Lo sabemos. El verano supone relajarnos en muchas de nuestras tareas habituales y, entre ellas, incluimos las rutinas cosméticas porque a veces estamos casi el día entero fuera y cuando regresamos contamos con pocos minutos para arreglarnos. Es por ello, que, teniendo este punto en cuenta, es importante que sepamos cómo deberíamos preparar nuestro neceser y qué productos nos ayudarán a mantener una buena salud cutánea con pocos, pero imprescindibles productos. Podríamos decir que es la tendencia de las que muchos medios hablan y que se refiere al minimalismo cosmético.
Los productos justos para rutinas más sencillas, pero que sí mantienen el nivel de limpieza que nos exigimos y también los de hidratación, dos de los puntos en los que no debemos decaer, ya que la piel sufrirá si no somos disciplinados en ellos.
Podremos saltarnos otros, aunque lo mejor es llevar tamaños de viaje, o rellenar pequeños botitos para que sea más fácil y no vayamos con mucho bote, pero, en todo caso, estos no son pasos o productos que debamos dejar de lado.
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Al igual que hablamos de este minimalismo de cara a verano, somos muy conscientes, siempre alerto cuando realizamos diagnósticos personalizados, que es caer en el exceso, es decir, el uso de muchos productos que en algunos casos no van a conseguir los resultados que buscamos y que sí podrían suponer un estrés importante para la piel, además de facilitar el camino para patologías como el acné.
Yo soy partidaria de no olvidar nuestra leche limpiadora con una toalla que siempre utilicemos de manera personal, es decir, que no compartamos con nadie. Un sérum que esté formulado con antioxidantes para la mañana y otro más renovador para la noche, una crema que se haya diagnosticado como idónea para nuestro tipo de piel y, por supuesto, un protector solar que no baje de un nivel de protección 30.
Es verdad que existen productos que cumplen varios pasos en su formulación, pero si somos disciplinados, mejor optemos por uno para cada paso.
Es importante que la limpieza sea una rutina obligada, tanto de día como de noche porque ya sabemos que de esa manera permitimos que los activos siguientes penetren mejor y, por ende, trabajen mejor en capas profundas. Además, favoreceremos la acción protectora de los productos solares que utilicemos en el rostro y el cuerpo.
También mantener el nivel óptimo de hidratación es imprescindible porque nuestra barrera cutánea no entiende de verano o vacaciones y debemos mantenerla controlada con un empuje de ayuda con ingredientes adecuados para nuestra piel y que puedan combatir los radicales libres.
No vale que bebamos mucha agua en la playa, que sí, que es muy importante, pero la piel necesita un plus de mimos que aportaremos con la crema elegida. Intentar que en su fórmula se incluya ácido hialurónico o vitamina C es fundamental, aunque es mejor dejarlo en manos de nuestra persona de confianza.
Para el protector solar es crucial que no baje del nivel 30 y que consigamos la textura que nos guste para evitar excusas de última hora al aplicarlo adecuadamente. Será por la noche cuando optemos por un producto que tenga un poder regenerador y que calme la piel tras un día de saltos permisibles en la rutina cosmética. Disfrutemos del verano, pero sin descuidar nuestra piel y cabello, aunque del pelo en verano os hablo en breve.