La braga clásica sigue siendo las más elegida, según el 'Informe Bikini'.

La braga clásica sigue siendo las más elegida, según el 'Informe Bikini'. Istock

Moda

¿Eres más de braga clásica, brasileña o tanga para ir a la playa? Esto es lo que hay detrás de tu elección

Más que una apuesta estilística, refleja un cambio de paradigma en la percepción del cuerpo femenino y su apropiación en el espacio público. Analizamos con expertos del mundo de la moda y de la psicología lo que realmente supone.

16 agosto, 2024 01:47

Elección obvia para algunas mujeres, duda inevitable para otras… la apuesta por una braguita clásica, una braga tipo brasileña o un tanga para ir a la playa o a la piscina va más allá del aspecto estético. 

Paula, de 19 años, nos confiesa: "Normalmente llevo braga, aunque tengo alguna parte de abajo brasileña. Llevo esas porque hasta ahora eran las más fáciles de encontrar, aunque últimamente también hay bastantes tangas, y porque estoy cómoda con esas formas".

Natalia, a punto de cumplir 30, lo tiene claro: "Normalmente llevo braguita clásica porque prefiero ir más cómoda y poder bañarme o estar tirada en la playa a gusto. Nunca he sido de tanga por la sensación que me transmite, con la que no estoy nada cómoda (quería decir sensación de tener algo metido en el culo pero creo que no queda fino). ¡Supongo que convierto en bikini lo mismo que llevo de diario! Aunque es cierto que alguna braga brasileña tengo en algún bikini, cuando me siento más on fire". 

Una visión corroborada por Lucía, de 29: "Normalmente llevo braga clásica porque me siento más cómoda con ella, sobre todo si voy a estar en la playa todo el día, aunque alguna vez me he puesto tanga para planes en la piscina u ocasiones especiales donde quiero llevar un bikini un poco más llamativo o un outfit más elaborado, creo que estiliza más el cuerpo". También lo percibe así Paula, de 30: "Soy más de bikini clásico porque no me siento a gusto ni segura de mí con el tanga. La brasileña me resulta incómoda porque no tapa tanto".

"Me encanta llevar braga brasileña, no soy púdica. Pero entiendo que pueda resultar incómodo", asegura, por su parte, Verónica, de 47.

La diversidad de opiniones al respecto reaviva, por ende, el debate. ¿Hasta qué punto influye el bikini en la percepción de nuestro cuerpo? ¿Qué dice realmente de nosotras su elección?

¿Más ventas aseguradas?

El 'Informe Bikini' realizado hace unos años por la plataforma vente-privee reveló que tres de cuatro mujeres españolas preferían llevar bikini, antes que otro modelo de baño. La braga convencional encabezaba el ránking con un 75%. La seguía la brasileña, con un 11%. En la actualidad, la tendencia se confirma.

Nuria Avellaneda (Barcelona, 1978), creadora de MONNUR, una firma swimwear que nace en Palma de Mallorca en 2020 con el objetivo de ofrecer a las mujeres un estilo de moda baño elegante, confortable y favorecedor a cualquier tipo de silueta, no duda en afirmar que los modelos clásicos son y seguirán siendo un valor seguro.

Destaca algunos modelos como best sellers, tanto en la categoría de bañador como de bikini: "Hay dos modelos tanto en bikini como en bañador que han despuntado. El bañador y el bikini Mojito que pertenecen a la colección Glam tienen un escote superfavorecedor y que vimos lucir a Mar Flores y el bañador y bikini Gibson de la colección LaÇage en los que el protagonista es un lazo XL espectacular".

No ha detectado una preferencia clara: "En nuestro caso gustan ambos, ya que van dirigidos a diferentes tipos de cuerpo y unas prefieren bañador y otras clientas bikinis". En su caso, la forma predilecta es clara: "Nuestra apuesta es por una braguita pequeña de tiro alto que se adapta bien a todos los cuerpos. Hay una clara ascendencia a consumo de trajes de baño de una pieza".

Considera que el "tanga está retrocediendo" y afirma: "Los cortes clásicos van a perdurar siempre, pero hay mucha creatividad en nuevos escotes y eso es siempre enriquecedor. Es sin duda uno de nuestros puntos fuertes".

Gabriela Ortiz, CEO y diseñadora de Bo Star, otra firma de moda de baño que lleva años despuntando por su apuesta en tendencias y calidad, ha detectado una tendencia clara: "El bikini sigue siendo la opción más elegida, pero sí qué notamos año tras año  un claro ascenso en compras de trajes de baño".

