El ante es un tejido de piel de aspecto suave y aterciopelado que se emplea para la confección de zapatos y de algunas prendas de ropa. Se trata de un material de naturaleza delicada, por lo que tiende a deteriorarse con facilidad. Además, su atributo aterciopelado hace que tienda a absorber sustancias y otros residuos que crean desperfectos en la prenda.
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La exposición al sol, por ejemplo, contribuye a su desgaste prematuro, ya que contribuye a la decoloración del material. Por otro lado, debido al carácter poroso del material, la lluvia es otro factor que puede provocar daños en el zapato. La acumulación de agua sustrae la grasa natural del material, lo que endurece y oscurece el calzado.
Por todo esto, es fundamental tratar el calzado de ante con especial precaución y recurrir a cuidados de limpieza y mantenimiento específicos, empleando siempre productos que sean respetuosos con este tejido.
¿Qué productos se necesitan?
Existen multitud de productos en el mercado destinados a limpiar zapatos de ante que se dividen en función del tipo de calzado al que estén destinados y del tipo de limpieza que los zapatos requieren, ya sea una limpieza superficial u otra más en profundidad.
Los más importantes son el cepillo específico para zapatos de ante, que se caracteriza por presentar cerdas duras para asegurar la limpieza del zapato; una goma quitamanchas específica; y un aerosol protector para asegurar el mantenimiento del calzado y evitar, en la medida de lo posible, futuros desperfectos.
Es fundamental tener en cuenta que las herramientas empleadas para la limpieza y el cuidado de prendas constituidas por tejido de ante no deben ser hidratantes o, al menos, no deben humectar en exceso. Esto se debe al carácter poroso de la piel, que hace que tienda a absorber sustancias.
Limpieza y mantenimiento de zapatos de ante
El proceso dependerá de si estamos tratando con una mancha localizada o simplemente buscamos mejorar el aspecto del zapato porque haya oscurecido o se haya deteriorado con el tiempo, la exposición al sol, a la lluvia y a otros agentes externos.
Limpieza general
Para una limpieza general, simplemente necesitaremos rociar el zapato con aerosol limpiador y cepillar su superficie con delicadeza. Es importante frotar con suavidad, porque hacerlo de forma demasiado brusca puede provocar desperfectos y conseguir el efecto inverso al esperado.
Los pasos concretos a seguir son:
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Cepillar para eliminar impurezas: Empleando siempre un cepillo adecuado para cada ocasión e intentando abarcar toda la superficie del calzado.
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Utilizar la goma: En el caso de necesitar quitar alguna mancha leve o rozadura, o incluso que el cepillo no esté consiguiendo eliminar todos los residuos como se esperaba, debemos emplear una goma quitamanchas específica. Este tipo de herramienta se emplea como una goma de borrar sobre la zona a tratar y se suele encontrar en peleterías y tiendas especializadas de calzado. Es importante tener en cuenta que la goma debe ser de un color neutro para evitar coloraciones indeseadas en el zapato.
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Protector: Para asegurar su mantenimiento, deberemos emplear un producto protector específico para tejido de ante. Se encuentra a la venta tanto en aerosol como en otros formatos. Esto reducirá la tendencia de la piel a absorber líquidos, especialmente si utilizamos un impermeabilizador. Es recomendable rociar los zapatos con un protector cada vez que se vayan a usar para evitar su desgaste.
Limpieza a fondo
Si tratamos con manchas graves, el procedimiento dependerá en cada caso. Si los métodos anteriormente mencionados no han funcionado, será necesario emplear un quitamanchas de ante más potente, aunque debemos buscar uno con fórmula no agresiva para que sea respetuoso con el tejido.
Hay algunos casos en los que se requieren cuidados especiales como ocurre con la grasa. El aceite y otro tipo de líquidos grasos son difíciles de retirar. Por eso, es fundamental actuar de forma rápida. Una forma de proceder que tiene resultados efectivos es emplear polvos de talco. Simplemente se deben aplicar sobre la mancha y después frotar con el cepillo hasta que no quede rastro de ella.
Si no hemos actuado rápido y la mancha se ha secado, necesitaremos emplear limpiadores específicos para este tipo de residuos acumulados. Algo similar ocurre con las manchas de vino, aunque con estas se recomienda humedecer previamente el zapato.
Si sigues todos estos trucos y eres constante en el cuidado de tus zapatos de ante podrás lucirlos siempre como el primer día.