Como toda buena historia, esta también empezó por una historia de amor. Corría el año 1915, en plena Primera Guerra Mundial. En un pequeño pueblo de la Rioja de la España neutral, Gregorio decidió crear un zapato al que decidió nombrar con el nombre de su primer amor: Victoria, que después se convertiría en su mujer. Ahí nacía un nombre inconfundible en nuestro país, que casi todo el mundo asocia a aquellas zapatillas indestructibles que se heredaban entre hermanos, e incluso de generación a generación.
Sin embargo, no fue entonces cuando nació las míticas inglesas. Esas nacieron unas pocas décadas después, en 1950, cuando la marca ya había trasladado su fábrica de Cervera del Río Alhama a Logroño para ampliar sus instalaciones. Para entonces, la marca había incorporado una nueva técnica: el vulcanizado, un proceso de elaboración de suelas que se caracteriza por su alta resistencia y durabilidad. En aquella época, era toda una revolución.
Dos décadas después, en los años 70 y 80, se convirtieron en las zapatillas más reconocidas de todo el país. En aquel momento, Victoria había introducido el colorido en sus zapatillas —aunque hoy en día nos parezca lo más normal del mundo, en aquella época era algo novedoso— y se había convertido en la marca estival por excelencia de nuestro país.
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En esa época que avecinaba cambios en España, que estaba a las puertas del final de la dictadura y la llegada de la ansiada democracia, las Victoria se convirtieron en el símbolo de toda una generación. “En los 70, todo el mundo tenía unos Levi’s y unas Victoria”, recordó Sara Gutiérrez, mánager de Marketing e Ecommerce de Victoria, durante nuestra visita a las oficinas de la marca en Arnedo (La Rioja).
En la actualidad, más de un siglo después de su fundación, en Victoria ha cambiado todo y no ha cambiado nada a la vez. La esencia permanece. La tradición es ese sello que hace tan especial estas zapatillas en un mundo cada vez más globalizado, pero también la innovación juega un papel fundamental. “Siempre hemos creído que para que el amor dure, hay que cuidarlo. Por eso en el interior de nuestras cajas no solo encontrarás unas zapatillas, sino el amor por el trabajo bien hecho”, señalan desde la firma.
Hoy en día, al igual que a principios del siglo pasado, continúan fabricando todas sus zapatillas en territorio nacional. “Cultivamos nuestro propio algodón en Andalucía, realizamos la hilatura en Cataluña, el cosido del upper [la parte de arriba de la zapatilla] en Elche y la vulcanización en La Rioja”, explicó Gutiérrez.
Esta última parte del proceso se completa en la fábrica de Quel (a unos 40 minutos de Logroño), donde se sigue confeccionando cada zapatilla manualmente. Para la creación de las inglesas, el artesano coloca cada zapatilla, una a una, en unas enormes máquinas que incorporan la suela al upper. En el proceso de vulcanizado, tal y como nos explicó el responsable de la fábrica durante nuestra visita, son tres los factores que juegan un importante papel: el tiempo (10 minutos), la temperatura (140 grados) y la presión del pistón sobre la horma.
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"Fabricamos a mano en España por nuestro compromiso con las cosas bien hechas y porque es muy difícil automatizar nuestros diseños de lona que se troquelan y se confeccionan en distintos tipos de máquinas de coser manualmente, se calzan en la horma caliente, se limpian y se recortan los sobrantes de goma a mano", indican desde Victoria.
La reinvención de un clásico
Si bien las inglesas continúan siendo el eje gravitacional de la marca, Victoria es ahora mucho más que las zapatillas que todos conocemos. Su catálogo recoge ahora todo tipo de modelos, desde las zapatillas tipo ciclista a los tipo sport. Tampoco faltan los accesorios: bolsos, mochilas, monederos, carteras, neceseres, gorras o calcetines. Un buen registro de elementos que nos ayudarán a completar un look tradicional en su elaboración, pero a la vez tan moderno en su puesta en escena.
Además, recientemente, la marca ha decidido apostar por el calzado masculino a través de la creación de una colección de sneakers retro inspirados en los modelos de la década de los 80 bajo el eslogan 'Inspired by our history' (Inspirados en nuestra historia). También incorpora la primera V bicolor con una curvatura que registró la marca en 1985.
A diferencia de hace un siglo, Victoria triunfa ahora mucho más allá de nuestras fronteras. En mercados como Francia, Italia, Reino Unido, Portugal, Corea o Estados Unidos, estas zapatillas ‘Made in Spain’ son todo un éxito. De hecho, desde su proceso de internacionalización iniciado en 2004 — cuando pasó a manos de una nueva empresa: Calzados Nuevo Milenio—, Victoria ha conseguido exportar más del 75% de su producción.
No obstante, lo que no está en venta, tal y como cuentan desde la propia marca, es su filosofía, algo que permanecerá invariable a lo largo del tiempo. Y esa no es otra que la de mantenerse fieles a su método de fabricación tradicional y a una fuerte apuesta por la innovación para conseguir que sean muchas las personas que “lleven este nombre en sus pies, dando lugar a sus propias historias de amor”. La misma que compartieron Gregorio y Victoria.