No creó la marca pensando en tangas o modelos más llamativos: "La mayoría de nuestras braguitas son de talle normal - bajo, sin costuras y con un corte muy pensado que hace que el culete visualmente se reduzca. Nuestra marca nació en parte por eso, diseñar braguitas que favorecieran y sentasen como una segunda piel, tienen un patrón especial que aun a día de hoy mantenemos en todos nuestros nuevos diseños. Podemos decir que nuestras braguitas sientan bien y así nos lo hacen ver muchísimas clientas que nos escriben para felicitarnos por ello". Sus modelos más vendidos son Niza y Provenza en cuanto a bikini y Montecarlo en traje de baño.

Las peticiones de sus clientas van más dirigidas a colores y estampados: "Vemos una clara tendencia al alza en el consumo de traje de baño. En cuanto a bikinis se refiere, cada vez más mujeres piden braguitas altas. No nos piden nuevos modelos, creo que cuando das con uno que te favorece no buscas 'experimentar con nuevos modelos', lo que buscan siempre son nuevos colores o nuevos estampados".

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de BO STAR (@bostarswim)

¿Y el tanga? "En el mundo de la moda baño, el tanga ha tenido su lugar en la historia y sigue siendo una opción popular para muchas mujeres que buscan un estilo algo más atrevido. Sin embargo, en Bo Star creemos que la elegancia se trata de encontrar el equilibrio perfecto entre comodidad y un punto de sofisticación".

Añade: "Si bien el tanga puede ser una elección, estamos viendo un resurgimiento de estilos que ofrecen más cobertura sin sacrificar el glamour. Las mujeres de hoy buscan piezas que no solo se vean bien, sino que también se sientan bien y reflejen su personalidad. Nosotros apostamos por braguitas con cobertura completa, patrones que sienten bien y estilicen la figura y nuestra opción personal no pasa por el diseño de braguitas tanga, al revés creemos más en una tendencia al alza en braguitas altas con cortes estratégicos que eleven la figura y que podremos ver ya en la colección SS25. Al final, la moda es sobre la confianza y la elección personal, y estamos aquí para apoyar a cada mujer en su viaje de estilo". 

La diseñadora concluye: "Hemos visto un cambio y un crecimiento al alza en el traje de baño. Hace tan solo unas décadas se pensaba más en el traje de baño como la opción conservadora, recatada y en la que la parte de moda quedaba en un segundo plano frente a la comodidad y la opción de pasar inadvertida".

"A día de hoy los trajes de baño respiran elegancia, feminidad y son prendas de baño donde la mujer se siente atractiva con ellos. Los diseños han evolucionado reflejando no solo las tendencias de la moda, sino también un cambio en la percepción del cuerpo y la autoexpresión", subraya finalmente.

Alejandra Pérez, CEO y diseñadora de MUR SWIMWEAR, valora también los cambios en el ámbito de la moda de baño. "Los trajes de baño en combinación de colores han sido los favoritos batiendo récords de venta", destaca. "Este año ha triunfado el traje de baño y ha llegado para quedarse".

En su caso, propone "3 tipos de braguitas para que cada mujer encuentre la que mejor se adapte a sus necesidades. Una braguita básica que es fondo de armario, sin costuras, supercómoda y con nuestra espina bordada; una braguita pequeña para las que no quieren marcas, y finalmente una braguita alta retro, que da un aire elegante y al mismo tiempo actual".

Sí coincide en que el cambio de uso y hábitos es evidente: "Claramente, el cambio de tendencia de bikini a traje de baño se está haciendo notar. Las mujeres necesitamos sentirnos guapas y cómodas en el agua y el traje de baño es una prenda versátil que cumple estos requisitos".

Por su parte, no contempla el uso del tanga: "Es un concepto de braguita que no diseñamos, ya que para nosotros la elegancia es una parte clave de nuestra filosofía. Creemos que la mujer real busca un concepto de braguita femenina, que enseñe, pero lo justo, y que concilie con la sensación de comodidad. En definitiva, el traje de baño ha llegado para quedarse. Es una prenda que sienta siempre bien, es cómodo, se ajusta bien y puedes llevarlo con un pareo como si fuera un top".

Más allá de la estética

Para María de Andrés, psicóloga y formadora en Unobravo, su elección está cargada de significados. En este sentido, la experta destaca que la popularazión de estos nuevos cortes y modelos de baño recuerda que la moda un reflejo de los cambios en la mentalidad de la sociedad: "La moda hace tiempo que dejó de tener como objetivo la simple vestimenta. La moda es un arte, la moda habla, quiere transmitir algo. Sin duda, la moda de baño también habla. ¿Qué nos está diciendo? Nos está diciendo: 'soy libre, puedo ponerme lo que quiera, puedo taparme poco y esto no es malo, puedo enseñar mi cuerpo fuera de los estándares de belleza y tengo derecho a ello'".

