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Ana Ruiz ha pasado toda su vida viendo los barcos del puerto de Santander, pero hasta hace unos años no se dio cuenta del increíble y desconocido mundo que tenía ante sus ojos. Ahora, como agente consignataria de Bergé Logistics, conoce todos sus secretos al dedillo y ha pasado a ser una profesional destacada del sector: este año ha ganado el premio Joven Agente Consignatario de FONASBA (Federación de Asociaciones Nacionales de Corredores de Buques y de Agentes), siendo la primera mujer y la primera española en lograrlo.
"Estaba de camino a Santander en el coche con fiebre porque me acababan de dar la segunda vacuna de la Covid y me llamó un jefe de Bergé para decírmelo y darme la enhorabuena. La verdad es que muy contenta porque estaba convencida de que no lo había conseguido y estaba rebotada. Para mí es un reconocimiento a un trabajo muy duro en un sector en el que a día de hoy no hay el mismo nivel de mujeres que hombres. Haberlo conseguido en tan poco tiempo significa superación, se está premiando lo bien que estoy trabajando y mi esfuerzo", explica a MagasIN.
En realidad, Ana Ruiz (Santander, 1989) nunca había pensado en trabajar en el sector marítimo. Estudió Publicidad y Marketing en su ciudad natal, pero vio que no quería pasar toda su vida haciendo lo mismo. "Sé que por mi forma de ser no me gustaría tener un trabajo rutinario. Soy una persona muy activa, que no para quieta, ambiciosa a nivel laboral... Si estoy siempre en el mismo puesto y haciendo lo mismo, me puedo sacar los ojos".
Al terminar la carrera se fue un año a Austria como au pair para aprender alemán y allí se alojó con una familia que era dueña de Gartner, una gran empresa de transportes. Ver las grandes explanadas repletas de todo tipo de camiones y la forma de trabajar de la familia le hizo interesarse por el sector, algo a lo que nunca antes había prestado atención. "Digamos que fue el empujón para decir que logística me llama más la atención que marketing y publicidad. La madre de la familia era la dueña y veía lo que hacía, cómo gestionaba todo... Me interesó mucho y es más, me ofrecieron quedarme allí a trabajar".
Qué es un agente consignatario
En lugar de probar suerte en Gartner, Ana Tenía otros planes: irse de viaje como mochilera. Pasó dos meses por el sudeste asiático y, a la vuelta, comenzó un proceso de selección en una empresa fuera de España. Unos problemas familiares hicieron que regresase a su casa. Una vez allí consiguió un trabajo en Europcars y conoció Bergé Logistics. "Yo atendía al público cuando alquilaban los coches. Vi que Europcar sacaba parte de la flota cuando llegaban a X kilómetros y Bergé hacía la recogida. Empecé a buscar la empresa para ver qué era y demás, y vi que tenía un máster con la Universidad de Santander de Comercio Marítimo y Logística, así que me apunté".
Durante un año aprendió todo lo relacionado con la logística y el comercio marítimo y se mudó a Tarragona para hacer las prácticas en Bergé, donde lleva trabajando desde 2019 como agente consignataria, un trabajo que muy pocas personas conocen. "Un agente consignatario digamos que es la mano derecha del capitán cuando llega un puerto. Para que un barco pueda entrar a puerto, pueda estar fuera fondeado, cargar o descargar mercancía, tiene que preparar una documentación que se debe entregar a las autoridades, tanto portuarias como capitanía y aduanas", explica.
Rellenar todo ese papeleo lo debe hacer siempre un agente consignatario, no un capitán de barco. Además, "en el momento en el que un barco ha atracado y se ha amarrado al muelle para cargar o descargar, la primera persona que tiene que subir es el consignatario". Así, los agentes consignatarios tienen una gran cantidad de responsabilidades: hacen de intermediarios, deben conocer el derecho marítimo, saber idiomas y conocer todos los detalles del barco y su contenido.
