Colau no es Gay, reducir nuestra huella, mi premio y el año de Chenoa
La semana en cuatro tips de vida social, protagonistas y recomendaciones de la vicepresidenta de EL ESPAÑOL. De la sorpresa de Barcelona, pasando por un libro al premio Lena Madesin Phillips.
María Eugenia Gay
Barcelona está de celebración y yo estoy encantada. María Eugenia es teniente alcalde de su ciudad desde comienzos de esta semana y no puede haber mejor noticia.
Un gesto político de verdad, no partidista, el que ha posibilitado al PSOE gobernar. Esa es mi España, en la que nací, la de la transición. El PP ha sido generoso con España e inteligente con los indecisos en su decisión más salomónica. Cuando Feijóo vio, como el rey bíblico que se podía partir al niño en dos, decidió que lo mejor era apostarlo todo a la unidad del cuerpo. Y acertó, sin duda.
Conocí a María Eugenia cuando estaba al frente del Colegio de la Abogacía de Barcelona, siendo la decana de esa prestigiosa institución. Trabajaba con pasión y esfuerzo por la defensa de los derechos desde donde deben defenderse, desde los tribunales y con la toga puesta.
Ella no es Colau. Se ponía la toga, su uniforme de trabajo y no se vestía de avispa o abeja, que ya no recuerdo de qué era el disfraz de la exalcaldesa, para llamar la atención. Gay siempre ha trabajado desde el rigor en el ejercicio de la abogacía hasta que hizo un paréntesis el día que la nombraron delegada del Gobierno en Cataluña y luego para ocupar un lugar muy alto en la lista de Collboni.
Querida María Eugenia: el deterioro de Barcelona con Colau y el "que os den" de Trias nos hace estar más seguros de que tu amada ciudad brillará más con mujeres como tú al frente. Qué forma tan bonita de llegar has tenido, que ha necesitado de la voluntad de los dos partidos que han definido la alternancia en el gobierno en toda mi vida, y sobre todo, en toda la tuya, que naciste en 1975.
Ana de Santos
El martes fue la presentación de 'Vivir sin huella', el libro de Ana de Santos para el grupo Planeta.
A Ana la pueden leer en Enclave ODS y aquí mismo en MagasIn. Y la única protagonista de esta historia es ella. Aunque en la presentación no lo pareciera. Yo ya le había prologado el libro y ella me lo había dedicado 'por impulsar su voz'. Parecía que ya no cabía más generosidad por su parte y se refirió a mí como su mentora.
Tuve que hacer el chiste fácil sobre que me hago mayor para no emocionarme. La vida pasa y yo me acordaba de mis maestras, porque ella me miraba a mí como yo la miraba a ellas, con ojos tiernos y golosos.
Y es así. La vida pasa. Hará unos quince años, Ana llegó a mi casa con nuestra común amiga Lidia San José. Traía puesta una diadema con estrellas de mar y le dije que era preciosa. Se la quitó y me la regaló. Aún la conservo.
Desde entonces hasta ahora he visto a Ana en sus distintas fases, pero siempre creciendo. Y ella crece en sostenibilidad porque ser sostenible es ser generoso con el planeta, con los demás. Generoso desde la mente y desde el corazón.
Y nos enseña a reducir nuestra huella como si fuera un reto o un juego, así como sin darnos cuenta de los buenos hábitos que incorporaremos en nuestra vida con la lectura de su libro.
Y no se da cuenta de que trabajando para borrar nuestras huellas, ella hace que las suyas sean cada vez más profundas, como las de un elefante que camina por la orilla, dejando mella en aquellos que la conocemos. Ahora también, en todos sus lectores.
