El Tribunal Supremo de EEUU evitó este jueves bloquear la controvertida ley que prohíbe el aborto a las seis semanas de gestación que entró en vigor ayer en Texas y la dejó en pie gracias a la mayoría de magistrados conservadores.
La decisión, dada a conocer esta madrugada, se saldó con un resultado ajustado de 5-4 y supone el rechazo a la solicitud de urgencia presentada por clínicas en ese estado para bloquear la ley, conocida como Ley 8 del Senado.
El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, se unió a la minoría progresista, pero pero no fue suficiente dada la mayoría conservadora.
La medida supone que prácticamente se veta abortar en Texas, ya que ni siquiera contempla excepciones en casos de incesto o violación.
Ninguna otra ley similar que prohíba abortar a las seis semanas de gestación -cuando se puede detectar el latido del corazón del feto y muchas mujeres no saben aún que están embarazadas- ha entrado en vigor en Estados Unidos.
En su solicitud de emergencia para bloquear la legislación, las clínicas de servicios abortivos advirtieron de que la ley "reduce inmediatamente y catastróficamente el acceso al aborto en Texas, prohibiendo cuidados al menos al 85% de los pacientes" que requieren de una intervención de este tipo en el estado.
Todavía no se conocen los siguientes pasos que tomarán las clínicas que emitieron la solicitud de emergencia al Supremo, ya que querían esperar a la resolución del Tribunal. No obstante, algunas de ellas apuraron el tiempo al máximo y atendieron a pacientes hasta casi las doce de la noche, momento en el que entró la medida en vigor.
"Nuestro personal clínico vio a pacientes hasta las 23.56, justo tres minutos antes de que la prohibición del aborto entrara en vigor en Texas", tuiteó Whole Woman's Health, una de las clínicas demandantes.
Por su parte, Vanessa Rodríguez, responsable del centro de atención telefónica de Planned Parenthood en Gran Texas, apuntó que "es importante recordar que las leyes no evitan que la gente se quede embarazada".
Biden contra la ley
Debido a las fuertes protestas por parte de sectores progresistas tras la entrada en vigor de esta ley, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió que defenderá el derecho al aborto.
Biden consideró que la ley texana "viola flagrantemente el derecho constitucional" al aborto que fue establecido en 1973 por la Corte Suprema en el caso "Roe contra Wade", pero no llegó a anunciar acciones legales de su Gobierno contra la ley, como ha ocurrido con otras iniciativas estatales para restringir el aborto.
"Mi Administración está profundamente comprometida con el derecho constitucional establecido en Roe contra Wade hace casi cinco décadas y protegerá y defenderá ese derecho", afirmó el gobernante en un comunicado distribuido por la Casa Blanca.
Una de las mayores dificultades para Biden es que la norma de Texas está diseñada para ponérselo difícil a los tribunales, ya que normalmente una demanda que busca bloquear una ley al considerarla inconstitucional nombra a funcionarios gubernamentales como acusados.
Pero esa ley prohíbe a los funcionarios estatales aplicar la legislación al delegar en particulares la posibilidad de denunciar a cualquiera que lleve a cabo un aborto.
Al respecto, Biden consideró "escandaloso" ese punto de la ley que delega en particulares el poder de interponer una denuncia y avisó de que podrá tener consecuencias negativas en familias donde alguien pueda haber tenido un aborto o entre el personal médico del estado de Texas.
Asimismo, consideró que dificultará el acceso de las mujeres a la atención médica, especialmente de aquellas con bajos ingresos o que pertenecen a comunidades de color.