre cómo resuelven y gestionan sus conflictos y para dejarles claro que la violencia no debe ser nunca la respuesta a ellos", concluye.