En los años 30, un joven español huyó de su país natal durante la guerra civil y desafió su condición social de hijo de costurera y pescador para establecerse en París como uno de los diseñadores de moda más deseados. Este hombre, era Cristóbal Balenciaga. Su trabajo duro y su talento darían origen a un imperio de la moda, la marca Balenciaga que conocemos al día de hoy.

[María Fernández-Miranda: "La marca Balenciaga últimamente está rodeada de escándalo, pero él era un hombre discreto"]

Para empezar bien el año 2024, Disney + pone en el punto de mira al gran modisto español, con un ambicioso proyecto que nos acerca al hombre detrás de las grandes creaciones.

La serie se adentra en el mundo de "este enigmático hombre de extraordinario talento que desafió las convenciones de su tiempo y revolucionó el mundo de la moda", señala la plataforma de streaming en un comunicado.

Es la búsqueda de la identidad, de la perfección y de un estilo único, para hacer frente a los adversarios y a las normas de la sociedad de la época, lo que se explorará a lo largo del biopic.

Los 6 episodios prometen ofrecer el retrato de un hombre con una carrera compleja y apasionante, inspirado y rodeado de muchas mujeres. Mujeres cuyos nombres rara vez se mencionan al hablar del gran creador. ¿Quiénes son esas musas, amantes y amigas que conocieron junto al célebre diseñador y le ayudaron a elevarse en la escena internacional de la moda?

Fabiola de Mora y Aragón

Fabiola de Mora y Aragón y Baudouin de Bélgica en su boda en 1960. Central Press Getty Images

La aristócrata española se convirtió en reina consorte de Bélgica al casarse con el príncipe Balduino de Bélgica. Fue una reina admirada en su época por el apoyo que prestó a la población, especialmente a través de numerosas acciones solidarias. Aunque nunca fue reconocida como un icono de belleza, su matrimonio causó una impresión duradera.

Además de ser la primera boda real retransmitida en directo por televisión, Fabiola de Mora y Aragón fue la primera reina que encargó a un diseñador internacional la creación de su vestido de novia en 1960. Cristóbal Balenciaga y sus equipos crearon discretamente un voluminoso vestido de novia de invierno en seda, con escote barco, con bordados de piel en el escote, la cintura y la cola.

Es la bisabuela de Fabiola de Mora y Aragón, Micaela Elío y Magallón, quien descubrió el modisto en Getaria, donde la familia aristocrática poseía el Palacio Aldamar, hoy sede del Museo Cristóbal Balenciaga.

Virgilia Mendizábal

Balenciaga sabía cómo dirigir un negocio, ya que antes de trasladarse a París, había gestionado con éxito cinco establecimientos en San Sebastián, Madrid y Barcelona. Sin embargo, cuando llegó el momento de ampliar su negocio, necesitó dinero y, por tanto, socios. Nicolás Bizcarrondo fue uno de los inversores, que aportó el 75% del capital total, lo que le convirtió en uno de los directores de la marca. Se encargó de la parte financiera de Balenciaga.

Su esposa, Virgilia Mendizábal, era discreta y ayudaba a empaquetar y enviar los pedidos. El matrimonio participaba en la vida y la gestión de la casa, y consideraba a Balenciaga como un miembro más de su familia.

Como muchos vascos y como su amigo Balenciaga, huyeron de España a Francia durante la guerra civil. A mediados de los años 50, Balenciaga decidió romper su alianza de manera abrupta al tener una discusión con Bizcarrondo tras dar dinero a Givenchy para que le ayudará a crecer aún más.

Prudence Glynn

Prudence Glynn en 1977. Fairfax Media Archives Getty Images

A lo largo de su carrera, Balenciaga, concedió únicamente dos entrevistas. Cuando se retiró de la moda en 1968, tras la evolución de la alta costura con la llegada del prêt-à-porter, y fue, para la mayoría, el fin de una era.

Hombre discreto, lo fue aún más en sus últimos años lejos de los talleres. Sin embargo, fue en esta época cuando aceptó una entrevista para la revista francesa Paris Match, realizada por Virginie Merlin, y la otra por Prudence Glynn para The Times.

