En su segundo desfile dentro del calendario oficial parisino, la diseñadora cordobesa presentó en la Semana de la Alta Costura la colección Orígenes, inspirada en sus veranos en Málaga, el azul de sus playas, su gente y la armonía de su tierra. y lo hizo en un escenario sorprendente, la catedral americana de París, situada en la elegante avenida George V.
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Tras su debut en julio del 2022 con la colección Andalucía, Juana Martín volvió este 26 de enero al calendario oficial de la Semana de la Alta Costura de París con una propuesta que, según la diseñadora, “está pensada para una mujer elegante y transgresora, que se atreve a dar un paso más hacía la evolución y el desarrollo personal”.
El resultado es fiel a su estilo flamenco, con un toque vanguardista y, a la vez es una vuelta a sus comienzos, a su esencia: blanco y negro, volúmenes, bordados, sus característicos volantes y, por supuesto, los lunares. Pero destaca en esta colección la innovación en tejidos y, con el denim, la diseñadora ha realizado un trabajo de lavados y volúmenes poco usuales en este material.
Juana Martín ha contado además con la colección de tacones de cristal del gran Christian Louboutin, los bolsos de Nadia Chellaoui y el trabajo de orfebrería de Plata Pura. Según la nota de prensa, estas firmas "se unen por el oficio y la tradición con un punto de vista contemporáneo y vanguardista".
El diseñador de zapatos galo fue uno de los amigos que acompañó a la diseñadora junto a Rossy de Palma, Hiba Abouk, Luis Fonsi y su mujer, Agueda López. Esta última y Luna Lionne, hija de Rossy, desfilaron en el show.
Con esta presentación Juana Martín afianza su marca y su proyección internacional, desfilando entre los más grandes de la moda porque, sabido es que la Semana de la Alta Costura permite a las firmas que desfilan mostrar todo su 'poderío', es decir, demostrar que son miembros de la Chambre Syndicale de la Haute Couture porque sus creaciones están a la atura de la mítica costura gala.
Lo que significa, entre otros muchos (y costosos) requisitos: hacer prendas a medida, de forma artesanal o totalmente a mano, tener un atelier en París y utilizar tejidos y accesorios de algunos talleres artesanos galos. En esta esencia se ha centrado Kim Jones, el director artístico de Alta Costura de Fendi.
La colección que la firma presentó ayer es, según el diseñador, "una celebración de los talleres y los artesanos que realizan estas prendas, el intenso trabajo y el compromiso emocional con cada pieza que existe, tanto para el fabricante como para el usuario, y cómo las tradiciones íntimas de la Alta Costura están vivas y respirando".
Además, para formar parte del grupo de los elegidos, hay que presentar, en enero y en julio, al menos cincuenta diseños originales, trabajados puntada a puntada y en los que cada adorno ha sido realizado y cosido en la prenda a mano, lo que obliga a dedicar a cada vestido largo un media de una quinientas horas de trabajo.
"Esta temporada, quería concentrarme en las técnicas y el oficio de la Alta Costura, con la ligereza, fluidez y actitud de hoy", aseguró Jones. Este londinense es un caso de estudio porque, desde 2018, es director creativo de Dior Homme, la línea de hombre de la maison francesa (con indudable éxito de crítica y público) y desde 2020 se encarga también de la línea femenina de alta costura de Fendi.
Jones compagina ambos cargos como antes lo hizo Karl Lagerfeld, que simultaneó su trabajo en Chanel con el de director creativo de la firma italiana, hasta su muerte en 2019, en un curioso desdoblamiento que en el caso del inglés presenta menos dificultad por tratarse una línea masculina y de otra femenina.
Para esta temporada, "Kim Jones y los artesanos de los talleres Fendi continúan abordando la colección de Alta Costura como un palimpsesto del mundo interior, donde las iteraciones, transparencias y técnicas del pasado conforman el presente y se mueven sutilmente hacia el futuro", explicaba la firma.
Un palimpsesto es, según el Diccionario de la RAE: "Manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente". Y la palabra iteración viene de reiteración o repetición. El propio diseñador lo exponía de forma más clara: "La colección es un mundo interior convertido en uno externo, tanto figurativa como literalmente, con una sensación de que la ropa interior se convierte en ropa de noche".
Siguiendo una tendencia que el street style y las celebrities ya han elevado a categoría de moda, la lencería está diseñada como parte de un look, dando protagonismo a la ropa interior. Algunos vestidos se presentan incluso con su ropa interior a juego.
Además, otros modelos transparentes presentados dejan ver el cuerpo de la mujer, se adaptan a este como una segunda piel, en una colección en la que la Alta Costura se hace, según la nota de prensa, humana y accesible.
Las mangas aladas son a menudo desmontables; los abrigos reflejan el intenso bordado de sus vestidos a juego en el interior, pero se pueden revertir; las faldas envolventes de 'delantal' también se pueden usar como estolas. "Es ropa que no se trata solo de ser mirada, sino de ser habitada", añaden.
Plisados y drapeados que abrazan el cuerpo, con encajes metálicos de cuero que recorren las prendas o asoman por debajo de las minifaldas, en un ejercicio de artesanía excepcional: en los talleres de Fendi trabajan el mohair japonés, Fuuga, el calibre más fino que se puede encontrar en el mundo, y lo convierten en la apoteosis del ganchillo y en la tela de araña más parecida al encaje en vestidos en cascada.
Los guantes, protagonistas absolutos de todo estilismo. Los mosquetones que unen las cuerdas de escalada, se reinventan como adorno o cinturón. El rosa maquillaje, color indiscutible en este y otros desfiles que hemos visto en la Semana de la Alta Costura.
Junto al dorado, el plateado y el gris en todas sus versiones, pero también el verde aguamarina, forman una paleta de colores sosegada, sobre la que destaca la pedrería que hace brillar, todavía más unos vestidos lenceros que recuerdan al Hollywood de los años 30. Una década que también inspiró el desfile de Chanel.
El punto y final lo pusieron el diseñador indio Gaurav Gupta y la diseñadora marroquí Maison Sara Chraibi. Un broche de oro para la semana de la Alta Costura, que cierra sus puertas con la satisfacción de haber asombrado, una vez más, al mundo.