Araceli Pereda (Santander, 1947) lleva toda la vida ligada a la defensa del patrimonio español. Entre muchos otros cargos, ha sido directora general del Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma de Madrid, directora general de la Fundación Cultural Banesto, directora de la Fundación/Museo Lázaro Galdiano o directora de la Fundación Colegios Mayores MAEC-AECID.
Además, tiene la Medalla de Oro a las Bellas Artes (2018) y el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales (2020). Ahora, la asociación que preside, Hispania Nostra, recibe la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando 2021.
Mientras espero en la sede de Hispania Nostra a que termine una entrevista de televisión, converso con el equipo en plantilla. Todos los demás colaboradores son voluntarios. Hay muy buen ambiente y entusiasmo por la labor que desempeñan. Son seis mujeres. Hablan con admiración de Pereda: “Tiene una cabeza privilegiada” y “trabaja muchísimo”, comentan.
Trabaja de manera altruista. ¿Lo suyo es amor al arte?
Lo mío es amor al arte, sí, sí, sí. Julián [García Vargas], mi marido, dice que me he casado con el patrimonio. Se ríe un poco de mí. He tenido la suerte de poder trabajar siempre en temas de Patrimonio, es algo pegado a mi piel, como mi ADN. Trabajo mucho, es verdad, pero porque no sé no trabajar y no sé no ponerle pasión a las cosas que hago. Pongo mi capacidad, lo que sé hacer al servicio de la sociedad ahora que puedo y que estoy jubilada.
Hispania Nostra no llega a mil socios, su lema es “Patrimonio somos todos”. ¿Cuánto se involucra la sociedad española?
Menos de lo que desearíamos. No hay una tradición muy fuerte de participación social. En España se da más la caridad, es decir, actuar en momentos concretos y ante situaciones de emergencia, que la continuidad. Pero yo creo que eso es una tradición muy de los países mediterráneos.
Al Patrimonio no se le concede valor, por falta de educación: tú no tienes interés por aquello que no conoces, y si en los planes educativos van desapareciendo las humanidades. El sentimiento de apreciación de tu herencia patrimonial o cultural viene, uno, por educación familiar; otro, por educación escolar. Luego por la práctica.
Aunque ha mejorado mucho socialmente porque, gracias a los medios de comunicación, va adquiriendo protagonismo la cultura y el interés por participar en la cultura. Pero no se siente como una necesidad dentro de la calidad de vida, como algo nuestro. Aunque estamos mejorando gracias a que se está descubriendo que el patrimonio es un factor de desarrollo económico, fundamentalmente relacionado con el turismo, pero también con otras cosas.
Ahora tenemos dos retos nuevos: el de la señalización del patrimonio y su difusión, y la educación. Vamos a empezar trabajando en el tema de la vandalización de las ciudades, pero sobre todo de los monumentos.
Cuando hemos hecho jornadas de buenas prácticas dedicadas a la educación hemos conocido muchas experiencias individuales que se deben dar a conocer, como el ejemplo de una profesora de Zamora que lleva a los alumnos a la muralla a hacerles distinguir entre lo que es arte urbano y vandalismo bajo el lema “Eso no se toca”. Con sus niños de 13 años.
España es tercer el país, por detrás de China e Italia, con mayor número de bienes incluidos (48) en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Y también el más premiado por Europa Nostra.
Yo hice los primeros expedientes para la declaración de Patrimonio de la Humanidad: Altamira, Santiago de Compostela, Segovia, Gaudí, la Catedral de Burgos… En aquel momento todavía no estaban transferidas las competencias del Ministerio de Cultura, lo hicimos en el 81 u 82.
En 2002, los premios Europa Nostra se conviertieron en premios Unión Europea- Europa Nostra. España es el país más premiado y sigue siéndolo. Todos los años. Aquí ha habido siempre un lobby para conseguir premios. España tiene la suerte de tener, además, un abanico histórico que abarca desde las cuevas de Altamira hasta el presente. Ha sido siempre una potencia cultural y una potencia en el campo del patrimonio con más de 15.000 bienes declarados.
Participó en la elaboración de la vigente Ley de Patrimonio Histórico Español (1985) y en la de la Ley de Fundaciones y de Mecenazgo de 1994. ¿No es hora de renovarlas?
