Son únicas en cada ser humano y un fiable método de identificación que, entre otras cosas, se convierte en la llave mágica de los investigadores a la hora de resolver delitos. Las huellas dactilares están presentes en el DNI, nos sirven para rutinas diarias como desbloquear el móvil o realizar una firma electrónica. Sólo hay que colocar uno de los dedos de la mano en el lector y listo, pero... ¿existen también las huellas dactilares de los pies?
[Por qué las huellas dactilares son únicas para cada persona: un estudio descubre cómo se forman]
La respuesta es sí. De hecho, a los bebés recién nacidos se les suele tomar la huella plantar para proceder a su identificación. Esto se hace junto a una muestra de sangre del cordón umbilical para más seguridad. Se elige el pie por resultar más sencillo que la mano, aunque en ocasiones también se utiliza.
Las huellas dactilares de una persona las forman los patrones de las crestas, que se llaman dermatoglifos y se encuentran en los dedos y plantas de las manos y de los pies. Son diferentes en cada individuo y, aunque puede haber rasgos similares, los detalles son únicos e irrepetibles.
Se suelen usar las de las manos por razones de comodidad, pero las de los pies también existen, como las meigas. En esta extremidad inferior del cuerpo los dedos son más redondos y tienen una mayor superficie, lo que haría necesario utilizar aparatos de medición más grandes. Tampoco parece muy práctico que alguien tenga que descalzarse para probar su identidad en una comisaría de Policía. Pero podría... Atención porque las huellas de los pies han servido para identificar a algún delincuente despistado que se paseó sin zapatos por la escena del delito.
Los dermatoglifos se desarrollan antes del nacimiento y se mantienen iguales durante toda la vida. Son diferentes en cada dedo, tanto de la mano como de los pies. Empiezan a formarse entre las semanas 16 y 25 del embarazo, ya que en ese momento la piel del feto es todavía muy maleable. Esos dibujos que se van creando vienen determinados por factores genéticos, pero también se forman por el contacto del bebé con la pared del útero o con el líquido amniótico. Estarán completamente formadas en el sexto mes de gestación, convirtiéndose ya en únicas e irrepetibles. ¡Ni siquiera los gemelos las tienen iguales!
Al estar en parte relacionadas con cuestiones genéticas, hay individuos que no poseen huellas dactilares. Sufren una enfermedad rara provocada por la mutación de un gen llamada adermatoglifia. Otra curiosidad tiene que ver con los koalas, que son los únicos animales que presentan patrones dactilares similares a los humanos.
Además de servir como una herramienta eficaz para identificar a los seres humanos, las huellas digitales también tienen otras funciones como ejecutar tareas de gran precisión como agarrar o manipular objetos, detectar pequeñas irregularidades en superficies y distinguir entre distintas texturas. Así lo estableció hace unos años una investigación publicada en la revista Science.