A lo largo de la historia han quedado marcados grandes personajes y no estamos hablando solo de los hombres. En esa lista también se incluyen numerosas mujeres revolucionarias que con sus actos se convirtieron en grandes referentes de generaciones futuras. En este caso hablamos de Claire Lacombe.
La también conocida como ‘La rosa roja’ nació el 4 de agosto de 1765 en Pamiers, una ciudad al suroeste de Francia. Antes de estallar la revolución francesa (1789) fue actriz en Marsella y Lyon, donde tuvo bastante éxito. Solía frecuentar el Club de les Cordeliers desde que llegó a París en 1792. Se trataba de una sociedad política republicana, vinculada a los sans-culotte, que la marcó en su lucha por los derechos de los más desfavorecidos y las mujeres.
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Ese mismo año participó en el asalto al Palacio de las Tullerías junto a los rebeldes y durante esa lucha recibió un tiro en un brazo. A pesar de ello siguió en pie durante horas y peleó hasta que ganaron la batalla. Por ello, le apodaron la ‘Heroína del 10 de agosto' y obtuvo una corona cívica.
El frecuentar habitualmente estos clubes revolucionarios la llevó a fundar su propio club junto a Pauline Léon en 1793: la Sociedad de Mujeres Republicanas Revolucionarias. Fue el segundo club de este tipo que se creaba durante la revolución, pero fue el más importante y uno de los más combativos. De hecho, desde este club, Claire Lacombe defendió la participación de las mujeres trabajadoras en la lucha revolucionaria como los hombres, apostó por crear batallones femeninos y por el derecho de que las mujeres portaran armas y el gorro frigio, complemento que llevaban los hombres como símbolo de la libertad y el republicanismo.
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En el mes de octubre de ese mismo año, unas mujeres antifeministas atacaron a Lacombe y a miembros de su club. Esto provocó el cierre de los clubes femeninos por parte del Comité de Salud Pública, que acusó a las mujeres radicales de poner en peligro la revolución. A pesar de que Lacombe mostrara su desacuerdo con esta decisión, sus reclamos no sirvieron. Tanto es así que prohibieron el resto de clubes y sociedades femeninas.
El 17 de noviembre de 1793, Lacombe organizó una manifestación junto a las mujeres de otros clubes y todas ellas portaron un gorro frigio. Acabó siendo encarcelada en marzo de 1794 durante la dictadura de Robespierre por ser acusada de contrarrevolucionaria.
Tras pasar 18 meses en la cárcel y librarse de la guillotina, a su salida asumió los cambios que había provocado la revolución, entre ellos, que sus compañeras revolucionarias fueran apartadas. Las condiciones de lucha habían cambiado, y los ideales políticos e ideas femeninas estaban reprimidas o eran perseguidas. Es por ello que decidió retomar su vida pasada como actriz de teatro.
Es a partir del año 1798 cuando se le pierde el rastro. Nadie supo nada más de ella, ni a dónde se marchó, ni cómo ni cuándo murió.