Claudia Serrano ingresó en Iberia en 1999 por medio del handling, las operaciones que se realizan en tierra tanto a los pasajeros como a las aeronaves. Fue en el 2006 cuando ingresó en la plantilla como supervisora de la operación del avión.
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En el 2017 fue seleccionada para un traslado a Chile como jefa de escala y cuatro años más tarde se inició el traslado a su país, Colombia, donde actualmente ocupa el cargo de jefe de escala en Bogotá.
Bogotá es una ciudad que esconde lugares que no todo el mundo conoce y cuenta con siglos de historia reflejados en monumentos de la época colonial. La trabajadora de Iberia y local de la ciudad comparte todos los secretos de la capital a MagasIN para que puedas disfrutar cada rincón si decides ir en tus próximas vacaciones.
Las mejores vistas
Los miradores son uno de los sitios imprescindibles cuando viajamos, poder ver las calles desde el mejor punto de la ciudad es indispensable. Lo ideal para poder hacerlo en Bogotá es en el santuario de Monserrate, en los cerros orientales de Bogotá.
Situado a 3172 metros sobre el nivel del mar, Monserrate es, junto a Guadalupe, uno de los cerros tutelares de la ciudad. Cuenta con un teleférico para llegar hasta la cima donde podrás disfrutar de las mejores vistas de la capital de Colombia.
Hora de comer
Tan necesario como visitar un mirador es probar la comida típica de la ciudad, aquello que caracteriza no solo su origen sino también su gente. Bogotá es una ciudad con tanta variedad de platos que para los amantes de la gastronomía puede llegar a ser el Edén.
Claudia no ha dudado en hacernos una lista con aquellas comidas que, vayas donde vayas, tienes que probar. Si quieres degustar el famoso Ajiaco, el sitio que nos recomienda Serrano es La Puerta Falsa, un restaurante fundado en el siglo XIX y famoso por ofrecer menús caracterizados por la gastronomía local.
En la plazoleta del Chorro de Quevedo tienes que degustar la chicha, una bebida tradicional elaborada con la fermentación del maíz. Otro plato que no puedes perderte es la aguapanela con queso y almojábana, una tradición única en el país.
Para endulzar el viaje y terminar con un buen postre, si vas a Bogotá tienes que disfrutar de unos tamales con chocolate caliente y pan en la Pastelería Florida.
Un museo
Bogotá alberga diferentes museos populares donde puedes conocer toda la historia de la capital. El Museo del Oro posee la colección de orfebrería prehispánica más grande del mundo, con aproximadamente 34.000 piezas de oro y cerca de 25.000 objetos en cerámica, piedra, concha, hueso y textiles.
Algo que caracteriza a la capital es su pasado, la convivencia de diferentes culturas en un mismo lugar. Este museo expone piezas de estas civilizaciones indígenas asentadas en la actual Colombia, antes de la llegada de los europeos, entre las que destacan los muiscas y los taironas, grupos indígenas que habitaban en Colombia.
De compras
Si después de visitar la ciudad lo que te apetece es buscar un recuerdo para llevarte o simplemente irte de compras, Bogotá es el mejor sitio para comprar esmeraldas. Las esmeraldas colombianas se extraen en las regiones de Cundinamarca y Boyacá y la mayoría de estas piedras pasan por la capital.
Si quieres hacerte con la joya más bonita de la ciudad, no dudes en acercarte al distrito esmeralda, cerca del barrio de La Candelaria, entre la calle 12 y la avenida 6. También puedes pasarte por el Emerald Trade Center de Bogotá, en la Avenida Jiménez, que es un gran punto para recoger una piedra de buena calidad.
En familia
Si buscas un recorrido con paisajes inolvidables, actualmente puedes coger un tren clásico, remodelado con locomotoras de vapor o diésel construidas en la primera mitad del siglo XX, que te llevarán a la Sabana de Bogotá, a las poblaciones de Zipaquirá, Cajicá y Nemocón.
No puedes irte sin…
Para nuestra jefa de escala, ver la Catedral de Sal de Zipaquirá es una de las cosas que no puedes perderte si vas a Bogotá, en el interior de las minas de sal de Zipaquirá habita una de las maravillas modernas del país, una catedral tallada completamente en sal y a 180 metros bajo tierra.