Marta Fresnedoso siempre daba la imagen de ser la mujer perfecta. Estudió Ciencias Empresariales y después un máster. Rápidamente consiguió un trabajo en una prestigiosa auditoría internacional y se convirtió en una ejecutiva de éxito. Parecía que su vida iba bien encaminada, aunque nunca es oro todo lo que reluce. "No tardé en darme cuenta de dónde me había metido: la primera semana a una compañera le dio un ataque epiléptico por la presión que soportábamos. La competitividad entre compañeros era brutal".
Se dio cuenta de que no quería dedicarse a eso toda la vida y cambió de rumbo por completo para seguir su vocación: ser guardia civil. Se presentó a las oposiciones y en 2009 obtuvo su plaza. Tres años más tarde ya era sargento de la Guardia Civil, su puesto soñado. Pero, bastante tiempo después, una acumulación de situaciones personales le hizo sumirse poco a poco en una depresión. Cuando se dio cuenta "ya la tenía encima".
"Siempre me había considerado una persona muy fuerte, que tiraba para delante con todo, y no me había dado el tiempo suficiente a curar algunas heridas del pasado. Al final esa mochila pesaba tanto que me acabé derrumbando", cuenta a MagasIN. "En ese momento fíjate que yo pensaba que me pasaba de todo menos que era una depresión. Cuando empecé a notar síntomas pensaba que me faltaban vitaminas o que mi síndrome premenstrual era muy fuerte, mil cosas antes que darme cuenta que tenía un problema de salud mental".
Siguió cargando con esa mochila, en parte también por el estigma que aún recae sobre la salud mental. "Yo siempre había tenido una imagen como impecable, muy profesional, de fuerza. Además, no olvidemos a lo que me dedico. Me daba mucha vergüenza el haberme roto en este sentido porque sentía que podía parecer que era una persona débil e indigna de alguna manera". Pero llegó un punto en el que su cuerpo le obligó a parar al sufrir un fuerte ataque de ansiedad.
"El día que decidí irme al hospital fue un día que se me pasaron ideas muy destructivas por la cabeza. Tuve la lucidez de entender que estaba pensando eso porque estaba mal, ya que siempre he pensado que el ser humano está hecho para vivir. El instinto te impulsa a vivir incluso en las peores circunstancias, entonces, el momento en el que tú cerebro te manda el mensaje contrario significa que tienes una enfermedad. No me lo pensé mucho, cogí las llaves y me fui al hospital de cabeza. Jamás pensé que me fueran a ingresar, yo quería ayuda, alguien que me entendiera, pero mi estado debía ser tan lamentable que decidieron ingresarme".
A partir de ese momento comenzó su camino a la recuperación, que ha sido duro y complicado, ya que además la salida del hospital le coincidió con la llegada de la pandemia. Ahora, renovada y con una formación en coaching, publica El secreto del fénix (Amat Editorial), un libro en el que da las claves "para liderar tu vida y tomar mejores decisiones".
Aceptación de los sentimientos
Entre estas claves está la aceptación de sentimientos negativos como la tristeza o el miedo. Marta cuenta que el no gestionar bien la tristeza fue uno de los motivos que le fueron cargando "la mochila de piedras".
"Hay emociones que son más desagradables que otras. Evidentemente, a todos nos encantaría estar alegres siempre, pero es imposible. Nadie quiere estar triste, pero la tristeza tiene su función. Si no, no existiría. En mi caso siempre había huido de la tristeza, la enmascaraba, pero también hay que dejarla salir. Nos permite ese espacio de recogimiento y de introspección para obtener aprendizajes de las experiencias, para cerrar etapas y poder abrir. Si nunca transito esa emoción e intento saltármela, no cierro etapas correctamente y al final acaba saliendo".
Reconciliarte con la vulnerabilidad
También destaca la importancia de reconciliarte con tu vulnerabilidad, una tarea realmente complicada en la sociedad actual y, apunta, más en un cuerpo policial. "A veces en un cuerpo policial es como que tienes que parecer más duro de la cuenta y dejamos de ser personas".
"Un policía, un guardia civil, un militar, un bombero evidentemente debe tener una fortaleza ante circunstancias muy adversas porque se lo demanda su profesión, eso nadie lo pone en duda; pero tampoco se puede poner en duda que eres un ser humano y que necesitas ese desahogo. Por eso son tan importantes los servicios de psicología en cuerpos policiales. Tenemos unas cualidades, pero también unas necesidades por encima de la media. Hay unidades que soportan presiones muy elevadas y esa visión de que tenemos que ser invulnerables nos pasa factura".
Al reconocer esa vulnerabilidad, afirma Marta, te quitas también mucho peso de encima. "Encontrarte bien contigo mismo no te lo da vivir solamente desde una fachada ficticia de fortaleza, te lo va a dar la valentía de demostrar tus cicatrices. A mí antes me daba muchísima vergüenza que se supieran mis puntos débiles, pero luego he llegado entender que todos los tenemos. ¿Qué sentido tiene que yo me esfuerce tanto en esconderlo cuando realmente se va a averiguar? A las personas se nos percibe tal y como somos y ese esfuerzo por ser tan perfecta me quita energía para lo que es de verdad importante".
Autoconocimiento y autoestima
Por eso, para Marta los pilares fundamentales son el autonoconocimiento y la autoestima. "El primero es el autoconocimiento, dedicarnos tiempo y atención. Si no sabemos cómo somos, qué necesitamos, qué nos hace sentir bien, estamos perdidos por la vida. El otro pilar es la autoestima, la confianza en uno mismo, la seguridad".
Además de que el amor propio te haga ganar calidad de vida, Marta sostiene que "depender de la opinión de los demás te hace ir a la deriva". "Si dependes de la opinión de los demás, un día estás en un pedestal y al día siguiente estás en el barro, cuando tú eres la misma persona. El valor que sientas no puede ser tan volátil. Lo importante es escucharte a ti, estar contenta con tus acciones y con tus resultados. Ese barómetro es más estable porque yo soy la misma persona cuando estaba al frente de toda la gestión presupuestaria de Barcelona, que cuando estaba ingresada y la misma que ahora. Es la percepción de los demás la que ha cambiado, pero mi valor no".
Los bajones
Por último, la sargento de la Guardia Civil recuerda que en los procesos de curación o desarrollo personal es normal sufrir bajones que pueden generar frustración. Por eso, lo más importante es mantener la paciencia y la esperanza en seguir mejorando cada día para. "Hay que tener muy claro que el proceso de recuperación de una enfermedad mental no es una línea ascendente, es más bien una montaña rusa. Puede haber subidas y bajadas, el cerebro es un poco puñetero, y a veces das tres pasos hacia delante y un día das un paso hacia atrás".
"Hay que comprender el funcionamiento porque si crees que la recuperación es lineal, en el momento en el que tienes un retroceso te frustras mucho. Tienes que saber que es parte del proceso y también que nunca llegarás a estar peor que al principio. Lo importante es que estás en el camino".