El Poder Judicial es uno de los pilares de nuestra democracia pero también uno de los más maltratados por la política y la sociedad. El desconocimiento de parte de la población sobre su funcionamiento y su 'mala fama' -'la Justicia es lenta', 'está politizada', 'es patriarcal'...- provoca que en cada caso mediático haya una sombra de sospecha y desconfianza hacia las decisiones que toman los jueces.
Por esa "frustración" que sentía por el desconocimiento sobre lo que es la asociación judicial la magistrada Natalia Velilla decidió escribir Así funciona la Justicia (Arpa), un libro en el que explica su experiencia en el camino hasta convertirse en jueza, los entresijos del sistema judicial español y las bondades, pero también defectos, del poder judicial.
"No se puede mejorar ninguna institución si no es asumiendo las debilidades. Una visión idealizada del Poder Judicial no creo que sirva de nada porque genera aún más desconfianza", explica a MagasIN.
Igual que critica la politización del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Natalia Velilla, que actualmente es magistrada de Primera Instancia en el juzgado número 7 de Familia y Protección al Menor de Móstoles (Madrid), defiende la independencia del resto de estructuras judiciales.
"El Poder Judicial que se encuentra un ciudadano cuando va a un juzgado es totalmente independiente, es lo que la gente tiene que entender. Ellos también resuelven cosas que son de interés público como sucede por ejemplo con el supuesto de Ayuso con las elecciones de Madrid que se encargó la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Esas son personas que han accedido por mérito y capacidad, no políticamente".
Ello no quita que, aunque representan una pequeña parte del sistema judicial, Velilla, como la mayoría de jueces de España, exija una despolitización en la elección de vocales del CGPJ, cuya renovación ha estado bloqueada dos años.
"Los magistrados normales y corrientes accedemos por mérito, capacidad y antigüedad. Estos cargos discrecionales tienen una sombra de politización porque son elegidos por vocales que a su vez han sido elegidos de manera política. No creo que todos los cargos discrecionales actúen por motivaciones políticas pero es evidente que si los políticos no sacasen rendimiento de alguna forma al designar a los vocales del CGPJ no pondrían tanto interés en ellos".
A su vez, en Así funciona la Justicia, un libro que EL ESPAÑOL sortea entre sus suscriptores, insiste en la necesidad de que la elección de esos cargos discrecionales sea más transparente ya que a veces "los méritos se acomodan según les interesa" y convierte el sistema en algo "totalmente opaco" que además, puede perjudicar a las mujeres a la hora de llegar a ciertos puestos.
"Creo que al final es una cosa de muy pocos que se reparten el pastel y el poder tradicionalmente ha sido masculino tradicionalmente es así entonces esto es beneficiar al que haya más mujeres en la cúpula judicial".
'Solo sí es sí'
Entre las polémicas judiciales se encuentra el anteproyecto de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, más conocida como ley del 'solo sí es sí' presentada por el Ministerio de Igualdad, y cuyo borrador ya ha sido rechazado por el CGPJ.
"Es totalmente prescindible", afirma tajantemente Velilla cuando se le pregunta por su opinión sobre ello. "Es una ley política, no jurídica, que se basa exclusivamente en propaganda partidista. Ningún técnico en Derecho consultado salvo el Consejo Fiscal ha dado el visto bueno y el propio CGPJ ha dicho que puede ser inconstitucional".
"Incluso asociaciones como Jueces para la Democracia, que no es precisamente sospechosa de conservadora, ha hecho un modelo de informe diciendo que se está vulnerando el principio de presunción de inocencia del posible imputado porque se está haciendo depender de la prueba del consentimiento al imputado invirtiendo la carga de la prueba. Es una ley completamente innecesaria y oportunista".
Velilla explica que "se ha aprovechado un movimiento dirigido a raíz de la sentencia de La Manada para crear un estado de opinión de que en España no se castigan las violaciones" cuando "España es uno de los países de Europa con las penas más elevadas en delitos contra la libertad sexual".
"La pena es la manipulación que se está haciendo. Al final nos entretienen con este tipo de reformas porque modificar el Código Penal es súper sencillo, a coste cero y encima te ganas un montón de votos, y sin embargo se olvidan otras cuestiones muchísimo más importantes como por ejemplo la educación, la potenciación del respeto a la libertad sexual y de unas políticas efectivas que cuestan mucho más dinero".
Ley de Violencia de Género
Al lado contrario estaría la Ley de Violencia de Género que, en opinión de Velilla, "ha sido muy positiva en muchísimos aspectos", puesto que va más allá del aspecto penal. "Tiene un montón de artículos que se refieren a educación, publicidad, contenidos audiovisuales, ayudas a las mujeres que se encuentran en una situación de sometimiento por parte de sus parejas... Es una ley positiva general para evitar determinadas estructuras y que además ha sido copiada en otros países".
El único 'pero' que le pondría a esa ley es "que en algunos supuestos el automatismo sí que puedes llevar a situaciones injustas". "Pongo el ejemplo de María José Carrasco, una mujer que tenía una enfermedad degenerativa y cuyo marido, Ángel Hernández, la auxilió para acabar con su vida. A él se le investigó por un posible delito de violencia de género por la asistencia al suicidio, y yo dudo que en ese caso se pueda hablar de una situación de machismo. En ese sentido, yo sí que creo que tendría que existir una vía por la cual el automatismo no fuese tan radical como es este caso".