Mujer en un coche.

Mujer en un coche. IStock.

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Qué es el síndrome del túnel: alarma por el trastorno psicológico que muchos españoles sufren sin saberlo

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado el estrés como la "epidemia de salud del siglo XXI".  Según el último estudio del Grupo AXA sobre salud y bienestar mental, España encabeza la lista de los países con más estrés, con un 62% de la población perjudicada por episodios que impactan en su vida diaria, el dato más alto de los últimos tres años.

Los expertos confiesan que "un nivel moderado de estrés es normal"; sin embargo, el problema surge cuando el individuo no cuenta con los recursos suficientes para afrontarlo. Si esta situación se prolonga en el tiempo, la salud física y mental de la persona puede acabar deteriorándose. Los síntomas más frecuentes son la irritabilidad, la ansiedad y el insomnio, seguidos de dolores de cabeza y musculares y fatiga física.

No obstante, también existen síntomas que no se nombran porque pasan desapercibidos, como es el caso de la visión del túnel o síndrome del túnel, uno de los fenómenos psicológicos más comunes causados por el estrés y que puede ocurrir tanto a nivel oftalmológico como cognitivo.

Qué es el síndrome del túnel

El síndrome del túnel, conocido también como "visión de túnel" en un sentido figurado, describe un estado psicológico en el que una persona se enfoca de manera extrema y obsesiva en un problema o preocupación específica, hasta el punto de perder de vista el panorama general o cualquier posible solución alternativa.

Este fenómeno no es un diagnóstico clínico formal, pero se encuentra relacionado con estados de estrés elevado, ansiedad y agotamiento mental. Su nombre deriva de la experiencia literal de la visión de túnel, en la cual el campo visual se reduce y todo aquello que no está directamente en el centro de la mirada se desdibuja. En el caso psicológico, esto ocurre de manera mental o emocional.

El síndrome del túnel es común en situaciones donde hay una presión significativa para resolver un problema, ya sea en el ámbito laboral, académico, personal o incluso social. Por ejemplo, una persona que enfrenta una crisis financiera podría obsesionarse tanto con una deuda específica que pierde de vista opciones más amplias, como buscar ayuda profesional, renegociar términos o diversificar sus ingresos.

Sin embargo, suele ocurrir más con nuestros sentimientos. Cuando pasamos por una mala época emocionalmente hablando, solo vemos lo que hay dentro de ese túnel, lo que confirma que tenemos que estar mal, nuestras necesidades, exigencias, pero no vemos todas esas otras opciones que confirman que hay otras muchas cosas no tan malas o esa salida que nos puede ayudar.

Este fenómeno puede llevar a una sensación de atrapamiento, en la que la persona siente que no tiene salida o alternativa, lo que agrava el estrés y reduce aún más la capacidad para pensar con claridad o para salir del túnel.

Una de las principales características del síndrome del túnel es que está estrechamente relacionado con el funcionamiento de nuestra mente bajo estrés. Cuando nos enfrentamos a una amenaza, real o percibida, el cerebro tiende a limitar su capacidad de procesamiento y priorizar el enfoque en aquello que considera más urgente.

Este mecanismo es una respuesta evolutiva diseñada para ayudarnos a sobrevivir en situaciones de peligro físico, como huir de un peligro. Sin embargo, en el contexto de problemas modernos o emocionales que requieren otro tipo de soluciones, este enfoque estrecho puede volverse contraproducente. En lugar de ayudarnos a encontrar una solución, nos lleva a un ciclo de pensamientos repetitivos e improductivos.

Las consecuencias del síndrome del túnel

A pesar de no ser un diagnóstico clínico formal, las personas atrapadas en el síndrome del túnel sufren una serie de consecuencias, como dificultades para evaluar sus opciones de manera objetiva. Esto se debe a que su atención está completamente ocupada por un solo aspecto del problema, lo que les impide considerar factores adicionales que podrían influir en la solución.

Un estudiante preocupado por un examen importante podría centrarse únicamente en la idea de que no está lo suficientemente preparado, ignorando alternativas como pedir ayuda a un profesor, reorganizar su tiempo de estudio o simplemente descansar para mejorar el rendimiento. 

El síndrome del túnel también tiene un efecto emocional significativo. Muchas personas que lo experimentan describen una sensación de aislamiento, como si fueran las únicas enfrentando esa situación o como si el resto del mundo fuera irrelevante en comparación con su problema.

Mujer preocupada.

Mujer preocupada. IStock.

El estrés prolongado asociado con este fenómeno puede generar síntomas físicos como fatiga, dolores musculares, problemas gastrointestinales e insomnio, creando un círculo vicioso donde la mente y el cuerpo se agotan mutuamente.

A pesar de que si nos vemos atrapados en este síndrome parezca imposible salir, existen unas estrategias para superarlo. Una de las herramientas más efectivas es el mindfulness o atención plena, que ayuda a las personas a entrenar su mente para observar sus pensamientos sin quedar atrapadas en ellos.

Practicar técnicas de respiración y relajación también puede ayudar a reducir la activación del sistema nervioso, permitiendo que la mente se abra a nuevas perspectivas. Además, el apoyo social es crucial; hablar con amigos, familiares o un terapeuta puede ofrecer una visión externa y más objetiva del problema.

En términos prácticos, también es útil implementar técnicas de resolución de problemas, como dividir un problema grande en pasos más pequeños y manejables. Esto permite que el cerebro salga del modo de alarma y comience a trabajar en soluciones específicas.