¿Creen ustedes en las casualidades? En la presentación intervino también María Fernández-Miranda y antes de entrar, Ana nos dijo: ¡Qué bien oléis! Así, en plural. No podía creerlo cuando escuché decir a María Fernández-Miranda que llevaba puesto un perfume poco usual 'Portrait of a Lady'. Yo también. Qué cosas…
Catherine Bosshart
El jueves, Catherine Bosshart, la presidenta mundial de BPW Internacional y su máxima representante ante Naciones Unidas en Ginebra, me entregó el premio Lena Madesin Phillips en una categoría que me parece preciosa: ‘Mujer que reinventa el mundo’. Bosshart estaba rodeada por la junta directiva del capítulo español, presidido por Paz Martín y junto a ella, Catalina Llorente, a quien conozco de mil batallas y muchos años.
Yo me vestí de azul, del color de los derechos humanos, con un vestido precioso que me había regalado mi querido Roberto Verino y que estaba esperando su ocasión. Lo que no sabía es que el galardón que me iban a entregar era una obra de la artista María Jesús Leza que retrata a una mujer con el pelo como el mío y un vestido azul similar. Otra casualidad, o quizás, más bien, otra serendipia.
Sé que lo merezco en la misma medida que otras personas y mucho menos que tantísimas mujeres extraordinarias a las que admiro. Pero lo agradezco inmensamente como el resto de las personas premiadas. Fue un momento de nostalgia de los momentos en que yo era la joven que aprendía. Qué pronto pasa la vida.
La junta directiva del capítulo español estaba allí entregándome el premio. Todas sonrientes y pletóricas. Paz Martín, Catalina Llorente, mujeres que me han enseñado mucho sobre el esfuerzo y la igualdad. También estaba Inés Alberdi, que recibió otro galardón. Pero más pletórica estaba yo. Porque los premios no dan igual. Son un regalo de la vida y un abrazo de quienes lo conceden. Así avanzamos. Con el reconocimiento mutuo y la generosidad.
Gracias, gracias de corazón a todas. También a María Luisa San José por una presentación tan bonita. Haré gala de vuestro reconocimiento y me lo inyectaré en vena para seguir dando visibilidad a las que están y a las que llegan. A las que llegan como Ana de Santos, que saben llegar con generosidad y reconociendo a las que nos han dado paso.
A ver si conseguimos que algunas se enteren de que somos por lo que fueron y serán por lo que somos. No comulgo de las negacionistas del trabajo de las generaciones anteriores.
Y de allí, a celebrar el aniversario de Mapfre. Ya 90 años. Abrazar a Antonio Huertas y a Ángela es abrazar a toda la familia de esa gran compañía, que es el exponente de que el relevo con respeto engrandece y conduce al triunfo.
El año de Chenoa
Bueno, bueno, bueno… y hoy solamente escribo sobre el paso de la vida. Mañana es el cumpleaños de Chenoa, de mi amiga Laura.
Permítanme que la felicite desde este espacio. Y no solo por esta vuelta al Sol que comienza sino por las mil batallas libradas en su vida.
Este va a ser su año.
Para todos aquellos que, en su día, se regodearon con su sufrimiento en chándal, sacó una línea de sudaderas.
A aquellos que hablaban sin parar sobre Operación Triunfo, la callada por respuesta. Ella, amor propio y trabajo. Trabajo, austeridad y vida sana. Todo como un mantra. Y ahora, será ella quien presente el programa.
Pero es que ella es así. Miles de bromas y provocaciones después y hasta un bulo sobre su mala suerte en el amor. Ella mantuvo la dignidad y la fe en el amor. Y su marido, Miguel, llegó. Guapo, bueno, listo y enamorado. Chenoa podía haber paseado chicos estupendos para jactarse de algo que no va con ella. Pero ella esperó. Y el amor llegó en una cena de amigos.
También hubo comentarios muy desafortunados sobre su cuerpo. Y ella, igual. Ella, amor propio y trabajo. Trabajo, austeridad y vida sana. Todo como un mantra. La armonía y la belleza de su cuerpo es fruto de los mismos méritos que le han hecho llegar al amor y al éxito profesional y a que sus amigos la adoremos.
Así, que ya sabes, Laura, felicidades por mucho más que tu vuelta al Sol… Y hablando de Sol, me debes un té en el Palace para brindar por todos los éxitos que te esperan sobre cada escenario y en cada rincón de la vida. Te quiero mucho.