El pasado 24 de octubre, Islandia vivió una jornada de manifestaciones multitudinarias protagonizadas por las mujeres del país. Se trata de la primera huelga general femenina en 48 años, celebrada para condenar la brecha salarial y la violencia de género coincidiendo con el aniversario de su protesta feminista más recordada.
A la huelga del martes se sumaron sindicatos, los servicios públicos funcionaron de forma reducida y solamente una sucursal bancaria abrió sus puertas en el país. Decenas de miles de mujeres participaron con un lema que ha dado la vuelta al mundo para demostrar que, ni siquiera en Islandia, uno de los países considerados más paritarios, la igualdad está garantizada en todos sus niveles.
Las protestas tuvieron lugar coincidiendo con la efemérides del Día Libre de las Mujeres, un 24 de octubre histórico que, hace 48 años, unió al 90% de la población femenina para reivindicar la eliminación de la brecha salarial en el país. Un día para recordar en Islandia, pero también en el resto del mundo, puesto que fue el precedente europeo del 8M.
Un hito histórico
Ese día, las mujeres de Islandia se sumaron en lo que todavía recuerdan coloquialmente como viernes largo para demostrar que el trabajo que realizaban era indispensable para la economía. No acudieron a sus puestos, ni se quedaron en casa cuidando de sus hijos.
En su lugar, se reunieron en ciudades por todo el país, como Reikiavik, la capital, para reivindicar medidas para lograr la paridad de género en el ámbito profesional. El día estuvo marcado por las movilizaciones, los cánticos y los discursos de mujeres en reclamo de unas prácticas laborales justas.
El Archivo Histórico de la Mujer de Islandia contiene una exhaustiva memoria de cómo se organizó la huelga, que oficialmente se denominó Kvennafrí (Día Libre de la Mujer) para evitar represalias laborales. Se pensó que esto haría que la idea fuera mejor acogida por las masas y por los empleadores que podrían querer despedir a las mujeres que hicieran huelga.
En cualquier caso, el impacto fue tan significativo en el ámbito laboral —muchas fábricas, por ejemplo, en el mercado pescadero, tuvieron que cerrar debido a que la mano de obra era en gran medida femenina— como en la sociedad y en el plano legislativo. "Lo que ocurrió aquel día fue el primer paso para la emancipación de la mujer en Islandia", afirmaba Vigdis Finnbogadottir hace unos años a la BBC.
La mujer en Islandia
Las protestas de 1975 allanaron el camino para que Islandia se convirtiera en lo que es casi medio siglo después: uno de los países más igualitarios, según el Fondo Económico Mundial. En 1980 tuvo a la primera presidenta mujer del mundo, Vigdís Finnbogadóttir, y en 2009 eligió a la primera ministra abiertamente lesbiana, Jóhanna Sigurðardóttir.
La asistencia sanitaria por maternidad es gratuita, y, en las juntas directivas, una cuota determina que el 40% de los miembros deben ser mujeres. Además, hace cinco años fue el primer país del mundo en cerrar por ley la brecha salarial, con un cambio normativo histórico que exige a las personas con, al menos, 25 personas en nómina, que demuestren que pagan a hombres y mujeres por igual o de lo contrario se exponen a una multa.
Sin embargo, lo que ha llevado a las mujeres de todo el país a dejar sus puestos de trabajo y actividades domésticas ha sido la intención de destapar la cortina de humo que todavía deja de lado otras cuestiones que afectan a la mitad de la población en el país. Las movilizaciones feministas no han cesado y en los últimos años se han hecho llamamientos para que las mujeres salgan del trabajo "antes" para compensar el dinero que aún dejan de ganar respecto a los hombres haciendo el mismo tipo de tarea.
"La lucha progresa lentamente"
Los convocantes, destaca la agencia EFE, han criticado que, en pleno 2023, las mujeres todavía sigan encontrando obstáculos como que en "algunas profesiones ellas gana hasta un 20% que sus compañeros varones", así como que una de cada cuatro mujeres ha sido víctima de acoso o abuso en algún momento de su vida, según un informe de la Universidad de Islandia.
"Aún no hemos alcanzado nuestros objetivos de plena igualdad de género y todavía estamos abordando la brecha salarial basada en el género, que es inaceptable en 2023”, declaró esta semana la primera ministra Katrín Jakobsdóttir. Esta suspendió todas sus reuniones de hoy en solidaridad con las islandesas para denunciar una "brecha inaceptable". Según la mandataria, la lucha feminista está progresando de forma demasiado lenta "tanto en casa, como fuera", expresó en la radio pública.
Por su parte, la organizadora de la huelga y directora de comunicaciones de la Federación Islandesa de Asuntos Públicos, Freyja Steingrimsdottir, destacó: "Estamos tratando de llamar la atención sobre el hecho de que se nos llama un paraíso de la igualdad, pero todavía hay disparidades de género y una necesidad urgente de acción".