Los medios británicos no dan abasto para cubrir el reguero de noticias que están motivando los duques de Sussex en un momento marcado por el estreno en Netflix de la docuserie Enrique y Meghan y la prematura publicación, en España, de la autobiografía de Harry, a la que EL ESPAÑOL ha accedido en primicia y que desde el 10 de enero está disponible en librerías: En la sombra.
Contenidos explosivos en lo que a la reputación de la monarquía británica se refiere y que prometen meses de titulares sonrojantes y gabinetes de crisis en una pugna encarnizada para ganarse a la opinión pública. A cinco meses de que se produzca la coronación de Carlos III y Camila tras la muerte de Isabel II, en Reino Unido la lucha se percibe casi como un partido de fútbol entre el Palacio de Buckingham, de un lado, y los automarginados de la Corona británica, del otro, con aficiones de distintas generaciones.
El sector de la población de más de 50 años, que fue el que más apoyó a Meghan y Harry cuando anunciaron su compromiso en 2017, aquel que mayoritariamente votó a favor del Brexit, es hoy su mayor detractor. En cambio, los jóvenes y adultos de entre 18 y 50 años, que principalmente votaron a favor de quedarse en la UE y simpatizaron menos que otros grupos de edad con los duques de Sussex en un primer momento, son los que más apoyo muestran actualmente a la pareja de influencers, según datos de YouGov. Es tal la división en torno al asunto, que ha comenzado a hablarse del Megxit como el nuevo Brexit. Pero el escrutinio es en realidad global y en España se están produciendo también ciertas similitudes entre las partidarias de uno u otro bando.
En líneas generales, todas las mujeres encuestadas por magasIN conocen a los componentes de la Familia Real británica y tienen claro que Meghan Markle y Harry obtuvieron el título de duques de Sussex como regalo de bodas de Isabel II. También está muy presente en su imaginario la memoria de Lady Di por la parte que les toca a Carlos III y Camila, eternos amantes en una relación extramatrimonial que se convirtió en comidilla mediática y popular durante años dentro y fuera del Reino Unido.
Tienen en mente que sólo cuando la conocida como "princesa del pueblo" falleció, dejando a millones de admiradores de todo el mundo en duelo, los hoy monarcas pudieron oficializar su noviazgo, pese a la irritación ya crónica de Isabel de Inglaterra con su hijo Carlos. También recuerdan que desde que aterrizó Meghan, actriz y activista afrodescendiente en Windsor, los tabloides se cebaron con ella, excusándose en la incapacidad de Harry para adaptarse a su propia familia.
'Megxit' es el nuevo 'brexit'
Ana, de 23 años, empatiza más con Meghan por cercanía de edad. "Se muestra más natural que Camila o Kate porque es lógico que no quiera apartarse de su estilo de vida previo a su matrimonio con Harry". Ana plantea que al renunciar a sus deberes institucionales en primavera del 2020, los duques de Sussex se habrían liberado de todo compromiso institucional y abierto la veda para "hablar sin tapujos de la cara B de la Corona británica" para "abrir los ojos a una sociedad" que ella misma define como acérrimamente monárquica.
Para la joven es por la "guerra con la institución" que los duques de Sussex están perdiendo popularidad y apoyos en Reino Unido. Ve la división en el seno de la monarquía como una constante, y considera que irá a peor: "Se encuentra en el punto de mira por escándalos que la reina Isabel II sabía esconder". Son ideas que comparten Julia, de 27 años, y Silvia, de 30, también consultadas por este diario.
"Como cualquier Corona de cualquier país, la británica está obsoleta", sentencia Marisa, de 39 años, para quien la monarquía no tiene, por definición, opciones de "adaptarse a los tiempos": "Es un ideal muy maquillado". Ella mira con buenos ojos la imagen que ofrece Meghan Markle, una mujer "que no está dispuesta a renunciar a su principios y que es capaz de mantenerlos pese a haberse casado con Harry". A ella la califica como una "mujer independiente y trabajadora".
Pese a que María José, de 48 años, rehúsa mostrarse partidaria de uno u otro bando, comprende que Harry es el principal promotor del enfrentamiento "por falta de responsabilidad sobre el papel de la Corona y problemas psicológicos". En ese enfrentamiento que pone en entredicho la reputación ya maltrecha de la monarquía británica en un momento delicado tras la muerte de la carismática reina Isabel, y donde Carlos III debe encontrar su perfil en un país dividido por el Brexit y la "crisis de muchos países que se cuestionan su pertenencia a la Commonwealth".
