La escritora Coloma Fernández: "Las canas son un estigma que está convirtiéndose en moda"
La autora acaba de publicar En Blanco (Tres Hermanas) donde habla del sencillo acto de aceptar el paso del tiempo y lucir el cabello al natural, sin tintes ni prejuicios.
30 septiembre, 2021 01:47Noticias relacionadas
Un buen día la escritora Coloma Fernández (Gijón, 1962) se miró al espejo recién levantada para descubrir una gran raya blanca que cruzaba su cabello. Sin embargo, lejos de sentir una alarmante preocupación, se fijó en la belleza de ese "rayo plateado", pasando en un solo instante de "detestar algo a amarlo", tal y como ella relata durante nuestra entrevista.
De esa contradicción y alguna que otra reflexión de la madurez surge En blanco (Editorial Tres Hermanas), su último libro que está arrasando desde su reciente publicación y en el que acompañamos a una mujer de cincuenta años llamada Inés por algunos aspectos vitales con los que muchas mujeres se sentirán identificadas. Una novela que se va destiñendo progresivamente hasta llegar a la página en blanco.
El acto de ir a la peluquería a teñirse y taparse las canas deja de ser una preocupación en la agenda de la publicista y escritora Coloma Fernández, que opta por quererse tal y como es, y empoderarse de aquello que ilógicamente era un estigma femenino. Con tres libros, letras de canciones y un guion junto a su hermano llamado Nada en la nevera, no ha dejado de inventar y dejar volar su inquietud en el mundo de las letras. "Soy sentimentalmente bastante desastre con una vida emocional bastante diferente a mi vida profesional", nos afirma.
¿Qué le aportan los libros a Coloma Fernández?
Creo que los libros me compensan de los novios que no he tenido, y en ellos pongo mucha emocionalidad. Mucha gente dice que los libros son como hijos, pero para mí son como relaciones de pareja, como otras vidas posibles. Me compensa por dentro algo muy fuerte, por eso pongo tanta pasión en la promoción de ellos.
¿Qué nos cuentas con este libro llamado En Blanco?
Han pasado diez años desde mi último libro de poesía, Todo flota, que ganó el premio Torrevieja, y en este tiempo he acabado tres libros. Realmente siempre estoy haciendo libros por dentro, pero no siempre me apetece sacarlos.
Sin embargo, En Blanco siempre ha tenido mucha fuerza, sale de un hecho real que es mi lucha con las canas desde hace 25 años, porque tengo desde que soy muy jovencita. Y un día se me va de las manos porque no voy a la peluquería cuando debo ir y veo que hay ese rayo plateado que me parece muy bonito. Esa contradicción me hizo pensar cómo de arbitraria es la vida. Un día te gusta una cosa y al día siguiente te deja de gustar. El personaje nace de ahí, pero luego se aleja de mí, se despega porque tiene otra identidad y eso es algo que me encanta.
¿Cómo empodera a la mujer el dejarse las canas?
Es como todo. Yo creo que es un estigma que está convirtiéndose en moda. No sé si es que ahora me fijo más, como cuando estás embarazada y ves a todo el mundo embarazado, pero sí que veo más gente que luce sus canas. Hay una manera de llevarlas, de cortarte el pelo, ya no es la mujer del pelo corto de antes. Yo veo que a esto le queda 10 minutos para ser integrado y tendencia. Me parece súper tópico lo de que hace mayor, blanco y con canas es un pelo muy bonito.
¿Qué otras decisiones estéticas te han ayudado a empoderarte?
Tengo bastante extrañeza hacia la imagen que queremos dar cuando somos maduras. La decadencia, que tengas arrugas, que tu cuerpo tenga otra dinámica, eso me parece súper bonito. Una piel más madura pero bien conservada, no digo que haya retoques estéticos geniales hechos porque hay gente que respeta la edad y hace cosas muy buenas. Pero cuando intentas poner cosas de una mujer de 20 a una de 80 algo falla.