Yo creo que el concepto de patrimonio desde el 85 hasta hoy se ha ampliado muchísimo. Hay nuevas categorías: paisaje, arqueología industrial, patrimonio subacuático, arquitectura contemporánea, patrimonio inmaterial… Somos el país que más bienes tiene, 18 de patrimonio inmaterial de la humanidad en la Unesco. Toda una serie de recomendaciones de la Unesco, del Consejo de Europa, de organismos internacionales que España ha suscrito, pero no están reflejadas en una Ley de Patrimonio.
¿Qué ocurre? Que las competencias están transferidas a las comunidades autónomas. Haría falta un pacto para que, entre todos, se redactara. Estamos hablando del patrimonio de España, que puede ser de carácter local, regional, autonómico, nacional, europeo o mundial. No hay que olvidar nunca la responsabilidad de los ayuntamientos. Y eso de algún modo debe de tener carácter de protección, pero que sea de un modo homogéneo.
Hicimos un encuentro que se llamaba Tres generaciones de leyes, porque después del 85, cada comunidad autónoma legisló en función de sus responsabilidades, y ha habido ya una segunda generación de leyes autonómicas con aspectos concretos, patrimonio arqueológico, subacuático, natural… Ahí ya ha empezado la diversidad: cada CC.AA. ha fijado la atención sobre distintos campos. Sí, a mí me parece que se deben aparcar diferencias para buscar de verdad el interés común.
¿Y la Ley de Mecenazgo?
Se mitifica mucho. Tiene que cambiar nuestro paradigma de valores. Aquí hay también un problema de educación con respecto a lo público, lo que es de todos se cuida menos. El patrimonio es un valor social, pero también económico: si se consiguiera que el paradigma de valores hacia el patrimonio mejorara, probablemente, el trabajo sería más fácil y las leyes tendrían que responder a esa necesidad.
La Lista Roja que elabora Hispania Nostra se ha convertido en una eficaz herramienta de protección del patrimonio histórico y natural español.
Para nosotros la lista es el foco de atención sobre el patrimonio en peligro, pero es más el instrumento de participación social en la conservación de patrimonio. A la Lista Roja llega la información a través de la gente, bien sea persona, bien sea agrupación, incluso institución, y pasa a un comité científico, en el que hay profesionales, un arqueólogo, un arquitecto, un paisajista, un conservador de museo y un restaurador – todos voluntarios–, que lo estudia, pide información al propietario y a quien ha hecho la denuncia. Se reúne una vez al mes y se debate el informe. O sea, que lleva un proceso.
Nuestro objetivo es que pase a la Lista Verde, pero además es señalar lo que se hace bien. Por eso creamos los Premios a las Buenas Prácticas. Lo que queremos que salga de la Lista Roja para la Lista Verde y se hagan actuaciones positivas a través de nuestra plataforma de micromecenazgo y de otras. Eso es un poco el objetivo.
¿Por ejemplo?
En la plataforma que tenemos de micromezenazgo, casi todos los proyectos que se han presentado y han tenido éxito están relacionados con pueblos casi deshabitados. A veces, hay un sólo habitante como en Villamorón (Burgos) y ha sido un grupo que tenía vinculación con el pueblo el que ha promovido la restauración de su iglesia del siglo XIII. En otros casos es el propio alcalde quien inicia la campaña.
Se está recuperando el sentimiento de identidad. Esto es mío, tiene que ver con mi historia, con mi tradición, con mis padres, con mis abuelos, yo no quiero que esto desaparezca, hay un sentimiento de pertenencia y una mayor implicación de la sociedad y por eso hay una mayor colaboración.
¿Se enfadan mucho al aparecer en la Lista Roja?
No, no tanto, hombre a nadie le gusta, pero… es que la Lista Roja está hecha para ayudar no para fastidiar a nadie, y viene de la gente, del interés, y está hecha principalmente con un aspecto educador y también que cuando la gente se preocupa por una cosa y la denuncia, no la dejes sin nada, de algún modo tenemos que dar respuesta.
De la Lista Roja hay 12 bienes que han pasado a la Lista Negra porque “han desaparecido o han alterado sus valores”. Encontramos la muralla de Ávila, por el “atroz impacto visual del Nuevo Centro Municipal de Exposiciones y Congresos que destroza la vista histórica mantenida durante siglos”.
A veces se justifican intervenciones “no es que esto genera empleo”. Más empleo genera la restauración que la obra nueva. Igual que antes te decía que para conservar es complejo, las razones también por las que se abandona o destroza son complejas: está la moda –o que ya no está de moda–, el desinterés de la sociedad, de las autoridades, que a veces se desinteresan porque la sociedad tampoco les pide explicaciones.
