La capital danesa ha demostrado, una vez más, que la contrarreforma en la moda es rentable, que actuar de modo diferente es una fórmula mágica para avanzar, que la revolución bien entendida empieza por uno mismo y que la marca personal es ese hito que casi todos quieren y pocos alcanzan.
[Gran Canaria Swim Week by Moda Cálida se alía con Copenhagen Fashion Week para mostrar su moda]
Su semana de la moda, la Copenhagen Fashion Week (CPHFW), es disruptiva, ha encontrado su propio cauce, se ha revolucionado a sí misma y cuenta con una marca personal que pocas pasarelas internacionales poseen.
Esta edición de Primavera-Verano 2024 se ha vuelto a celebrar en agosto (del 7 al 11), un mes, no sé si extraordinario o extravagante, para la moda; raro, sí. Y ahí estaba lo más cool del momento, desviviéndose en reverencias.
Miren, miren la cuenta de Instagram de Blanca Miró, una de las españolas más influyentes como consultora, diseñadora y empresaria de moda. O la de la periodista Acielle, que bajo su perfil en la misma red social es hoy una de las grandes del street style.
En una semana lluviosa y fría se han celebrado sus desfiles. Muchos de ellos al aire libre, la inmensa mayoría a cubierto de los paraguas, algunos ofrecidos por la propia marca, como en caso de Baum und Pferdgarten. Otros, como ocurrió en el precioso y colorido show de Marimekko, algo embarrados.
La presentación de la unión entre la moda de baño canaria, la Gran Canaria Swimin Week by Moda Cálida y CPHFW, desdibujada, porque debía celebrarse en la piscina del hotel Villa Copenhague y tuvo que hacerse en su lobby por causa del agua y el viento. Todos ellos exitosos y con un público entregado, a pesar de las inclemencias del tiempo.
Y todos parecidos a ellos mismos. A los habitantes y las habitantes de la capital. Porque si hay una moda similar a una sociedad es justamente esta que se presenta en Dinamarca, y que identifica a sus capitalinos: diversos, diferentes, no sé si divertidos, pero divergentes, bellos en su naturalidad aplastante, cómodos, prácticos, modernos en el mejor uso de la palabra, sin pretensiones ni artificios, monedas tan de curso legal en el universo de la moda.
En Copenhague se respira la sostenibilidad por sus calles limpias, por sus restaurantes en los que el agua del grifo se sirve sin que ello sea un reflejo de millenials y zetas. Es simplemente el reflejo. Y la moda no iba a ser menos clara que esas costumbres.
Es un síntoma más, en este caso, de una sociedad saludable que avanza a pedales, no por lenta, que para nada, sino por su manera masiva de moverse con dos ruedas y no precisamente de las motos, sino de las bicicletas. Y eso es más que un símbolo.
Esa sostenibilidad está presente en su semana de la moda. No tanto, o no solo, porque el autobús de prensa que traslada entre los diferentes desfiles sea eléctrico. No tanto, o no solo, porque los caterings sean veganos o porque en los espacios y manifestaciones públicas de la pasarela no exista el plástico o los materiales de un solo uso.
No porque en algún desayuno organizado por CPHFW no se viera una botella de plástico. No se ven en general. Tampoco en las tiendas. Así es. Pero el más allá está en esa organización que ha hecho que las marcas y los creadores que exponen sus creaciones deban ser sostenibles, o estar en el camino que marcan los 18 criterios mínimos de sostenibilidad que deben cumplir para participar.
Y, como me explicó la CEO de CPHFW, Cecilie Thorsmark, cada temporada se irá añadiendo un criterio y se pasará del compromiso de cumplirlos al cumplimiento efectivo.
El trabajo por los jóvenes talentos es otro de los detalles que hay que poner en valor en esta pasarela, como el paso de las musas al teatro, o lo que es lo mismo, el de ser reconocido como talento a la exhibición entre los grandes, es factible. La demostración palpable ha sido la de Rolf Ekroth, alabado por todos los especialistas presentes en la pasarela.
Y que los jóvenes tienen un esperanzador futuro lo muestra también que una marca tan especial y nueva como A.Roege Hove atrajera a importantes compradores internacionales.
Los grandes conocedores de la moda actual son conscientes de que se trata de un concepto de marca muy en línea con el enfoque de una época en la que está triunfando el punto como gran corriente, la versatilidad que favorece la mezcla de tejidos y volúmenes y todo ello con una manera de controlar la producción desde el principio, de forma que incluso es suyo el hilo con el que realizan sus tejidos.
Si hablamos de diversidad, es cada vez más interesante la indefinición de géneros en la moda, cada vez más palpable en su universo en general y desde luego en este pequeño país y su capital, dentro y fuera de la pasarela. Pero también la inclusión de hombres y mujeres indistintamente mostrando las tendencias, sea cual sea el desfile, sea cual sea la marca.
Claro que también se ven modelos de diferentes edades, no tantas y tantos como cuerpos especiales. Destacó la presencia de una de las míticas tops de los 80, Erin Wasson, cerrando el desfile de Saks Potts. Y no hay que olvidar que apareció en casi todos Paloma Elsesser, la estadounidense epítome de la diversidad corporal y que deslumbró con las marcas Helmstedt, Baum und Pferdergarten y, absolutamente, en Ganni.
El espíritu de los 80 y los 90 tan en boga, la inevitable presencia del denim y las nuevas maneras de producirlo de forma sostenible, su reutilización, la vuelta a los orígenes, también han estado presentes en esta pasarela inteligente y cool a partes iguales.
Fue muy interesante que una marca de tanta historia como Esprit eligiera Copenhague, y en concreto el espacio Copenhagen Fashion Week Creator Hub, para instalar su pop up con prendas vintage y con su nueva colección, que en el fondo constituye una vuelta o una revisión de sus orígenes, también un fenómeno de moda este de las revisiones.
Eligieron Copenhague como pistoletazo de salida de su nueva presentación en sociedad, que en el caso de España tendrá lugar en el mes de octubre. Y si hablamos de tejido denim y su reconversión a nuevo material, podría denominarse declaración de principios la presencia de la empresa Circulose como patrocinadora del espacio CPHFW Newtalent, showroom dedicado a los nuevos talentos.
Una declaración de doble dirección. Porque se trataba, por un lado, de dar a conocer sus procesos por el que reciclan tejidos para convertirlos en nuevos hilos de una finura exquisita y una fortaleza impresionantes y, por otro, de hacerlo precisamente entre los más jóvenes.
Todo ello sin olvidar el premio otorgado por uno de los patrocinadores, Zalando, el Visionary Award, que en esta temporada recayó en Paolina Russo, marca londinense especializada en punto.
Que nadie busque trajes de invitada -o de invitada al uso, o a nuestro uso- en Copenhague Fashion Week. Cada uno de sus desfiles lo es de vanguardia y, al mismo tiempo, con un estilismo que recuerda sobremanera al de sus calles.
No en vano, el street style de esta pasarela es prestigiado a nivel internacional. Eso dicho, hay que reconocer que se prodigan también algunas marcas, digamos, más clásicas, como es el caso de The Garment o de Gianni, encargada de cerrar la semana de la moda y de relevancia, no solo ya local, sino indudablemente internacional.