Aprender a decir que no sigue siendo una tarea pendiente para muchas personas, especialmente mujeres. Está claro que en la vida hay que aprender a ser flexible, pero también a defender nuestras necesidades y preferencias.
Según el Centro de Psicología Madrid, pasa mucha gente por su consulta con dificultades para negarse cuando le proponen algo o le piden ayuda. Saben que no quieren hacerlo, pero no son capaces de decir que no.
¿Los motivos? Son muy variados, pero desde el centro señalan que suele haber algo común en el fondo de todos ellos y es la infravaloración de las propias opiniones, necesidades y deseos.
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En el corto plazo, las consecuencias son positivas, ya que la persona se siente bien ayudando a otra y haciendo lo que considera obligación.
Sin embargo, en cuanto salimos de este plazo aparecen un malestar en forma de baja autoestima, sentimiento de soledad y de vacío debido a que priorizamos deseos y necesidades de los demás, dejando lo nuestro aparcado.
Almudena Molinero, psicóloga especialista en ansiedad y estrés, cuenta a MagasIN que se encuentra este problema en su consulta a diario.
“El no saber decir no es equivalente a falta de seguridad”, es decir, a baja autoestima. La psicóloga entiende la autoestima como nuestra forma de querernos, aceptarnos, priorizarse ante otras personas o situaciones o emociones, cómo percibimos que nos ven los demás y “en la mayoría de los casos no coincide con la realidad”.
Para Molinero, hay que trabajar la asertividad en la persona con el fin de evitar que le genere malestar el haber dicho que no cuando quería decirlo. “La asertividad permite poder expresar nuestros sentimientos, pensamientos, creencias e ideas de manera sincera y correcta, de tal forma que la otra persona no se sienta incómoda o atacada”.
Según la coach Dori Pecharromán es algo que a las mujeres les cuesta especialmente por la educación en complacer que reciben. Algo en lo que coincide la psicóloga Jane Duffil: "A lo largo de nuestra vida se nos presentan muchas situaciones en las que damos mucho más de lo que realmente deseamos o podemos. Las mujeres somos especialistas en esto y no porque sea algo que elijamos o deseemos, sino porque desde bien pequeñas hemos sido educadas para agradar y complacer. "
¿Cómo se trabaja la asertividad? Mediante técnicas de habilidades sociales, que una vez aprendidas las ponemos en práctica en nuestro día a día y veremos los resultados. La psicóloga Molinero nos da un ejemplo.
“Una amiga nos pide ir de fiesta y realmente no nos apetece, pero vamos sin ganas. No queremos decepcionarle o que nos excluya como amiga, pero ir nos genera un malestar por no ser cómo nos gustaría ser y por hacer cosas que no queríamos”.
Este comportamiento, explica, es consecuencia de un aprendizaje que hemos tenido en la infancia, normalmente de los padres o en algún episodio escolar. Esto lleva a la persona a complacer a los demás con el fin de ser aceptado emocionalmente y no excluido.
Es decir, las carencias afectivas en la infancia o la falta de refuerzos positivos provoca en edades tempranas que se intente complacer a los padres en todo lo que digan para ganarse su cariño.
También puede ser consecuencia del acoso escolar. Si un niño sufre bullying, su reacción puede ser la de aceptar todo lo que se le diga para que le dejen en paz o para sentirse parte del grupo y no excluido. Además, en una pareja tóxica a una temprana edad, uno de los dos puede complacer en todo y nunca decir no por miedo a que el otro le haga daño, lo que también afecta.
“Este tipo de comportamientos proyectan como un niño o adolescente se verá de adulto, cuando no sabrá decir no o poner límites en personas o situaciones que no les guste como consecuencia de su inseguridad, la cual prolongada en el tiempo se desarrollará como un trastorno de ansiedad”, explica Molinero.
Y continúa: “Este tipo de personas son altamente sensibles, tienden a priorizar las necesidades de los demás antes que las suyas, suelen ser tímidas por lo que les cuesta relacionarse”.
Otros consejos para decir "no"
Psicología Emocional Online propone poner en práctica estos seis consejos:
- Prioriza tus necesidades y deseos. Ante todo estás tú, debes aprender a tener en cuenta tus propias preferencias porque nadie lo hará por ti.
- Piensa antes de hablar. Reflexiona antes de tomar una decisión sobre si te apetece o no realmente hacer algo.
- Practica decir "no". Cuando no quieras hacer algo debes decirlo, al principio será más difícil, pero poco a poco te darás cuenta de que dar tu opinión es necesario para tu bienestar.
- Sé amable. Negarte de manera amable a no hacer algo hará que te sientas mejor con tu negativa y del mismo modo la persona que te ha propuesto hacer algo.
- Sugiere una alternativa. Es un buen truco para empezar y no sentirte mal cuando digas que no.
- Sé firme en tus decisiones. No dejes que te manipulen, para ello es importante tener clara la fundamentación de tus decisiones.