María José aprecia que Meghan Markle intente concienciar sobre el papel de la mujer y contra el racismo y valora la figura de Camila porque "cumple con el papel que la monarquía británica reserva para las consortes". En una línea complementaria se pronuncia María, de 37 años, para quien "Carlos III no goza de la misma simpatía que su madre o su propio hijo Guillermo", lo que podría acentuar la pérdida de popularidad de la Corona británica que, sin embargo, tiene un largo historial de envites superados.
Otros perfiles más sénior, como el de Gloria, con 63 años, sostienen que Meghan Markle, a quien conoce "por las revistas del corazón", es "mala persona", que "persigue un gran cargo en EEUU como activista e incluso la Presidencia". Para ella, Meghan es la gran responsable de la fractura en la Corona, mientras que su percepción sobre la reina Camila ha ido mutando: "Tenía mal concepto de ella por lo que pasó con Diana, pero ahora la veo como una persona educada, incluso más que el rey Carlos III".
Las inclasificables: son mayoría
Sin embargo, siempre hay excepciones. Laura, de 23 años, considera que Harry y Meghan "nunca han encajado en la Familia Real británica" y que la duquesa de Sussex habría empujado a su cónyuge a "contar los trapos sucios" que copan cada día los titulares. La joven entiende que Harry ha accedido a poner en evidencia a su propia familia como castigo y represalia por lo sucedido con su madre, Lady Di, en un espinoso juego del que podrían salir mal parados.
"Son ellos los que están perdiendo popularidad porque están comercializando su denuncia". Es por ello que se muestra más partidaria de Camila y Carlos III, a quienes "la Familia Real tenía que haberles permitido casarse", al tiempo que comprende por qué las jóvenes simpatizan más con Meghan: "Apenas conocen a Camila mientras que Meghan es más cercana, la han podido ver en la tele y apoya causas sociales de hoy en día".
Con 53 años, Pilar se dice "partidaria" de Meghan por "ser una mujer independiente cuando era soltera", que no aristócrata, como Camila, y por poner en tela de juicio el hermetismo de la Corona Británica. Considera que el causante de los problemas es el rey Carlos III al menospreciar a su hijo menor por mostrarse contrario al trato que le ofreció a Diana de Gales.
Maite, de 50 años, se dice pro-Meghan aunque empatiza notablemente con Camila. Categórica, defiende a esta última por haber "pasado de ser la villana que hizo sufrir a Lady Di a una reina consorte valorada por el pueblo por su buena labor institucional". Y aunque reconoce que Meghan ha soportado un acoso mediático escandaloso, cree que adolece de victimismo.
En este sentido, no presenta dudas de que los duques de Sussex son los responsables de la división en la Familia Real británica y los enfrenta a los Príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, los siguientes en la línea sucesoria. "Son una piña, al igual que la princesa Ana, los condes de Wessex y Andrés de York". Y reconoce que, más allá del libro En la sombra y la docuserie Enrique y Meghan, el silencio de la Corona ante temas espinosos "no ayuda a la concordia".
Muchas de las inclasificables coinciden en apuntar al oportunismo y la prevalencia de los intereses económicos de los duques de Sussex. Pero al mismo tiempo observan el dolor enquistado de Harry por la muerte de su madre en 1997 y la insensible gestión del trauma para con los hijos de parte de la institución, cuando él tenía 12 años y su hermano Guillermo, 15. Una muestra de inmadurez y una llamada de atención acrecentada por "su obsesión de comparar a Meghan con Lady Di, su temor a que les suceda lo mismo" y su exigencia a Carlos III para que defienda a su esposa, según indica Maite.
Para más inri, la imagen impecable de su hermano Guillermo y Kate Middleton provoca que sus errores sean aún más visibles. Pero todo eso no obsta para que las jóvenes se sientan más identificadas con Meghan Markle: "Por su juventud, porque es la primera mujer afrodescendiente en llegar a la Familia Real británica, porque ha logrado la empatía del público". Todo ello mientras cosechan la enemistad del sector más conservador y "los monárquicos acérrimos", señala la misma fuente.
La batalla entre Palacio y Sussex
El único asunto que reviste de cierta unanimidad entre las encuestadas de todos los grupos de edad es la resistencia de la monarquía británica, que parece estar diseñada a prueba de bombas. Tras haber superado importantes reveses y graves acusaciones, a sabiendas de que están por llegar muchas más, observan que la legitimidad de la institución se explica en el sentido mayormente monárquico y de signo conservador de la población británica. Todas vaticinan que el siguiente paso de la Corona es poner en marcha su maquinaria en la sombra para limpiar su imagen.
Por ende, entienden que por mucho arrastre que tengan los influyentes duques de Sussex en las próximas batallas para granjearse el apoyo de la opinión pública, dan por hecho que la guerra mediática la acabarán ganando quienes representan el continuismo: el Palacio de Buckingham.