Del 24 al 27 de junio, París se convierte en el escenario de los desfiles de Alta Costura otoño-invierno 2024-2025. Una treintena de diseñadores, garantes del savoir faire y de la artesanía, presentarán sus propuestas en diferentes escenarios de la capital.
La presencia española de esta Semana ha vuelto a quedarse en manos de Juana Martín (Córdoba, 1974), quien ha regresado a la capital para presentar su quinta propuesta hasta la fecha.
Este lunes, la diseñadora ha presentado en el Hôtel d’Evreux de la Plaza Vendôme, Pared de Cal, una colección con la que la diseñadora recoge "las sensaciones de su Andalucía más sentida y nos regala una colección en que la mujer se debate entre el bien y el mal desde su arma más poderosa, la sensualidad".
Según explica, refleja "una manera poética de plantear el bien y el mal, el pensamiento del buen hacer contra la constante tentación terrenal y carnal. Hablamos de la divinidad y del pecado. Del blanco y del negro como la antítesis de los términos y a la vez inseparables, siempre de la mano, siempre caminando en paralelo".
Su título hace eco al dicho popular de Santa Teresa: "Entre santa y santo, pared de cal y canto". La diseñadora se pregunta, en efecto: ¿Existe algo más andaluz que las paredes encaladas de nuestros pueblos blancos? ¿Y el contraste de las mujeres que lo habitan, siempre sentadas en las puertas de su casa vestidas de negro?
La colección plasma esta lucha de pensamiento, el pecado de lo celestial, tan lejos a veces y una delgada línea cuando la tentación acecha. Esta tentación aparece en forma de frutos de pedrería, cristal y bordado en plata sobre magníficos tejidos, simbolizando el fruto del pecado.
Destacan siluetas repletas de plumas, encajes de chantilly que se adaptan al cuerpo, gasas como velos que fluyen, vuelan y también, de nuevo, dibujan la silueta femenina. La transparencia irradia, muy cerca, del deseo y de la belleza.
Los sombreros adquieren proporciones espectaculares, a modo de guiño a la estética andaluza, al igual que las mangas, con volumen. Las siluetas juegan con las superposiciones: el body se deja ver bajos un vuelo de tul o de rejilla, sugiriendo de forma sutil.
A nivel cromático, se complementan el rojo como la sangre, "como nos han pintado el infierno desde que somos niños, como la manzana más roja de todas, la de la tentación más antigua, la de Eva" con el blanco, que simboliza la pureza y la espiritualidad y el plateado, de espíritu precioso. Una religiosidad tradicional fuertemente arraigada al andaluz más puro.
Con esta colección, Juana Martín nos invita a reflexionar sobre el bien y el mal, de una manera inédita y con la artesanía al poder.