Imagen de una mujer.

Imagen de una mujer. Istock.

Estilo de vida

Qué es el ecoísmo: el nuevo tipo de personalidad que preocupa en España y que pocas personas conocen

El término proviene de la figura mitológica de Eco, una ninfa condenada a repetir solo las últimas palabras de los demás, incapaz de expresar sus deseos.

29 septiembre, 2024 07:22

El narcisismo es uno de los conceptos tendencia en este S. XXI; sin embargo, tiene sus raíces en la mitología griega, con Narciso, quien se enamoró de su propia imagen reflejada en un estanque. Su definición ha llegado tan lejos, que ahora el trastorno narcisista de la personalidad (TNP), es una gran preocupación en la psicología.

Un dato sorprendente teniendo en cuenta que desde que se conoce el término, una gran parte de la población huye de él. Nadie quiere serlo o tener alguien cerca que lo sea. Esta tendencia de alejamiento ha conseguido que, ahora, la preocupación de los expertos sea justamente lo contrario. 

El ecoísmo también tiene sus raíces en la mitología griega. El término proviene de la figura mitológica de Eco, una ninfa condenada a repetir solo las últimas palabras de los demás, incapaz de expresar sus propios pensamientos o deseos. En la actualidad, se trata de un patrón que se repite constantemente.

Qué es el ecoísmo

El ecoísmo es un término que se utiliza en psicología para describir un patrón de comportamiento caracterizado por la tendencia a minimizar las propias necesidades, deseos y emociones, a menudo con el fin de evitar atraer la atención, sentir vergüenza o causar incomodidad a los demás.

Las personas con rasgos ecoístas suelen ser extremadamente complacientes y tienden a subordinarse a las necesidades de los demás, a menudo hasta el punto de borrar o reprimir su propia identidad y deseos.

Este comportamiento puede originarse en la infancia, en entornos donde expresar las propias necesidades o emociones estaba mal visto. Por ejemplo, un niño que crece con padres narcisistas o emocionalmente ausentes puede aprender que su valor depende de no convertirse en una carga.

Realmente, el ecoísmo puede ser una respuesta adaptativa en un ambiente en el que la expresión individual es vista como una amenaza o una inconveniencia. Los ecoístas pueden sentirse incapaces de hacer valer sus propios sentimientos o necesidades, y en su lugar, se limitan a reflejar lo que los demás quieren o necesitan.

Aunque a menudo es visto como una forma de humildad o autocontrol, tiene varias desventajas que pueden afectar profundamente la vida de una persona. Este patrón de comportamiento puede llevar a la persona a sentirse vacía, insatisfecha o desconectada de sí misma, ya que vive en función de las necesidades de los demás y no de las propias.

Las personas ecoístas tienen una tendencia a reprimir las propias necesidades y deseos, lo que puede llevar a un profundo sentimiento de insatisfacción personal. Al priorizar constantemente a los demás y minimizar sus sentimientos, pueden perder el contacto con lo que realmente quieren o necesitan.

Imagen de una persona apartada.

Imagen de una persona apartada. Istock.

No solo puede generar problemas de salud como la depresión, la ansiedad o la baja autoestima, sino que puede interferir con sus relaciones, volviéndolas desequilibradas. Debido a su inclinación por complacer y evitar el conflicto, las personas ecoístas pueden atraer a personas con tendencias narcisistas o controladoras, quienes se aprovechan de su naturaleza sumisa.

El ecoísmo también puede limitar las oportunidades de crecimiento personal y profesional. Al no expresar sus opiniones, ideas o deseos, la persona puede pasar desapercibida en su entorno laboral o social, lo que disminuye las posibilidades de ascenso o reconocimiento. 

Una de las desventajas más claras en el ecoísmo es que puede generar el sentimiento contrario, en el que las personas de su círculo crean que solo quieren llamar la atención e, incluso, están victimizándose.

Diferencias entre el ecoísmo y el narcisismo

El ecoísmo y el narcisismo son dos conceptos que representan extremos opuestos. Aunque ambos pueden surgir de contextos familiares o sociales disfuncionales, se manifiestan de maneras muy diferentes.

El narcisismo se caracteriza por un sentido exagerado de importancia personal, una necesidad constante de admiración hacia uno mismo y una falta de empatía hacia los demás. Las personas con rasgos narcisistas suelen buscar ser el centro de atención y tienen una visión grandiosa de sí mismas, buscando constantemente la validación externa para mantener su autoestima.

Por otro lado, el ecoísmo se refiere a un patrón de comportamiento en el que una persona minimiza o reprime sus propias necesidades, deseos y emociones para evitar el conflicto o para complacer a los demás. En lugar de buscar admiración o reconocimiento, este patrón está impulsado por el deseo de evitar la atención y mantener una imagen de sumisión.

La motivación detrás del narcisismo es el deseo de sentirse superior y especial, mientras que la motivación detrás del ecoísmo es el temor al rechazo o al conflicto, y la necesidad de mantener la paz y la aceptación social.