Su elección subraya el asentamiento de nuevas consideraciones sobre el cuerpo femenino: "Hay un enfoque creciente en la inclusión y la representación de diferentes tipos de cuerpos. Las marcas están ampliando su gama de tallas y promoviendo modelos que representan la diversidad, lo que ayuda a que más personas se sientan cómodas y seguras en su propia piel".

Pero, ¿usar diseños de baño más reveladores refleja confianza en uno mismo?
"Entiendo por 'más reveladores' que se refieren a aquellos diseños que enseñan más, si nos referimos a eso, no siempre. Una necesidad exagerada de recibir halagos, miradas y atención puede ser signo de todo lo contrario, una baja autoestima dependiente de la aprobación externa muy polarizada. Si con 'más reveladores' nos referimos, por ejemplo, a que una mujer pueda lucir un bañador que normalmente usa un hombre, y un top, la respuesta en mi opinión es sí".

Esta elección nos lleva a reflexionar, asimismo, en cómo influyen estos diseños en la percepción del cuerpo, tanto hacia uno mismo como hacia los demás. Para la experta, es clave: "La percepción del propio cuerpo, y de los cuerpos de los demás, influye significativamente en la autoestima, las relaciones interpersonales y el bienestar emocional".

Destaca, en este sentido: "Fomentar una imagen corporal saludable y realista, así como promover la aceptación y el amor propio, puede contribuir al desarrollo de relaciones más satisfactorias y a un bienestar emocional más robusto. La educación y la concienciación sobre la diversidad de cuerpos y la belleza en todas sus formas son pasos cruciales para mejorar la percepción corporal en la sociedad actual. La percepción del propio cuerpo y de los cuerpos de los demás juega un papel fundamental en la autoestima, las relaciones interpersonales y el bienestar emocional de una persona y la elección del tipo de ropa que uno quiere usar".

La percepción ajena afecta de forma directa la autoestima.

La percepción ajena afecta de forma directa la autoestima. Istock

Subraya que la relación con la autoestima es evidente: "La percepción que una persona tiene de su propio cuerpo puede influir enormemente en su autoestima. Si alguien se siente insatisfecho con su apariencia física, es probable que su nivel de autoestima disminuya sobre todo provocada por comparaciones sociales. Las personas tienden a comparar su cuerpo con el de otros, ya sea en persona, a través de redes sociales o en medios de comunicación".

Añade: "Si la imagen corporal de alguien luciendo una determinada prenda, no se ajusta a los estándares percibidos como ideales, puede experimentar sentimientos de inferioridad y provocar incluso trastornos graves en el estado de ánimo, ansiedad y/o trastornos alimentarios graves debido al impulso de querer encajar en esos estándares, en este caso, no poder lucir ese bikini que usa mi instagramer preferida porque yo no tengo su cuerpo".

Señala, en este sentido, la imposición persistente de ciertos cánones estéticos: "Los ideales de belleza varían según la cultura, pero en muchas sociedades sobre todo occidentales, se promueven ciertos cuerpos como más atractivos, de la misma manera, existen ciertas modas, más atractivas, esto provoca mucho malestar en los jóvenes y cada vez más en personas de mediana edad y maduras, que comparan sus cuerpos con las influencers de su edad que venden esas vidas perfectas y esa estética impecable a los 68. Desde luego crea mucha presión y expectativas poco realistas".

Esta percepción del cuerpo puede tener un impacto, no solo en la visión de nosotros mismos, también en las relaciones que mantenemos con los demás: "La forma en que una persona percibe su propio cuerpo también afecta la manera en que se relaciona con los demás. Una autoestima baja puede causar que las personas insatisfechas con su cuerpo eviten situaciones sociales en un contexto veraniego donde se muestra el cuerpo, playa, piscina y que no elijan lucir la moda de baño actual, por miedo al juicio o la comparación, lo que limita sus oportunidades de establecer relaciones significativas".

Por ello, la psicóloga recuerda: "Algunas personas pueden convertirse en 'buscadores de aprobación', buscando constantemente la validación de los demás para sentir que valen la pena. De esta manera, tratarán de ajustarse a los estándares de la moda de baño para continuar con este esquema relacional. Si no puedo usar el bañador x, no soy suficiente. Si mi amiga puede usar el bikini 'x', ella es correcta".

