Cuando nos hablaron de una máquina que reduce arrugas marcadas y tensa el óvalo igual que si te hubieras hecho un lifting, pero sin pasar por el quirófano, no quisimos perder la oportunidad y nos fuimos a probarla.
[Un solo tratamiento para eliminar grasa, tensar la piel y tonificar: existe (y lo hemos probado)]
La máquina se llama Emface y nos ponemos en las manos de la doctora Raquel Moreno, directora de la clínica Eres Medicina Estética.
Previamente a nuestro paso por la camilla, hablamos con la experta en belleza. “Hoy tenemos a nuestro alcance tratamientos que nos pueden hacer envejecer mejor, y sin convertirnos en una cara de plástico pueden ayudar a suavizar los signos del envejecimiento”, asegura la doctora.
Y continúa: “Yo enfoco el envejecimiento buscando la naturalidad. Y para conseguirlo, lo más importante es ver cuál es el proceso de envejecimiento en cada persona, Intentar restablecer lo que vamos perdiendo cada uno porque no existe un estándar para todos, aunque el proceso sea el mismo. Esas diferencias aplicadas al tratamiento, hacen que el resultado sea muy natural y que no se note”, confirma.
Tratar la musculatura
La doctora asegura que el envejecimiento se produce en todas las capas de la cara, comenzando por la piel. “Pero quizá lo más importante es el hueso, que es el armazón sobre el que se sujeta todo. Y no todos tenemos el cráneo de la misma manera, ni el cráneo se relaciona con la mandíbula de la misma manera en unos que en otros. Esas proyecciones que tiene el cráneo van a influir en cómo vamos envejeciendo. Por ejemplo, si tenemos menos proyección en el pómulo, pues tendremos más tendencia a la flaccidez en el surco nasogeniano. Si tenemos menos proyección en la mandíbula o en el mentón, pues tendremos más flacidez en la zona del cuello”.
Y añade que: “Encima del hueso tenemos la musculatura y encima de ella, tenemos todos esos paquetes de grasa que son como pequeñas almohadillas que también dan soporte a la última capa que es la piel. Entre esas estructuras existen unas fascias, que son pequeñas telitas de colágeno y elastina. El envejecimiento está en cada una de esas capas. Para conseguir un buen un buen tratamiento antienvejecimiento, hay que tratarla en toda la superficie para obtener equilibrio y proporción”.
Hasta ahora teníamos tratamiento casi para todo. Los láseres, los peeling, la radiofrecuencia, la mesoterapia, las plaquetas, etc. “Casi toda la aparatología que hay en facial está diseñada para quitar manchas o quitar rojeces o estimular colágeno y elastina. Disponemos de ácido hialurónico de alta densidad para la pérdida de hueso y botox para las arrugas de expresión. Pero no existía nada para tratar la musculatura de la cara, y cuando me presentaron Emface lo vi muy claro porque es la capa que me faltaba por tratar. Aunque hiciésemos yoga facial todos los días, durante ocho horas, no se conseguiría el efecto que consigo con este aparato”, confirma la experta.
Lista para probar
Efectivamente, la tendencia que se impone es menos invasiva porque hay mucha gente que no está dispuesta a pasar por el quirófano. Y estos tratamientos llegan a España, tras revolucionar el mercado estadounidense y europeo.
Sara, una de las expertas en estética que trabajan en este centro y que hoy me aplicará la máquina, me pide que me tienda en la camilla cómodamente. Coloca una placa bajo mi espalda y comienza por retirarme el cabello con una cinta de felpa. Extiende un aceite esencial de naranja en sus manos y me pide que realice dos respiraciones profundas para relajar. A continuación, realiza una limpieza en mi rostro con un peeling enzimático muy suave, para después ponerme los electrodos.
Emface es un aparato que tiene tres aplicadores. Se pone uno sobre la frente y dos sobre las mejillas. Y emiten dos tecnologías diferentes. Por un lado, la radiofrecuencia monopolar que produce un calentamiento en la dermis de 42 grados, y va encaminada a conseguir que la piel genere colágeno y elastina; y por otro lado HIFESTM, que son estímulos eléctricos de alta intensidad, que van a la motoneurona o nervio motor y provocan contracción muscular. El aumento del tono muscular y el aumento de fibras musculares va a ser mucho mayor que con contracciones normales.
Comenzamos con una radiofrecuencia baja, en torno al 30% en la frente y 40% en las mejillas y va aumentando durante la sesión. Siento el calor, sobre todo en las mejillas, y también las descargas. Primero en la frente, como si fuera un tironcillo de pelo y luego en las mejillas que sube hasta el 70%. Es una sensación rara, pero que pasa a medida que me adapto y porque Sara ha empezado a realizarme un masaje extraordinario de manos y brazos.
Asegura la doctora que en la segunda sesión se lleva mejor porque ya sabes a lo que vienes. Pasados los 20 minutos, se retiran los electrodos y me someto a la aplicación de un serum frío para piel sensible muy agradable.
El Emface actúa sobre el músculo frontal, sobre los músculos cigomáticos y sobre el risorio que es el músculo elevador de la frente y los músculos elevadores de la mejilla. También se mejora la tracción en la zona del órgano mandibular y del cuello. Consigue elevar las cejas y traccionar las mejillas hacia arriba.
¿Para quién está indicado?
“Está indicado para casi todo el mundo, pero sobre todo para mayores de 40 años. cuando se empieza a perder tono muscular, también para personas que ya utilizan toxinas o rellenos u otros tratamientos, pues podría ser el tratamiento complementario ideal. E incluso para gente que no puede utilizar toxina o no puede utilizar rellenos, pues sería como una alternativa no infiltrable” confirma la doctora.
El tratamiento Emface tiene también mucha ciencia detrás. Se han hecho nueve estudios clínicos y hay dos en proceso de más de 20 investigadores, siete métodos de evaluación y más de 3000 tratamientos que han demostrado un aumento del 30% del tono muscular y una reducción de arrugas del 37%, además de un 26% más de colágeno.
¿Cuántas sesiones se necesitan?
En la primera sesión no se aprecia un gran cambio frente al espejo, pero sí parece que mi rostro hubiera descansado bajo el sol durante un fin de semana. En menores de 50 se recomiendan cuatro sesiones, una a la semana y a partir de los 50 unas seis sesiones, también una a la semana.
El efecto se consigue después de cada sesión. Se nota el aumento del tono, pero el resultado máximo se obtiene como al cabo de un par de meses de haber terminado las sesiones. Es entonces cuando se aprecia el aumento del colágeno, la elastina y de fibras musculares.
“Es un tratamiento que se puede hacer durante todo el año, es totalmente compatible con el sol. Puedes tomar el sol inmediatamente después de salir de la sesión y además, te puedes ir a trabajar inmediatamente después o incluso ir a un evento porque sales con una cara buenísima”, confirma Raquel Moreno.
El precio es de 1.350 € por un bono de cuatro sesiones.