La realidad ha superado a la ficción una vez más. Términos como la inteligencia artificial y el metaverso tienden a ser comúnmente relacionados con las aplicaciones virtuales, las finanzas o la educación. Sin embargo, el diseño y la construcción de algoritmos de Inteligencia Artificial (IA) también ha traspasado los límites de la estética.
En nuestra búsqueda por mantener una piel hidratada, suave y joven, todas hemos terminado, alguna vez, desesperadas por no encontrar los productos o tratamientos adecuados para las anomalías más concretas de nuestra piel. Y es que cada una somos infinitamente diferentes, y nuestras necesidades lo son también.
Ahora, el desarrollo de sistemas de software súper avanzados ha permitido grandes mejoras en el diagnóstico personalizado de los pacientes dentro del mundo de la belleza. Desde MagasIN, te contamos todo lo que debes saber sobre este innovador mundo, sobre sus posibles ventajas, pero también peligros.
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Diagnósticos personalizados y ultra precisos
La inteligencia artificial ha permitido el desarrollo de unos sistemas de procesamiento de la información tan eficaces que, en muy poco tiempo, son capaces de recopilar y analizar los datos faciales del paciente, permitiendo así una herramienta informativa de lo más completa y útil a la hora de realizar un posterior diagnóstico médico.
Frente al conflicto que supone la gran variedad de anomalías existentes en el ser humano, surge la necesidad de la personalización en los tratamientos médico estéticos. Para ello, en la clínica madrileña Mira+Cueto crearon un “método de diagnóstico multidimensional” que se apoya en los sistemas de la IA para hacer valoraciones más precisas.
Este método permite: “analizar el rostro en 4D, valorar las asimetrías faciales, realizar un mapeo de los puntos débiles faciales de envejecimiento, realizar recortes para el análisis pormenorizado de zonas específicas e incluso identificar qué emociones negativas transmite nuestro rostro”.
Además, desde un punto de vista más estético, estos avances tecnológicos también posibilitan la predicción del aspecto del rostro tras haber sido sometido a un tratamiento determinado. Con lo cual, se avanza también en el plano global a la hora de prevenir y cuidar los signos del envejecimiento.
La otra cara de la moneda
No todo iban a ser ventajas. Las infinitas posibilidades de acción dentro de la inteligencia artificial, unidas a las imágenes de hiper perfección proyectadas desde el universo paralelo del metaverso, juntas generan ciertos peligros sobre la percepción que las personas tienen sobre sí mismas.
Es algo parecido a lo que lleva ocurriendo tantos años con las redes sociales y el exceso de filtros, que la sociedad adquiere unos ideales de belleza que no son reales ni físicamente posibles, en muchas ocasiones. Los cuales pueden desembocar en problemas de salud mental relacionados con la autoestima y en otras dismorfias como efectos secundarios.
La inteligencia artificial ha demostrado ser una herramienta de gran utilidad para el campo de la medicina estética y la belleza en general, pero no debemos olvidar que quien tiene el verdadero talento en esta industria son los profesionales que investigan y velan por nuestra salud, tanto desde los laboratorios como desde las consultas.
Su trabajo humano de empatía y cuidado, su relación con el paciente y, sobre todo, sus conclusiones diagnósticas son fundamentales y deben prevalecer siempre ante el poder de la realidad virtual que es ya un fenómeno presente, y no futuro.