Por ejemplo, ha entrado en la Lista Roja la variante de Soria “por donde traza el Duero su curva de ballesta”. Es que es un patrimonio inmaterial, son los poemas de Antonio Machado, es una vista tradicional del paisaje. Por lo visto, se dio licencia hace bastantes años para la construcción de casas porque “ahí no había nada”. Cuando era directora de Patrimonio, a los yacimientos los llamaban “estancamientos arqueológicos” y decían “pues se tapa y se acabó”. Pero ¿por qué? Porque no se valora, en fin, por muy diversas razones que justifican que no se cuide una cosa. Desaparece y se acabó.
Lo de la variante de Soria es de hace varios años. Cuando se aprueba un plan urbanístico si al propietario no le dejas ejecutar ese plan, hay que indemnizarlo. A ver de dónde consigues los millones para indemnizarlo. Lo del Algarrobico en Almería, lo mismo, “lo hago de manera clandestina, no tengo licencia”. Ahí sigue, pero ahora se necesita dinero para tirarlo y nadie se responsabiliza.
¿Cuáles son más peligrosas para el patrimonio, las instituciones públicas o las privadas?
A ver, las privadas no pueden hacer nada sin la intervención de las públicas, porque tú necesitas licencia para hacer determinadas cosas. ¿Dónde está a veces el primer fallo? En las Administraciones locales. ¿Qué ocurre? Lugares despoblados, varias pedanías que pertenecen a un solo municipio, falta de profesionales… No todos los ayuntamientos tienen un arquitecto ni un aparejador que puedan ver los proyectos; no todos tiene un restaurador a quien puedan consultar la restauración de una pintura. Falta de recursos.
El propietario no puede hacer las cosas si no tiene la autorización para hacerlas; existen las Comisiones de Patrimonio en las Comunidades Autónomas. La idea se le ocurre al propietario, sea individual, sea la Iglesia. A veces son las propias administraciones que hacen unos proyectos que claman al cielo. Normalmente, se necesita la supervisión de otras instituciones que tampoco funcionan.
¿Cómo ha afectado la pandemia a Hispania Nostra?
A nosotros en positivo, porque nos ha obligado a ponernos al día con las redes y hacer proyectos telemáticos que nos han permitido llegar a mucha más gente y de distinta tipología social. Una de las barreras más difíciles es ser conocido, que se sepa lo que se está haciendo y lo que se ha hecho en el pasado. Además, hemos crecido en socios y hemos bajado la media de edad.
Hispania Nostra organizó en 2020 la 1ª Jornada de patrimonio cultural y mujeres.
Sí, en esta casa todo el mundo recuerda a Carmen Salas, a María Dolores Gibert de Gállego, a Josefina Fadrique, a Carmen Marañón. Carmen Salas ha sido el espíritu y el empuje de Hispania Nostra.
Estamos promoviendo un ciclo conferencias-homenaje que se llama Héroes anónimos del patrimonio. Hemos comenzado con la vida de Carmen Salas. Luego irá Santiago Amón, que era un divulgador maravilloso, yo le llamo el Rodríguez de la Fuente del patrimonio. La tercera va a ser en homenaje a Margarita Vázquez de Parga. Fue la persona que empezó a digitalizar los archivos. Empezó digitalizando Archivo de Indias y consiguió que se lo pagara El Corte Inglés.
El Archivo español le debe muchísimo, hizo todo el plan de modernización de los archivos, la puesta a disposición del público, y se murió de Covid el año pasado. Recordé al Ministerio que Margarita merece un recuerdo y, como no se lo han hecho, vamos a tener una conferencia sobre ella.
Ha tenido una vida intensa y ha sabido compaginar el trabajo con la familia.
Y ser mujer de un político, porque mi marido, Julián, ha sido diez años ministro. ¿No se dice que las mujeres podemos hacer varias cosas al mismo tiempo? Vivir la vida intensamente es un lujo. Poder trabajar en las cosas que te gustan, tener pasión y disfrutarla, es un privilegio. Tener trabajo lo primero. Yo considero un privilegio trabajar para Hispania Nostra. Tú sabes lo que es que no se cuente con la gente mayor, que esa experiencia se tire a la papelera… Tienes tiempo, tienes capacidad, qué menos que ponerlo a disposición de los demás.