El Real Madrid se ha proclamado campeón de la Supercopa de España masculina. Una competición que ha estado rodeada de polémica por celebrarse en Arabia Saudí, uno de los países con índices más altos de violación de derechos humanos, especialmente de mujeres.
El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, defendió que la Supercopa en Arabia Saudí “ayuda mucho al desarrollo de la mujer en el fútbol” y lo vendió como una oportunidad “de cambiar las cosas”.
Además, la RFEF alega que el traslado va a servir “para repartir ayudas económicas entre el fútbol no profesional español, incluido el femenino”. La Supercopa femenina se disputará entre el 19 y el 23 de enero en la sede federativa, la Ciudad de Fútbol de Las Rozas. Nos preguntamos por qué hombres y mujeres juegan en países diferentes y la RFEF responde que, en la medida en que puedan consolidar la competición y consigan que sea un evento “atractivo para el público”, estudiarán su internacionalización.
Rubiales considera que el acuerdo alcanzado para celebrar el torneo en Oriente Medio es magnífico para ambas federaciones (...), que el país está cambiando y evolucionando, y presume de los logros conseguidos en materia de igualdad “nosotros fuimos los primeros en firmar un contrato en el que era obligatorio, si querían traer la Supercopa, que entraran las mujeres en el estadio en igualdad con los hombres”.
Mujeres en el estadio
Cualquier aficionado al fútbol que siguiera el pasado domingo la final de la Supercopa pudo observar que las gradas del Estadio Rey Fahd (Riad) estaban ocupadas en su práctica totalidad por hombres, aunque también asistieron algunas mujeres.
No llevaban burka, pero la gran mayoría vestía un chador oscuro. Un chador es una pieza de tela abierta que se coloca sobre la cabeza y cubre todo el cuerpo, salvo la cara. A ello hay que sumarle la mascarilla por la pandemia de la Covid-19, que cubre medio rostro. Ahora bien, sobre el atuendo las aficionadas se anudaban bufandas de su equipo favorito.
Durante la entrega de premios, los espectadores también pudieron contemplar como las mujeres que entregaban los galardones, el equivalente a las azafatas en España, iban cubiertas de negro, con mascarilla negra y solo se les veían los ojos.
No era la primera vez que las mujeres saudíes asistían a un estadio para ver un partido de fútbol. Entraron por primera vez al estadio Rey Abdullah de Yeda (Arabia Saudí) en enero de 2020 para ver la Supercopa. “Estamos muy contentas por este gran avance, es un día especial porque esto era inimaginable unos años atrás” contaba una aficionada al diario El País. La cuestión entonces era saber si la medida se prolongaría una vez finalizado el torneo. “Creo que esto se va a mantener, no hay vuelta atrás”, aseguró convencido un miembro de la organización.
En enero de 2020, los saudíes tardaron solo tres días después de la final entre el Real Madrid y el Atlético en prohibir a las mujeres acceder al estadio. Ahora toca esperar a ver si las mujeres podrán, dentro de una semana, acudir a los estadios.
Mujeres en Arabia Saudí
Desde que el príncipe Mohamed bin Salmán se convirtiera en el líder de facto de Arabia Saudí hace unos cinco años, se han prometido y comenzado a efectuar algunos cambios para las mujeres como parte del plan de modernización ‘Visión 2030’.
En los últimos cinco años, el porcentaje de mujeres que trabajan fuera del hogar se ha duplicado, pasando del 18% al 32%. Además, las mujeres pueden conducir por la vía pública desde junio de 2018 si cuentan con un permiso de conducir saudí o internacional en vigor.
El espacio público también está viviendo algunos cambios. Las mujeres pueden asistir a ciertos eventos deportivos en los estadios, algo que estaba prohibido hasta hace unos años, pudiendo ocupar los mismos espacios que los hombres.
Pero los avances no están siendo suficientes para garantizar la igualdad de género. Pese a haberse reformado el sistema de tutela, las mujeres dependen del permiso de los hombres para, por ejemplo, contraer matrimonio y la gran mayoría siguen sin trabajar, por lo que dependen económicamente de un hombre. Otro asunto clave es el activismo. Varias activistas han permanecido años en prisión por reivindicar sus derechos.
Y, por otra parte, está el factor cultural. Este se refleja en la vestimenta de las mujeres. Aunque es más 'liberal' que hace unos años, las mujeres siguen vistiendo ropa con manga larga, cuello alto y dobladillo debajo. En una entrevista al New York Times, una estudiante universitaria comentó: “Ya no es como antes, que tenías que llevar el hiyab. Ahora puedes tener libertad de elección, pero limitada. No vas a mostrar partes de tu cuerpo”.