Aptos para cuidar la piel del cuerpo, el cutis y mimar las puntas abiertas, los aceites huelen a verano y resuelven los beauty drama de la época estival.
Las condiciones de calor y humedad que conlleva el verano suelen causar estragos en los niveles de hidratación de la piel y el pelo. En el caso de la dermis, la piel se vuelve tirante e irritada. Respecto al cabello, el pelo se encrespa, se seca y se rompe con mayor facilidad que durante el resto del año.
En la piel del rostro, los aceites faciales pueden utilizarse para sustituir la crema hidratante o bien se pueden usar ambas, si necesitamos un extra de hidratación.
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No todos producen granitos y, aunque se pueden emplear por el día con una buena crema de protección solar, es más cómodo hacerlo por la noche tras una buena ducha y con la piel lista para descansar y regenerarse.
La dermatóloga Natalia Jiménez recomienda, en el caso de utilizar los dos productos, hacerlo con “3 o 4 gotas del aceite, no más, para evitar que nos deje la cara con sensación pringosa y hacerlo siempre después de la hidratante habitual”.
Es importante destacar que los aceites faciales, eligiendo bien sus ingredientes, no tienen por qué dar lugar a granitos (no todos son comedogénicos). “Mis favoritos son el aceite de argán, de rosa mosqueta y de jojoba, que no producen granitos y los pueden usar las pieles mixtas. Y recomiendo evitar los aceites de coco, linaza o de germen de trigo en el rostro por si serlo”, añade la doctora.
Para la piel del cuerpo hay muchas opciones que embellecen incluso con partículas que reflejan la luz o crean un efecto irisado para que las piernas, el escote y los brazos estén sexys.
El de oliva es el absoluto protagonista de estos aceites corporales por sus propiedades, que van más allá de embellecer: es antioxidante, nutritivo y aporta suavidad y confort. “El mejor momento para ponerse los aceites corporales es después de la ducha y con la piel aún húmeda”, explica la dermatóloga Natalia Jiménez.
En el cabello actúan también como barrera natural, protegiendo del sol, aunque no está de más que el producto contenga algún filtro solar.
Así lo explica Inma Jiménez, training manager de Sephora: “En la piscina se convierten en un excelente salvavidas capilar, ya que esa barrera protectora que crean hace que el agua con cloro se 'deslice' por el cabello, impidiendo que se deposite en exceso en la fibra capilar, y que la reseque y oxide su coloración”.
“Los aceites trabajan formando una película en la fibra capilar, que retiene la humedad en la superficie, lo que previene la perdida de agua y hace que el pelo se vuelva más manejable”, añade.
La manera de aplicarlo es, antes de la exposición solar, cubrir desde el centro hasta las puntas. “Solo si se tiene el pelo rizado, conviene aplicarlo también -en mucha menos cantidad- en las raíces. Como rutina post-solar, se debe aplicar, tras la ducha, exclusivamente en la zona de las puntas, para mantener la hidratación”, puntualiza.
El aceite de argán, el más común y reconocido de los aceites capilares, es perfecto para combatir el encrespamiento, gracias a su mezcla de antioxidantes naturales, y a sus propiedades desenredantes y potenciadoras del brillo.
“En caso de pelo fino, lo ideal es optar por un aceite ligero, como el de Macadamia o el de aguacate: nada grasos ni pegajosos, no dejan una sensación pesada en el pelo y son de fácil absorción para el cuero cabelludo”, finaliza Inma Jiménez.
Mis recomendaciones
Aceite Dorado Hidratante Monoï de Tahití de Yves Rocher (11,95 euros). Calma la piel tras un día de sol y prolonga su bronceado. Su fragancia, con flor de Tiaré, también relajará los sentidos.
AptoHuile Secret de Beauté, de Leonor Greyl (52,94 euros). Repara y nutre el cuerpo y la melena con aceites de burití del Amazonas, pepitas de granada y nuez de mongongo.
Brume Systémique de Absolution (68,99 euros). Es una bruma bifase que regenera y protege la piel de la sequedad producida por las agresiones externas. Sus principios activos clave son el aceite de rosa mosqueta, conocido por sus propiedades regeneradoras, el pensamiento salvaje, que tiene propiedades reguladoras, y el sodio PCA, un agente hidratante de gran potencia.