Inés Hernand tiene el don de ser la protagonista de las redes sociales en muchas ocasiones. Sobre todo, cuando es la conductora de diferentes eventos y deja que todos los espectadores vean su versión más extrovertida.
La última ha sido en la 38 gala de los premios Goya, donde ha ejercido el papel de reportera para RTVE Play. Quienes la conocen, no se han sorprendido al contemplar su personalidad arrolladora, sin embargo, quienes nunca han oído hablar de ella se han encontrado con un carácter diferente a lo habitual.
Desde sus cumplidos al presidente Pedro Sánchez, sus preguntas sobre 'Zorra' a Salvador Sobral o sus explicaciones a Matías Recalt sobre los términos que protagonizan las redes sociales, la presentadora se ha mostrado más ella que nunca. Sobre todo, en el momento que casi rompe un Goya.
La estatuilla de los Premios Goya es uno de los galardones más preciados para quien pueda recibirlo. O incluso, el que más. No todo director puede hacerse con él, y los actores y actrices pueden presumir de que están cumpliendo sus sueños si son premiados con uno de ellos.
Rigoberta Bandini puede presumir de que está tocando la cúspide del triunfo. La cantante ganó el galardón a la mejor canción original por 'Yo solo quiero amor' de la película Te estoy amando locamente, la cual tenía cinco nominaciones en la gala.
El accidente de la estatuilla de los Premios Goya
La emoción era tanta que hasta Inés Hernand estaba saltando por el reconocimiento cuando la cantante ha ido a verla al backstage del evento. Rigoberta, confiada de la presentadora, le dejó la estatuilla mientras sacaba el papel que pensaba leer al recibir el galardón: una frase para su marido y padre de su hijo, Esteban Navarro.
"¡Que venga Esteban!, ¡Que venga Esteban!", gritaba Inés Hernand mientras sostenía la estatuilla entre sus brazos. Al recibirlo, la emoción fue tanta que la presentadora no supo coordinar el abrazo y la sujeción del galardón, por lo que acabó en el suelo.
A pesar de que las redes confesaban que ellos no se lo hubiesen tomado bien, Rigoberta sonreía mientras veía el premio en el suelo. Tal y como hacían todos los presentes, que primero gritaron y luego solo les quedaba reír.
El único que pareció ser consciente de la situación era el marido de la cantante, que se llevó las manos a la cara e incluso, se santiguó al ver que el cabezón estaba correctamente, y sin ningún rasguño.
"Está perfecto, está perfecto", exclamaba Inés Hernand. Sin embargo, nunca le pidió perdón a la cantante, "hemos roto el suelo, no os preocupéis", indicaba entre risas para, por lo menos, suavizar la situación.