Creo que se va a empezar a ver el envejecimiento como algo más bonito. Ese modelo que tenemos en Europa de la mujer con el pelo largo, madura y genial con un aire estiloso, siento que ahora la veo en España también. Envejecer de otra manera, quizás sin dejarnos tanto pero sin temer a las arrugas y el cambio del cuerpo.
¿Es la edad la mejor medicina para aprender a quererse?
Hay muchas presiones que se tienen a los 30 que ahora no tenemos, y que te permiten vivir de una forma más libre y gozosa. Por ejemplo, yo he tenido bastante lucha con mi propio cuerpo, con estar delgada y no tenerla ahora es una maravilla. El cuerpo de una mujer madura tiene mucha más libertad en ese sentido.
La maternidad desempeña un papel importante en tu libro, ¿qué estigmas crees que rodean este concepto?
La maternidad para mi es un "egotrip". Tú quieres que tu hijo o hija se coloque en un sitio donde tú no sufras, ese es el resumen. Dicen: "cuando seas madres entenderás a tu madre". Pues a mí eso no me ha pasado. No quieres que salga para sentirte cómoda, quieres que vaya por un camino concreto para estar tú cómoda. Aún estoy en revisión, tengo una hija joven y veo cómo la intento meter en el camino que conozco y cómo me asusta tanto que ande por caminos que desconozco.
La maternidad es la revisión del ego de cada uno, te golpea tan fuerte que te colocas tú delante de algo que te apasiona y te hace feliz, es muy intenso. La relación madre e hijo habla mucho más de la madre que lo que debería. Me encantaría desaparecer como madre y dejar a mi hija crecer, pero es muy costoso, es un reto muy difícil.
También te puedes ver en ella reflejada, aunque no esté viviendo los años de La Movida como tú.
Parece un tópico, pero los años 80 fueron muy divertidos, mas allá de que yo tuviera 20 años entonces. En la agencia de publicidad todo era vivo, maravilloso, ese primer contacto con el primer amor, los amigos… Es una etapa muy feliz, lo uno bastante a una vida divertida y a una época muy alegre más que nada por el motor de la creatividad.
Precisamente es en esa etapa en la que conoces a Nacho Cano, al que dedicas un guiño en tu libro..., ¿cómo es ser la chica a la que dedicó El 7 de Septiembre?
Antes del 7 de Septiembre está La fuerza del destino, son canciones que van unidas. Nacho es mi primer novio y un amor importantísimo en mi vida, le conozco con 19 años y el 18 y estamos siete u ocho años juntos. Aprendí muchísimo de creatividad, el volcarse, la intensidad en el trabajo, porque Nacho es un trabajador extremo.
La fuerza del destino la hizo primero, que apareció Penélope para hacer de mi personaje y después cuando ya estamos separados hace El 7 de septiembre. Son dos canciones que van como una primera y segunda entrega de la novela, muy bonitas. Es verdad que El 7 de septiembre siempre me parece un poco agridulce, porque ya la relación estaba terminado y es una historia real, nos veíamos durante los primeros años y siempre quedó ahí como esa intensidad entre los dos y ese cariño. Un primer amor que por circunstancias se hizo canciones.
¿Le has dedicado tú alguna obra a Nacho Cano?
Nacho está en Querida yo, está en Mil dolores pequeños. Ese desamor lo viví muy intenso, pero nunca he escrito algo dedicado a alguien concreto. En este libro En blanco hay un homenaje a mi compi de publicidad, que fue una historia jamás acabada. Pero la pasión que sentí con Nacho sí que la he usado como medida del amor, porque fue el primero.
Hablando de mensajes ocultos, ¿cuál quieres que cale en la mente del lector tras leer tu último libro?
Me planteo mucho de que va realmente En Blanco. Está gustando mucho y cada uno me dice una cosa distinta. Para mí el mensaje es que hay muchas vidas en una. Te casas y tienes hijos y de repente eso es tu vida, pero no. Puedes ser muchas personas dentro de una misma vida y eso es maravilloso.