Esta última tituló su artículo Balenciaga and la vie de un chien (Balenciaga y la vida de un perro). En él, descubrimos el rostro de un hombre invisible y creativo que se escondía tras la máscara de un empresario bajo presión. "Puede decirse que nadie lo ha visto, ni lo ha fotografiado, ni ha obtenido declaraciones suyas. Personas que llevan en la moda muchos años solo recuerdan haber coincidido con él en una o dos ocasiones, como si de la realeza se tratara", escribió la periodista.

La discreción, sencillez y humildad con la que el español desarrolló su imperio a lo largo de medio siglo, dejó a Glynn unas cuantas sorpresas a la hora de entrevistarlo: "Nunca habría imaginado que el gran Balenciaga fuera a ser divertido, pero lo es de verdad, y tiene una mirada chispeante", dijo en 1971.

Coco Chanel

Amiga y enemiga de Balenciaga, Coco Chanel, por su fuerte carácter, estaba a menudo en desacuerdo con los diseñadores de moda contemporáneos. Aunque tenían estilos muy diferentes, Chanel sencillo y elegante, y Balenciaga vanguardista, los dos modistos se admiraban mutuamente por su discreción y modestia

Coco Chanel decía de Cristóbal Balenciaga que era "el único de nosotros que es un verdadero modisto", ya que dominaba el arte de imaginar, diseñar, dibujar, cortar y coser una pieza de principio a fin. Balenciaga, por su parte, siempre manifestó su admiración confesando a la periodista Prudence Glynn que "Chanel le quitó todas las tonterías a la ropa de mujer".

El libro El enigma Balenciaga de Maria Fernández-Miranda (2023, Plaza & Janés) narra el encuentro entre los dos iconos de la moda utilizando citas y fuentes cercanas a los diseñadores. Glynn explica en su artículo que "de joven, en San Sebastián, su sueño era conocer a Mademoiselle Chanel, quien junto con su hermana frecuentaba las noches de bacarrá en el casino". Fue en un salón de juego que se conocieron por primera vez, y que Balenciaga cumplió su propósito de conocer a la temible costurera francesa

Carmel Snow

Carmel Snow fue directora de moda de Harper's Bazaar y tuvo un papel fundamental a la hora de descubrir nuevos talentos en el mundo de la moda que pudieran marcar tendencias. Descubrió al español en 1947 y admitió que "nada es más misterioso que la simplicidad que no puede ser descrita ni copiada".

Admiró a Balenciaga y sólo se vestía con su ropa. Carmel Snow llegó a afirmar que "teniendo en cuenta que diseña dos temporadas por delante de los demás, la historia de la moda comienza con cada nueva colección de Balenciaga".

Audrey Hepburn

La reputación de los diseños de Balenciaga seducía a las aristócratas españolas, que le acompañaron a lo largo de su carrera. Pero alcanzó fama mundial y atrajo a estrellas de Hollywood y celebridades como Jackie Kennedy y Grace Kelly. 

En un desfile a principios de los 60, Balenciaga llamó la atención de Audrey Hepburn, quien, sentada junto a la editora de moda Diana Vreeland, le preguntó "cómo es que no estaba echando espuma por la boca con lo que estaba viendo". 

Sin embargo, por razones desconocidas, cuando la mítica actriz fue elegida para protagonizar la comedia Sabrina, Balenciaga se negó a diseñar la ropa que iba a lucir en la película, aunque se lo pidiera Hepburn. Fue Hubert de Givenchy quien aceptó, convirtiéndose en gran amigo y estilista de la actriz.

Colette

Colette para Balenciaga.

Balenciaga no quería que sus modelos fueran mujeres perfectas e impecables, porque sus clientas no lo eran. De esta forma, sus cuerpos ayudaban a resaltar las prendas. Balenciaga nunca dejó de afirmar:"dadme un cuerpo imperfecto y yo lo haré perfecto".

Colette era su modelo favorito y personificó la estética femenina de Balenciaga, diferenciándose de los modelos de otras casas de lujo.