El cabello, al igual que nuestra forma de vestir, dice mucho de nosotros. Conseguir un pelo cuidado y con brillo es algo que todos podemos conseguir. El mercado está repleto de productos para cuidar el cabello pero, a veces, nos olvidamos de que los mejores tratamientos son los caseros.
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Hacer mascarillas que logren buenos resultados y con productos comunes es posible, solo necesitamos saber qué tipo de pelo tenemos para aplicar el mejor tratamiento. Cada pelo es diferente y no todos los ingredientes buscan los mismos objetivos: unos hidratan y dan brillo, y otros pueden combatir el encrespamiento o proteger el cabello de las herramientas de calor.
Un truco para poder conocer la porosidad de nuestro pelo consiste en coger uno de nuestros cabellos y sumergirlo en agua. Si el pelo se queda en la superficie o a medio sumergir, podremos decir que tenemos un cabello con un bajo grado de porosidad. Si por el contrario, se hunde, tenemos un pelo muy poroso.
El nivel de porosidad determina en qué grado el cabello absorbe la hidratación. Por lo tanto, conociendo este dato, podremos elegir con mayor facilidad cuál es la mascarilla que mejor efecto podrá tener en nuestro pelo.
Cabello débil y fino
- Mascarilla de huevo y aceite de oliva. Las proteínas y grasas del huevo ofrecen un pelo brillante, hidratado y con fuerza, además de facilitar su crecimiento. Es necesario que actúe durante media hora y, luego, aclararlo con agua templada y secar al aire.
- Mascarilla de mayonesa y aceite de oliva. Sus propiedades aportan fuerza e hidratación, dando mayor elasticidad al cabello y evitando el encrespamiento. Se recomienda aplicarla principalmente en las puntas, cubrir el pelo con papel film y aplicar calor. Dejar actuar durante 20 minutos.
Cabello sin brillo
- Mascarilla de yogur, limón y huevo. Permite limpiar el cuero cabelludo, potenciando el nivel de crecimiento del pelo. Es aconsejable dejarlo actuar durante 40 minutos y aclarar con agua tibia.
- Mascarilla de plátano y miel. Ayuda a combatir la caída del pelo y busca un pelo más brillante. Se debe untar sobre el cabello húmedo de raíces a puntas y, tras 30 minutos, aclararlo con agua fría.
Cabello seco y encrespado
- Mascarilla de aguacate y aceite de coco. Repara las puntas abiertas. En caso de tener el pelo muy seco, se recomienda aplicarlo desde la raíz. Si por el contrario, tiene tendencia grasa, hay que aplicarlo de medios a puntas. Dejar actuar de 15 a 20 minutos y lavar con agua fría.
- Mascarilla de leche, miel, zumo de limón y yema. Proporciona una hidratación intensa. Crea un mejunje homogéneo, aplícalo sobre el cabello mojado y, tras 20 minutos, lávalo con agua templada.
Cabello graso
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Mascarilla de limón, huevo y vinagre de manzana. Las propiedades cítricas del limón ayudan en la regulación de la producción del sebo capilar. Por su parte, el huevo y el vinagre consiguen unos acabados brillantes y sedosos. Se recomienda aplicar desde la raíz y dejar actuar durante 15 minutos.
Cabello dañado
- Mascarilla de plátano, aguacate y aceite de coco. Sus componentes antioxidantes y reparadores consiguen un pelo hidratado y brillante. Se debe aplicar sobre el cabello húmedo y, después de 20 minutos, con agua fría.
- Mascarilla de vinagre de manzana y menta. Es una buena opción para recuperar un pelo con fuerza tras los daños del verano. Pon a hervir las hojas de menta, junto con el vinagre y un chorrito de limón. Cuando esté templado cuélalo y, una vez frío, aplícalo sobre el cabello mojado. Tras 20 minutos, aclara con agua tibia.
Cabello teñido
- Mascarilla de aloe vera, yema de huevo y miel. Separa, cuidadosamente, la piel del gel y mezcla con el resto de ingredientes. Úntalo de medios a puntas, déjalo actuar 30 minutos y acláralo con agua templada.
Para unos mejores resultados es recomendable aplicar el producto de arriba abajo, respetar el tiempo de actuación y no peinar el pelo hasta que se haya retirado el producto. También es aconsejable envolver el pelo en papel film y dar calor con un secador para potenciar los efectos.