Aunque fue en el siglo XIX cuando aparecieron las primeras publicaciones dirigidas a mujeres —como Eco de la Moda o La Mujer y el Trabajo—, la prensa deportiva era un espacio reservado prácticamente en exclusiva para los hombres. Fue una bilbaína, Sara Estévez Urquijo, quien derribó ese muro. En 1954, se convirtió en la primera periodista deportista de nuestro país.
Conocida como Sarita, nació en el barrio de San Francisco de la capital de Bizkaia en 1925. Vino al mundo en una época complicada, un periodo turbulento de la historia española. La dictadura de Primo de Rivera, la dictablanda de Berenguer, la Segunda República, la Guerra Civil… La inestabilidad dominó gran parte de la primera mitad de España.
La vida de Estévez tampoco empezó de la mejor manera. Con tan solo dos años se quedó huérfana y perdió a cuatro de sus ocho hermanos, que murieron muy jóvenes. No tuvo la mejor de las suertes para educarse. Obtuvo una beca para estudiar en las escuelas de Viuda de Epalza, pero el estallido de la Guerra Civil truncó sus sueños.
Pero aunque la penumbra dominara su pasado, no supuso un límite para su futuro. Acabó entrando a trabajar en la empresa Unquinesa de Erandio y llegó a ser secretaria de dirección en esta empresa. Sin embargo, su pasión por el fútbol y, sobre todo, su amor por el Athletic Club hizo que le deparara un futuro profesional muy diferente.
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En julio de 1947, como explica en El Correo, gracias a una paga extra, Sarita se hizo abonada del Athletic Club y ahí comenzó su idilio con los leones. En aquel momento, aún no se permitía a las mujeres hacerse socias y no tenían voz ni voto en las decisiones del club. Solo podían acudir a ver los partidos.
No obstante, poco a poco, empezó a introducirse en el mundo del fútbol y acabó entrando a formar parte de la plantilla de periodista de Radio Juventud en Bizkaia cuando se fundó en 1954. "Fui la primera periodista deportiva porque era la única de la academia que iba al fútbol. Era socia de Athletic y además en una época en la que no se iba tanto a los campos como ahora", dijo Estévez en una entrevista reciente a la Cadena SER.
Ahí, en Radio Juventud, Estévez trabajó como redactora y firmó con el seudónimo de Marathon. Sus crónicas pronto se convirtieron en imprescindibles para el deporte en Bizkaia y, sobre todo, para el equipo rojiblanco. Su trabajo, reconoció el mítico portero de los 60 y 70 del Athletic José Ángel Iríbar a El Correo, "era seguido por el equipo con mucha atención y respeto porque Sara entendía muchísimo".
Una mujer entre hombres
Su gran aportación al deporte vizcaíno de la época fue el programa Stadium, del que fue guionista, redactora y directora. Sin embargo, poca gente sabía que había una mujer detrás del programa. El locutor Francisco Blanco era la voz que locutaba las crónicas que redactaba Sarita Estévez. En aquella época, se diferenciaba entre el trabajo de redactor —la persona que escribía— y el locutor, que era quien leía aquellas noticias.
No sería hasta 20 años después, en 1973, cuando comenzó a firmar las piezas con su propio nombre, empezando a ganar fama y reconocimiento. Un año antes, otra pionera, Miren Edurne Salsamendi, formó un gran revuelo al publicar en la prensa una carta que pedía la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre en el club. Incluso la alcaldesa franquista de Bilbao de la época se posicionó a favor de su petición, pero no fue hasta 1979, con la llegada a la presidencia de Beti Duñabeitia cuando se aprobaron los nuevos estatutos por los que las mujeres podrían ser socias de pleno derecho.
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Trabajar en un ambiente tan predominantemente masculino, para Sarita Estévez, nunca supuso un obstáculo. De hecho, contó al programa Hora 14 de la SER, cree que "fueron muy considerados" con ella. En cualquier caso, los veinte años que estuvo bajo la sombra del seudónimo Marathon no fueron un impedimento para que el público reconociera su trabajo.
Su programa, tal y como señalan en la web del Athletic de Bilbao, fue el programa nocturno más escuchado de Bizkaia durante años y se mantuvo en antena hasta 1984. Siguió trabajando como periodista deportiva hasta 1990, cuando con 65 años y 38 de experiencia se jubiló, aunque hasta hace poco siguió escribiendo columnas para El Correo.
Ahora, con 97 años, ya ha recibido todos aquellos reconocimientos que durante varios años le fueron denegados por ser mujer. Ha sido distinguida con la Estatuilla de Don Diego López de Haro, concedida por el Ayuntamiento de Bilbao en 1991; con el león de bronce del Athletic Club; con una placa de plata de la Real Federación Española de Fútbol; con la insignia de oro del Arenas Club de Getxo; y, con la medalla de plata al mérito deportivo.
Más recientemente, en 2009, fue galardonada con el Premio Periodistas Vascos, que supuso un reconocimiento a "una vida de entrega al periodismo y a la radio, donde, desde el anonimato, abrió nuevos caminos y se convirtió en la primera mujer cronista de fútbol y directora de un programa deportivo".
El último galardón que ha recibido ha sido el premio Zirgari concedido por la Diputación Foral de Bizkaia por su contribución a la igualdad de hombres y mujeres.