Pareja riendo mientras se abrazan en la cocina.

Pareja riendo mientras se abrazan en la cocina. iStock

Estilo de vida

Qué es el método 7-38-55: la sencilla técnica cada vez más utilizada en España para evitar las discusiones en pareja

Siguiendo estas pautas desarrolladas en la década de los 70 aprenderás a transmitir mejor tu mensaje, evitando enfados mayores. 

9 junio, 2024 14:59

Saber transmitir un mensaje es igual de importante que el lenguaje no verbal con el que lo hagas. De ahí que múltiples estudios de psicología, desde que este sector de la salud irrumpiera en la sanidad, se hayan centrado en cómo comunicarse correctamente

Uno los casos más frustrantes se producen en las relaciones sentimentales, cuando los protagonistas no se ponen de acuerdo con sus diferentes puntos de vista. Sin embargo, en la mayoría de los casos, lo que falla es la forma en la que exponemos nuestra visión del tema. 

En la década de los 70, Albert Mehrabian, psicólogo e investigador, ponía en pie dos grandes experimentos para estudiar de cerca el lenguaje no verbal de las personas. A raíz de ello, se desarrollaba la regla 7-38-55, una técnica que ponía en relevancia tres principales elementos: palabras, tono de voz y lenguaje corporal

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El profesional, también antropólogo y profesor de la universidad de California, Los Ángeles, se ha centrado durante gran parte de su carrera en el desarrollo de estudios pioneros en la comunicación no verbal. Uno de los más importantes es esta regla que se ha aplicado a la inteligencia emocional y la comunicación en general. 

Sin duda, una sencilla técnica que aplicar en tu día a día y que nos puede ayudar a mejorar la comunicación con las personas más allegadas, ahorrándonos caer en la discusión y mejorando nuestro estilo de vida. 

Qué es la regla 7-38-55

La regla creada por Mehrabian, en compañía de otros colegas, incide en la importancia que tiene comprender el mensaje, más que con el lenguaje no verbal con lo que lo estás diciendo. 

Para afirmarse en esa pesquisa, el psicólogo desarrolló dos estudios. El primero, el cual lo compartió con Wiener, hace referencia a la relativa importancia que tiene la palabra frente al tono de voz empleado. Mientras que en el segundo, elaborado en este caso junto con Ferris, se compara el tono de voz y la expresión facial

Basándonos en estas teorías, el 93% de comprender un mensaje correctamente depende de la comunicación no verbal y, el 7% restante, tan solo lo que es el mensaje en sí. 

La comunicación no verbal abarca gestos, las expresiones que realizamos con la cara (consciente o inconscientemente) y hasta la postura que adoptamos mientras hablamos, en total un 55%. Pero también el tono de nuestra voz, la entonación que damos a la conversación y los que se conocen como códigos paraverbales, que supone el 38%. 

Cómo aplicar la regla 7-38-55

La regla 7-38-55 no se puede aplicar a todo tipo de conversaciones. Es una técnica que hace referencia, especialmente, a las conversaciones emocionales en las que expresamos emociones o actitudes. 

Este hecho se debe a que es en este tipo de comunicaciones en las que más se ponen en juego nuestros sentimientos, no coincidiendo, por lo general, las palabras con nuestro lenguaje no verbal

Pareja charlando tumbados sobre un cojín.

Pareja charlando tumbados sobre un cojín. iStock

En este tipo de conversaciones sentimentales, según el estudio de Mehrabian, la credibilidad del mensaje dependerá de cómo nos llegue a través de los tres principales elementos de esta técnica: canal verbal (palabras), canal vocal (tono de voz) y canal visual (lenguaje corporal).

El estudio asegura que si no llegan a concordar lo transmitido con el tono de voz y con el lenguaje no verbal, priorizará lo que se percibe a través de los canales no verbales.

Pareja riéndose mientras toman una copa de vino.

Pareja riéndose mientras toman una copa de vino. iStock

Que esta regla resulte más efectiva en conversaciones sentimentales no lo hace menos importante, ya que son las comunicaciones más comunes en nuestra vida cotidiana.

Pero también se puede aplicar a situaciones de liderazgo, negociaciones o resolución de conflictos donde los sentimientos suelen estar más presentes.