Pilar Careaga, subiendo a un tren.

Pilar Careaga, subiendo a un tren. Ayuntamiento de Bilbao

Magas-Mujeres en la Historia

La primera alcaldesa de Franco fue la primera ingeniera y maquinista de España y que ETA intentó asesinar

Fue la primera mujer a quien ETA intentó asesinar, desempeñando el cargo de procuradora en Cortes, así como la primera mujer en formar parte de la diputación de Vizcaya.

20 noviembre, 2023 17:43

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La sorpresa más notable al explorar la vida de Pilar Careaga (1908-1993) no se limita a la lista de sus logros: fue la primera mujer ingeniera industrial en España, pionera al volante de un tren, alcaldesa de Bilbao y procuradora en Cortes durante el último periodo del franquismo. Además, ostenta un triste récord como la primera mujer a la que la banda terrorista ETA intentó asesinar. Lo más extraordinario radica en la escasa atención y el desconocimiento que rodean a esta figura, cuya biografía oficial y compartida con otros líderes de la ciudad vasca es prácticamente inexistente.

María del Pilar Careaga y Basabe nació en Madrid el 26 de octubre de 1908 en el seno de una familia de la alta burguesía vizcaína. Su padre, el conde de Cadagua, título nobiliario concedido en 1910, fue un diplomático al servicio de Alfonso XIII y el Estado español. Terminó sus estudios de lenguas en Suiza en 1919 —era buena conocedora del inglés, el alemán y el francés— y participó desde que tuvo edad en el mundo de las empresas navieras, eléctricas, metalúrgicas, químicas y papeleras. 

Tras cursar estudios de aparejador, Pilar continuó su formación en la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de Madrid, ingresando en el año académico 1922-1923. Se licenció a los seis años, en 1929, con calificaciones destacadas en las asignaturas de Matemáticas, Química y Ferrocarriles, y pisando tierra virgen para las mujeres españolas. Durante ese último curso realizó sus prácticas como maquinista de tren, siendo calificada por la prensa de la época como la primera fémina en ponerse a los mandos de una locomotora. A los 21 años pilotó en viaje de ida y vuelta el rápido Madrid-Gijón.

"Mujer muy peculiar y adelantada ciertamente para su época, poseía el título de patrón de embarcaciones de recreo, ya que su principal afición era la vela, como reflejaba el disfrutar de su velero Zortzi. Además, también destacaría por ser pionera en la divulgación intelectual e ideológica de la derecha española", señala Francisco Javier González Martín, doctor en Historia Contemporánea, en un artículo dedicado hace un tiempo a la protagonista en la revista Aportes.

Careaga, desde comienzos de la Segunda República, comulgaba con los ideales del tradicionalismo monárquico de Renovación española, y participó en la creación de agrupaciones femeninas de corte católico. Y es que a pesar de su éxito en el mundo de la ingeniería, se decantó finalmente por los derroteros de la política: en las elecciones de 1933, la primera en la que pudieron votar las mujeres, se presentó como candidata por el partido derechista en el Centro Electoral Autónomo de Vizcaya. Aunque obtuvo el 14% de los votos, no logró alcanzar el escaño que le convertiría en diputada.

Pilar Careaga, durante su etapa como alcaldesa de Bilbao.

Pilar Careaga, durante su etapa como alcaldesa de Bilbao. Ayuntamiento de Bilbao

La futura alcaldesa de Bilbao no se mostró en contra del sufragio universal, pero en una entrevista en 1931 dejaba claro su feminismo católico, aunque también apostaba por algo más que el papel de la mujer como simples amas de casa: "Lo primero que defenderá la mujer española con su voto será la religión, la familia y la enseñanza de sus hijos, porque esto es esencialmente una vida interior y de hogar. Para muchos, estos principios esenciales serán su meta de aspiración, pero otras no nos detendremos ahí y seguiremos trabajando intensamente, formadas en las filas políticas, pensando asimismo en los problemas esencialmente políticos, económicos, sociales, etcétera".