"Una imagen corporal positiva fomenta relaciones más saludables y abiertas, donde la persona se siente cómoda comunicándose y conectándose con los demás. Pero si el foco está puesto en la necesidad de validación respecto al físico o cumplimiento de estándares de moda cuando el cuerpo no es 'como el de las fotos', esto genera frustración, inseguridad y problemas en la autoestima", apostilla.

La experta destaca que las nuevas generaciones están, por suerte, cambiando las reglas: "Por otra parte hay que decir que también existe un movimiento entre los jóvenes que cada vez más reivindican poder vestirse como quieran independientemente del cuerpo que tengan, o sea , trabajan duramente para aceptar sus cuerpos, y mejorar su autoestima. Por ejemplo, que una persona gorda (y digo gorda con todo el conocimiento de lo que digo, sin gordofobias) luzca un bikini pequeño que tapa poco, puede ser un símbolo de autoaceptación".

Algunas personas pueden convertirse en 'buscadores de aprobación'.

Algunas personas pueden convertirse en 'buscadores de aprobación'. Istock

En definitiva, "el bienestar emocional está profundamente ligado a la percepción del propio cuerpo: aprender a aceptar y amar nuestro cuerpo tal como es puede ser liberador y, como resultado, mejorar nuestro bienestar emocional. La autoaceptación está relacionada con una mayor resiliencia ante las críticas externas es desde aquí, desde donde muchas y muchos jóvenes reivindican el uso de prendas de vestir atrevidas por llamarlas de alguna manera, para gritar: 'yo también puedo'. La educación y la concienciación sobre la diversidad de cuerpos y la belleza en todas sus formas son pasos cruciales para mejorar la percepción corporal en la sociedad actual".

Cabe preguntarse, entonces, por qué los diseños de baño reveladores siguen siendo objeto de críticas: "La cuestión aquí se centra en que algunos diseños de bañadores no son ciertamente inclusivos, realmente no representan a la mayoría de la población, solo a un porcentaje pequeño de cuerpos 'estéticamente correctos'", reflexiona María de Andrés.

"Claramente los nuevos diseños desafían las modas tradicionales, la función del bañador o el bikini ya no es: ser una prenda cómoda para darse un baño o tomar el sol. Los diseños más transgresores envían otro mensaje que pone el foco en la cosificación de la persona que los luce. Incluso pueden resultar, según las diferentes culturas, como inapropiados o demasiado provocativos", explica.

Las redes sociales desempeñan un papel evidente en esta realidad: "La accesibilidad a la información, facilita la comparación, la admiración y el seguimiento de la forma de vestir de los y las influencers. Muchas marcas de ropa de baño colaboran con influencers que tienen un gran número de seguidores. Estas colaboraciones suelen incluir promociones, descuentos y contenido patrocinado que muestra a los influencers usando los productos, para un aumento de las ventas. Las redes sociales son el escaparate de la vida".

Por ello, ¿se ha normalizado completamente el hecho de mostrar el cuerpo en la moda de baño? "Completamente no. Hay personas que opinan que ciertas prendas pueden ser inapropiadas o demasiado provocativas, incluso pueden sentirse incómodas ante personas que los lucen. Pero la tendencia entre los más jóvenes se inclina hacia la libertad en todos los sentidos. Por ejemplo, que un chico pueda ir solo con parte de abajo y una mujer tenga por norma que cubrir sus pechos, es algo cultural, que de alguna manera se está transgrediendo como norma. Ahora puede una chica ponerse un top de baño que muestre la parte de debajo de los pechos y la pregunta es ¿por qué no?".

Hay un enfoque creciente en la inclusión y la representación de diferentes tipos de cuerpos.

Hay un enfoque creciente en la inclusión y la representación de diferentes tipos de cuerpos. Istock

Un hecho que invita a reflexionar sobre su impacto en la hipersexualización de la mujer: "Sería interesante definir qué es la hipersexualidad, está claro que la moda de los bañadores hoy, permite que una niña de 12 años luzca un tanga en la playa o en la piscina, incluso por las calles del paseo marítimo. Algunos estilos de trajes de baño pueden ser considerados más provocativos, lo que puede influir en cómo las y los jóvenes se ven a sí mismas y con qué confianza se presentan en espacios públicos. Esto puede llevar a una mayor conciencia de su cuerpo y a la creación de una identidad vinculada a la sexualidad demasiado pronto", concluye la psicóloga.

¿Tendencia o declaración de intenciones? La braguita de bikini, sea cual sea su forma y al igual que lo hicieron prendas como la minifalda, puede alardear ser ambas a la vez.