Alejandro de Miguel se define como modisto porque no sólo diseña, sino que interviene en todo el proceso de creación, hasta que las piezas están finalizadas y en manos de sus clientas. Creció entre hilos y agujas en el taller de costura de sus padres en La Mancha, y aún hoy trabaja en su pueblo natal, en una empresa que da trabajo a más de 30 costureras. Ha vestido a la Reina Sofía, a actrices y famosas que pisan alfombras rojas y a las presentadoras de televisión, que nos acompañan desde la pequeña pantalla el último día del año, luciendo “modelazo”, mientras nos animan a tomar las uvas.
Pregunta: ¿Las lentejuelas sólo para la última noche del año?
Respuesta: Las lentejuelas son para vestirse de fiesta y de gala. A mí siempre me gusta dejarlas descansar un poco después de Navidad, pero luego podemos volver a utilizarlas para cualquier evento de noche, ya sean galas o alfombra rojas. Para mí la lentejuela es luz y hace brillar a quién la lleva.
¿Cómo debe ser el vestido de quien nos acompaña desde la tele durante las uvas?
Por mi experiencia, el diseño tiene que estar en la parte superior, ya que los planos son medios, es decir, de cintura para arriba. Y además, tiene que ser atractivo, visual y sobre todo, sorprender a los telespectadores.
¿Recuerda algún modelo suyo en especial y quién lo llevaba?
El que llevó Ana Obregón en las campanadas del año 2020, para mí fue muy importante. Es un vestido que hizo historia, no sólo por su tragedia personal, sino también porque fueron las uvas de la pandemia y las restricciones. Por primera vez en la historia, la Puerta del Sol estaba vacía, sin gente tomando las uvas. Sentimos una mezcla de tristeza y esperanza en un año en el que se comenzaba a vacunar.
¿Qué opina del modelo que lució Cristina Pedroche este año?
Soy muy fan del diseñador Manuel Piña como buen manchego. Él es de un pueblo cercano al mío, Manzanares, y yo soy de Miguel Esteban. Era una persona adelantada a su época. Ese vestido en concreto, de su "colección de los insectos" de hace años, hoy en día todavía se considera moderno.
Sus vestidos los ha lucido la Reina Sofía, pero también actrices y novias, muchas novias. ¿En qué terreno se encuentra más cómodo?
Lo de las famosas está muy bien porque es un escaparate importante, pero yo me debo a mis clientas anónimas, a las novias y las madrinas, que son las que realmente ponen al corriente las cuentas de mi taller. Son las que hacen un gran esfuerzo para un día importante, con muchísima ilusión. Lo otro, se ve mucho porque sale en las portadas, pero lo que me hace ilusión es trabajar para personas anónimas.
¿A quién le gustaría hacerle un vestido maravilloso?
Me gustaría hacerle un vestido a la Reina Letizia. Algo de noche, de largo, elegante y para sus viajes a otros países. Sería un buen escaparate y creo que ella lo está haciendo fenomenal como soberana, aportando un aire muy fresco.
¿Qué novedades podemos ver en sus vestidos de novia de la próxima colección?
Estoy pensando en no presentar colección de novia, porque quiero que cada una de ellas sea exclusiva y única. Cada vez me gusta más que las novias participen en sus diseños, que me digan cómo quieren verse. Lo de las colecciones, cada año las hacemos más pequeñas. Son necesarias para ver nuestras tendencias y propuestas. Las novias me buscan a mí porque no quieren que su modelo se haga en una fábrica en China, y luego haya 500 vestidos iguales.
¿Cómo le afectó el parón de las bodas debido a la pandemia?
Mucho. Recién aterrizado en Madrid, en la calle Ayala, me acababa de hipotecar enormemente, después de buscar durante dos años el espacio ideal. Cuando llegó el 14 de marzo, me tuve que venir al pueblo para confinarnos. Llevábamos solo cuatro o cinco meses abiertos en Madrid y no había bodas, ni eventos… Me afectó muchísimo. Pero en el confinamiento preparé una colección tan maravillosa, que a la vuelta hemos colapsado el taller, con un éxito tremendo y con mucho trabajo.
“Las novias no quieren que su modelo se haga en una fábrica en China y luego haya 500 vestidos iguales”
¿Hay un color para cada mujer? ¿Cómo encontramos el que nos conviene o resalta?
Las firmas intentan resumir y hacer sus colecciones en tres o cuatro colores, y así es más fácil fabricar en otros países, agrupar pedidos, sale más barato… Pero yo lo hago personalizado, me entrevisto con cada clienta y le hago expresamente el traje para cada una. No le voy a dar el color de la temporada y con el que nos han dicho que nos tenemos que vestir, sino el color que realmente le queda bien a su piel, a su tono de pelo, con el que va a estar favorecida. Se trata de un día importante, tanto si eres madrina, como si vas a la boda de tu hermano. Esas fotos las vamos a estar viendo toda la vida.
¿Está usted a favor de la economía circular, comprar menos piezas y que duren más?
Estoy a favor del consumo responsable. Creo que no es necesario comprarse tanta ropa porque detrás de cada prenda que cuesta ocho o nueve euros hay explotación. Yo prefiero comprarme menos ropa, pero que sea de calidad y que respete los derechos humanos y el planeta. Nosotros lo hacemos todo en mi pueblo. Las empleadas están muy bien pagadas y eso repercute en el precio de la prenda, pero también están comprando un producto exclusivo y de calidad. Eso también se puede llevar al día a día con la ropa. Yo, por ejemplo, cada año me compro dos chaquetas de buen tejido, y no necesito más.
¿Qué está preparando en este momento?
Ya estoy pensando en el 2023, atendiendo a mis clientas con las primeras pruebas y muy contento. Estoy viviendo un tiempo dorado. Lo mejor de mi carrera profesional con clientas que son fieles, y repiten cada vez que tienen un evento.