Apasionada de la moda y del arte a tiempo completo, la 'Top 100' Sara Navarro (Elda, 1957) lleva a sus espaldas una prolífica trayectoria como diseñadora de calzado. A lo largo de su carrera, se ha codeado con grandes modistas y ha captado la atención de personalidades como Pamela Anderson o la reina Letizia, quienes han lucido sus diseños. Hoy, sus marcas están presentes en más de 30 países y sus creaciones desfilan sobre algunas de las pasarelas más importantes del mundo.
Navarro se crio en el seno de una familia de artesanos e industriales zapateros, aunque la vocación no le llegaría hasta la edad adulta. De hecho, inicialmente se licenció en Psicología por la Universidad de Valencia y combinó esta formación con estudios de arte e idiomas.
Su extensa preparación se gestó entre España e Italia, dos países que ocupan un lugar muy especial su corazón. Se diplomó como estilista en el Instituto Ars Sutoria de Milán, cuenta también con el Máster Internacional de Moda de la Domus Academy, es especialista en Arte del Quattrocento por la florentina Escuela Dante Alighieri. Además, entre otros cursos, tiene la Acreditación Internacional en Consejos de Administración y Buen Gobierno.
En 1979, decidió crear sus propias compañías, Sara Navarro y SarahWorld. Su labor al frente de ambas le ha hecho merecedora de premios de relevancia nacional, como el FEDEPE a la Mujer Empresaria del Año o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. En 2019, fue elegida en la categoría de Empresarias como una de las 'Top 100 Mujeres Líderes de España'.
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Actualmente, compagina su trabajo como diseñadora de calzado al frente de dos empresas con el coleccionismo de arte. La diseñadora responde a nuestro Magatest, en el que las preguntas remiten a títulos de libros escritos por autoras como Virginia Woolf, Carmen Laforet, Alice Munro, Elena Ferrante, Almudena Grande, Ana María Matute…
Tu primera memoria…
El balneario de Cofrentes. Recuerdo una piscina de fondo verde, y una almeja de piedra desde la que salía el agua como surtidor. Mi familia me sentaba en un borde, con los chorros haciéndome cosquillas. Aún puedo imaginar la estampa de felicidad, vestida con un bañador rojo de gomitas y oliendo a protector solar.
Una mañana se acercó un niño, me dijo que le dejara sentarse, y yo le dije que no cabía. Él se alejó, pero volvió y me empujó con mucha fuerza al agua. Yo salí despedida y caí en la parte honda de la piscina. Recuerdo tener los ojos abiertos, tragar mucha agua y no poder salir hacia arriba, hasta que, de repente, un señor con bigote y bañador azul marino me sacó en brazos. Lo recuerdo con sumo detalle. Tenía dos años, pero desde entonces me gusta ser generosa.
Una habitación con vistas a…
San Miniato al Monte y el Ponte delle Grazie. Lo visité durante mi curso de Arte Clásico en Florencia, en mayo del 83. En mi diario guardo recuerdos como este: "Había agua convertida en oro a la lejanía, y un puente con tres hornacinas de oro que contenían la Luz Divina…"
¿Orgullo y prejuicio(s) sobre…?
La dignidad, el amor a una misma, a la propia esencia. Una mujer puede perder al hombre de su vida o su mejor trabajo, pero nunca puede permitirse el lujo de perder la propia autoestima; entonces sí lo habría perdido todo.
La amiga estupenda es…
La que te incluye siempre en su vida, aunque no estés. Es aquella con la que puedes hacer los mismos planes que haces sola, pero con su compañía son más interesantes. Es esa amiga que te quiere sin juzgar, que nunca te defrauda y que puedes confiar en ella, sin ninguna duda, porque es la primera persona a la que llamarías cuando necesitas que te escuchen.
¿Qué fue lo que el viento se llevó?
El pasado que no cuenta, el que ya no está. Porque solo tenemos presente y no podemos dejar que a él asome ninguna tiniebla: ha de brillar siempre a pleno sol.
¿Queda algo de la edad de la inocencia?
Queda lo mejor del ser humano y de la vida. La fe en los demás y la esperanza en el perfecto orden del universo.
¿Qué te deja el corazón helado?
La traición y la mentira, que lo cristalizan como un glaciar.
¿El mejor de los mundos posibles?
El que se construye con el amor, sin miedo y sin rencor. En el que cabe todo lo que nos importa, lo que se alinea con nuestros propósitos y nos llena de felicidad. Es el mundo que construimos desde nosotros mismos y proyectamos a los demás.
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¿A quién asesinarías en el Orient Express? O, mejor dicho, ¿a quién regalarías un viaje sin retorno?
A las personas que abusan de los más débiles, niños, ancianos o mujeres… Para que los traumas que arrastran puedan detenerse y no sigan haciendo daño.
¿Qué supone la ridícula idea de no volver a verte?
Me río porque supone un mensaje, una señal… Había pensado no volver a ver a un amigo, en unas de esas decisiones que no toma el corazón. En esas estaba cuando, un día, entré a comprar unas revistas y me asaltó el libro de Rosa Montero. Pensé: "Es una señal, debo leerlo, seguramente hay en él un mensaje importante para mí que debo conocer respecto a esta situación".
Nunca imaginé que la obra tuviera que ver con la vida de Marie Curie, pero como mensaje funcionó, y descarté la ridícula idea de no volver a ver a aquel amigo.
El amor más grande es…
Sin duda, el que se sublima, el que suma todos los tipos de amor en uno universal. Pero también el que nunca se ha tenido, o el que se pierde. El que reúne todos tus ideales. Y también el que solo existe en tu imaginación.
¿Para qué pedirías amnesia colectiva?
Para el Holocausto. No importa el tiempo, ni la cercanía. Siempre hará demasiado daño. No se puede vivir con tanta crueldad.
Un secreto a voces.
El que te cuentan con misterio, como un gran secreto, pero tú ya lo sabes. Suele haber siempre alguno en cada familia. No se habla de ello, pero todos lo saben.
¿Un secreto inconfesable?
El del amor oculto, el que proteges con el silencio para que nada lo perturbe. Para que ninguna energía ajena pueda entrar en él. Ese amor que forma parte de tu mundo mágico y personal.
¿Qué es para ti la nada?
Es paz, libertad, conciencia, meditación y esencia. La nada es necesaria, como fuerza interior y conexión espiritual. Nada es, a la vez, todo.
Cuando la revolución termine…
¡No sé qué haremos! La revolución es ritmo, poner en marcha un engranaje, crear, evolucionar… ¡Cuando la revolución termine, preparaos para que empiece la siguiente!