"La vida de Pilar Careaga transcurrió como precursora de la liberación de la mujer en la vida laboral y social en nuestro país, sobre todo en el acceso a las alta magistraturas destinadas a los hombres", destaca González Martín, quien señala que se consideraba "heredera del feminismo de doña Emilia Pardo Bazán y de los avances que llevaran a cabo Concepción Arenal o Clara Campoamor". "Su feminismo rompió los esquemas ideológicos clásicos en la contraposición secular entre izquierda y derecha, haciendo posible una idea renovadora de la imagen de la mujer, encuadrada en las filas del asociacionismo católico-político", desgrana el historiador.

Vida política

Con el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936, que la sorprendió en Bilbao, Pilar Careaga fue detenida y encarcelada por su conocida significación política. Quedó libre gracias a un intercambio de prisioneros, se marcho a Valladolid y fue nombrada delgada provincial de la Delegación de Asistencia al Frente y Hospitales de la FET y de las JONS. Al terminar la contienda desarrolló una destacable labor benéfica en el País Vasco. La revista Vizcaya enfatizó su "ejemplar espíritu caritativo que aplica con exquisita feminidad a la realización de incansables tareas de justicia social, beneficencia y de tutela de humildes y necesitados". En octubre de 1943 se casó con Enrique Lequerica Erquiza, un matrimonio que no tendría hijos.

Su labor social la compaginó trabajando en diversas asociaciones religiosas, hasta que en la década de 1960 regresaría a la política. En 1964 se convirtió en la primera mujer que formaba parte de la Diputación de Vizcaya. Sería nombrada alcaldesa de Bilbao en 1969 y, según la obra Bilbao desde sus alcaldes, se convirtió también en "la primera mujer que accedía a tal cargo, sin que se sepa de otros casos similares en la España franquista". Así se manifestaba ella en una entrevista en 1975 sobre el papel que le debía corresponder a la mujer:

Pilar Carega, con el uniforme del cuerpo de ingenieros.

Pilar Carega, con el uniforme del cuerpo de ingenieros. Wikimedia Commons

"Pienso que ya se han conseguido muchas cosas respecto a la igualdad de los derechos de la mujer a un nivel legal, pero sobre todo, creo que se está en las grandes conquistas sociales desde el momento que la mujer tiene acceso ahora, a muchas más actividades que hace apenas unos años (…) Soy decidida partidaria de una indiscriminación entre el hombre y la mujer. Pero no de igualdad absoluta que desde todo punto de vista no es posible. No soy partidaria de un feminismo desgarrado, como lo fue el de las sufragistas de antaño. Creo que la promoción social de la mujer está en su propia formación y preparación para ello".

Durante su mandato municipal, además de seguir apostando por la labor social, desplegó una política de construcción de infraestructuras de tráfico y comunicaciones, una nueva universidad o se mejoró el abastecimiento de agua para el Gran Bilbao. Y como medida feminista, favoreció la incorporación de mujeres a la Policía Municipal, proyecto materializado en 1974 con el ingreso de una primera decena de auxiliares. Renunció a su cargo en julio de 1975, y pocos días después al de procuradora en Cortes, donde había desempeñado un papel destacado en cuestiones de naturaleza económico-institucional.

Su retirada de la vida política se registró también en un momento de incremento de la presión terrorista. De hecho, Pilar Careaga fue víctima de un atentado fallido de ETA el 25 de marzo de 1979: recibió un balazo por la espalda cuando iba en el coche con su marido. El proyectil le impactó penetrando hasta el pulmón aunque el bolso amortiguó su fuerza. Estuvo muy grave varios días aunque logró recuperarse. La banda terrorista justificó el ataque a la exalcaldesa por "estar estrechamente relacionada con la biografía franquista del País Vasco, con la oligarquía financiera y terrateniente española".

Pilar, alejada ya de la vida pública, se retiró a Madrid. Allí, según González Martín, "se reunía con nostálgicos del franquismo, donde compartía su rechazo a la Transición y su apoyo a la labor social y económica de la dictadura". Falleció en 1993 habiéndose erigido en una de las principales figuras del feminismo católico y representando una completa anomalía de la España de la dictadura: una mujer ocupando cargos de representación.