En 1997, Ana Orantes cambió la historia de la lucha contra la violencia de género desde un plató de Canal Sur. Fue la primera en hablar en televisión del maltrato que había sufrido durante años por parte de su exmarido. Esa fue la última vez que lo hizo: 13 días más tarde, la costurera fue asesinada en un incendio originado por la letal combinación del combustible de un mechero y la infame rabia del hombre con quien una vez compartió hogar.
Cuando Orantes, nacida en la provincia de Granada y madre de 11 hijos, acudió a la televisión regional a contar su historia, terminó la emisión sonriendo por la decisión que había tomado. Vestía un vibrante conjunto rojo de chaqueta y vestido a media pierna que su hija Charo le había regalado después de que esta se quedara prendada mirándolo en el escaparate.
Ahora, casi tres décadas más tarde, ese mismo traje se convierte en uno de los testimonios silenciosos que integran la instalación She's Gone, comisariada por la activista y documentalista israelí Keren Goldstein. La muestra, cuyo título se traduce al castellano como Ella se ha ido, expone las prendas de 22 mujeres asesinadas por sus maridos o parejas, pertenecientes a varias partes del mundo, religiones, culturas y clases sociales.
Una instalación que "lleva en sus pliegues la historia del dolor, de la ausencia y la orfandad de sus testimonios", destacan en un comunicado. Tras dar la vuelta al mundo recorriendo países como Estados Unidos, Chipre, Grecia y República Checa, este alegato contra el feminicidio a través de las prendas hace una parada en España, donde podrá visitarse hasta el 8 de noviembre en el Espacio de Igualdad Carme Chacón del Ayuntamiento de Madrid.
Keren Goldstein ideó el proyecto hace seis años, después de conocer la noticia de una mujer de 23 años que había sido asesinada por su marido. "Recuerdo que no pude dormir esa noche, estaba tan enfadada…", recuerda. Entonces, la activista israelí pensó que era su responsabilidad como artista contar la historia de estas mujeres, y decidió hacerlo por medio de su ropa: "Las prendas cuentan toda una historia sobre nosotros: quiénes somos, de dónde venimos, incluso cuál es nuestra religión".
La Embajada de Israel en España puso en contacto a la activista con la hija mayor y la nieta de Ana Orantes. "A la familia le gusta mucho la idea de que ese traje que simboliza tanto siga recorriendo el mundo reivindicando que la violencia contra las mujeres debe terminar", declaran desde la Embajada.
Además del traje de la andaluza, reconvertido en un alegato textil en contra de la violencia hacia la mujer, en la muestra se hace homenaje a "Dafna y Anat, Fatma y Eleni, Malkam y Duaa, Ganit, Irene, Salmelak, Katerina e Iris", por nombrar algunos de tantos nombres que comparten, lamenta el proyecto, "el mismo final trágico".
En la instalación, cada prenda incluye una pequeña etiqueta en la que se anota el nombre de cada mujer, la fecha en la que falleció, cómo ocurrió y, en caso de que la hubiera, también la sentencia judicial. Además, en el espacio rondan las voces de mujeres que cantan canciones de cuna en varios idiomas, como hebreo, árabe, griego y alemán, como tributo final "para todas las mujeres y niñas que nunca volverán a despertar", destacan.
Como ellas, solo en 2021, 81.100 mujeres fueron asesinadas intencionadamente en todo el mundo. De tal cifra, más de la mitad de los crímenes fueron ejecutados a manos de una pareja o familiar, y la mayoría encuentran en el género su principal motivación, destaca un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). La instalación lleva desde 2017 manifestando a través de las prendas que el feminicidio no es un destino inevitable.
"Esto es una llamada global y urgente a acabar con cualquier tipo de violencia contra las mujeres". Goldstein concibe las agresiones como un problema a escala global que nos atañe a todos. "Si un niño está expuesto a violencia en casa, es probable que él también aprenda ese lenguaje y lo transmita fuera. Es nuestro deber detenerla inmediatamente porque va de generación en generación", reflexiona.
La violencia machista hunde sus raíces "en las estructuras patriarcales de las sociedades, que restringen o excluyen a las mujeres de diversas maneras, negándose a reconocer su valor, poder y derechos", destacan desde la página oficial del proyecto. "Instamos a los responsables políticos de todo el mundo a que hablen, actúen y desarrollen soluciones concretas. Todas las formas de opresión de las mujeres y violencia de género pueden y deben eliminarse".
El objetivo de Keren Goldstein es llevar su instalación hasta la sede de la ONU y conseguir "un centenar de prendas en lugar de las 22 con las que contamos actualmente", adelanta. "Las familias quieren que sus hijas, madres o hermanas no sean olvidadas, y por esto mismo mantenemos esta exposición", concluye.