"Si haces una operativa tanto de carga como descarga tienes que reservar muelles, hay que hablar con los estibadores para ver cuánto va a durar la operativa, cuántas manos se van a necesitar... Por ejemplo, si te traen 30.000 toneladas de maíz tú dices: según el radio que hay vamos a tardar 7 días laborales. Entonces, a menos que quieran meter una mano extra, calculas cuánto va a costar. Gestionas el dinero, el cambio de tripulante, emergencias médicas como sarna, inhalación de humos o, ahora, Covid. También puedes gestionar suministros, provisiones, pertrechos, paquetería... Cada cosa que sube y baja de un barco hay que despacharlo porque si no, para que se entienda claramente, sería contrabando. Todo se tiene que declarar".
Los barcos
Desde hace unos meses Ana está en Madrid dentro del departamento de Hub, pero hasta hace poco casi se podría decir que vivía en el puerto. En estos años ha subido a cientos de barcos diferentes y le gustaba tanto que anotaba las características de cada uno de ellos. "Al principio iba muy contenta en las prácticas y apuntaba qué tipo era porque yo en Santander los veía desde mi casa pero no me fijaba. Ahora es algo que me llama un montón la atención, no todos los barcos son iguales. Imagínate que tú llegas un primer día al puerto y subes a un barco que es gigante; entras por una rampa y apareces en la planta número 5 de 13 plantas. Hay otros que en los que se ajusta el techo en función del tipo de carga que lleve. A algún capitán le he dicho que me enseñe el puente de mando y cómo funciona todo, es una cosa que me encanta porque es un desconocimiento total y es un mundo muy interesante".
El lado negativo de subirse a los barcos es, sin duda, la ausencia de mujeres. Aunque dentro de su empresa no hay ningún problema, es más, en su departamento actual son todo mujeres, el sector marítimo sigue siendo predominantemente masculino. "En dos años habré subido a unos 200 o 300 barcos y habré visto a 10 mujeres como máximo".
"Es un sector ultramachista. Piensa que los marinos se embarcan y, depende del tipo de tripulación, pero por ejemplo, los filipinos están nueve o diez meses embarcados y bajan dos veces. Entonces, cuando subo a bordo a veces me piden que me haga fotos con ellos. Otros te dicen que no te vayas, te invitan a cenar... Es muy habitual, por ejemplo, que si llegas por la mañana o en los barcos italianos te ofrezcan un café, y en algunos no te lo recomiendo. Yo he salido de algunos barcos súper enfadada porque me han atendido muy mal, y ya por ser mujer ni te cuento, y de otros con una sonrisa en la cara pensando: qué gente más agradable".
Nuevas tecnologías
A pesar de algunos momentos desagradables, los horarios casi inexistentes y la falta de estudios específicos para el sector, Ana encontró en este trabajo su vocación. De ahí el esfuerzo tanto en la empresa como en su trabajo para el concurso de FONASBA, que le hizo merecedora del premio a la mejor agente consignataria joven. Titulado El impacto de las teconologías en el sector marítimo desde la visión del agente de buques, el texto aborda "básicamente cómo van a afectar las nuevas tecnologías, como por ejemplo la automatización o el blockchain, en un futuro al sector marítimo".
"Considero que tiene muchísimas cosas que cambiar, obviamente. Hoy en día se ha visto que se pueden hacer muchas cosas telemáticamente y es más, ya muchas veces no se va ni a bordo. Una máquina tristemente, a día de hoy, es más eficiente que un humano. Entonces, se va a ahorrar también en el factor del error humano y posibles daños como la inhalación de humos, ambulancias, helicópteros... Todo eso cuesta un dineral. El sector marítimo es dinero, por respirar, dinero. Si tú automatizas te ahorras en gasolina, tripulantes, costes del armador...".
Ana aspira a presenciar y participar en ese proceso de transformación del sector porque "todo lo que no cambie, está obsoleto". Por eso, busca inspirar a otras personas a conocerlo: "A mí me parece muy interesante. Es muy desconocido y no es lo mismo que diga que soy administrativa o que soy contable a que trabajo en una agencia marítima. Todo lo que no sepas que existe, lo hago yo", cuenta orgullosa.