Desde 2018, Iberia ha puesto en marcha diversas iniciativas para dar visibilidad al talento femenino e impulsar la presencia de las mujeres (ODS5) en todos los niveles y profesiones dentro de la compañía.
Actualmente, el 39% de la plantilla está formada por mujeres, según los datos corporativos, mayoritariamente en el cuerpo administrativo (2.687) y en el de tripulantes de cabina de pasajeros (2.269). En paralelo, el último estudio de competitividad de los salarios de empleados fuera de convenio realizado por una empresa externa confirmaba que en la compañía no existe brecha salarial de género.
Sin embargo, aún queda un camino por recorrer. El Grupo IAG, del que forma parte Iberia, se ha comprometido en alcanzar una representación del 40% de mujeres en puestos directivos para 2025. Así, el número de mujeres en la alta dirección pasó del 10,8% en 2017 al 18% en 2018, hasta alcanzar gradualmente el 34% en 2021.
Con una representación aún minoritaria en el colectivo de pilotos (84, lo que supone el 6% de este colectivo) y en de técnicos de mantenimiento (51, un 2% del total de técnicos), siguen siendo necesarios rol models como los que entrevistamos en este reportaje, que comparten su pasión y cómo han superado los momentos más duros vividos los últimos años.
Lucía Aranega
Piloto de A350 de Iberia
Trabaja en Iberia desde septiembre de 2002, hace casi dos décadadas: “Iberia es como mi casa”, así lo describe, y comparte con MagasIn parte de su historia familiar que la vincula a esta compañía.
“Mi madre trabajaba en ingeniería de motores en los hangares de Iberia Mantenimiento en La Muñoza”, explica Lucía Aranega. “Ella cuenta que cuando entró en la compañía no había aseo para mujeres en el hangar y tenía que pedir a un compañero que se quedara vigilando en la puerta mientras estaba dentro”.
Cree que “su historia, incluso comparada con la mía (solo un 5% de los pilotos son mujeres), es un buen ejemplo para entender lo que hemos avanzado en todos estos años. Así que no hay que dormirse porque todavía queda mucho por hacer para mejorar la sociedad”, explica a MagasIN.
“A los pilotos no solo nos gusta nuestro trabajo: nos apasiona lo que hacemos”, refiere. “Manejamos una máquina compleja como es un avión de última generación y gestionamos el equipo humano que forma la tripulación, todo para conseguir llevar a nuestros clientes de la manera más segura y confortable a su destino. No solo transportamos clientes; somos conscientes de que con ellos viaja su ilusión, sus sueños, sus proyectos…”.
En los tiempos recientes, en la opinión de Lucía Aranega, a pesar de la incertidumbre y la angustia, debemos ver un lado positivo: “Hemos aprendido que podemos ser muy solidarios y que, si todos remamos en la misma dirección, llegamos antes y más lejos”.
Laura Roig
Sobrecargo de la flota de corto y medio radio de Iberia
Trabaja en Iberia desde 2003. El 1 de noviembre comenzó a volar como TCP y cada año se acuerda de ese día “como si fuera mi cumpleaños”.
“Iberia es la compañía en la que siempre quise volar”, comienza. “Cuando terminé la formación de TCP, hacía más de cinco años que la compañía no contrataba y algunos compañeros me decían que estaba loca y que perdía el tiempo, pero siempre tuve la esperanza de que lo conseguiría y aquí estoy, casi 20 años después”.
Hasta el punto de que, durante el tiempo que trabajó como eventual, “trabajé para otros sectores y en una de las empresas me hicieron un contrato indefinido con buenas condiciones, pero renuncié, para volver a Iberia”, relata.
“Como sobrecargo de la compañía”, explica, su rol es “crear el mejor equipo en cada vuelo para que se desarrolle con fluidez y, si surge cualquier incidencia a bordo, que la resolvamos satisfactoriamente. Nuestra primera misión es garantizar la seguridad de los clientes y ofrecerles una buena atención, que se sientan bien tratados en un ambiente agradable”.
En los últimos años, especialmente en lo peor de la pandemia, como ella señala, “el ambiente en el avión ha sido totalmente distinto al que suele ser. Se notaba en los ojos de los clientes muchísimo miedo a todo lo que estaba sucediendo, no se levantaban de su asiento ni para ir al baño. Al mismo tiempo, nos expresaban su agradecimiento por llevarlos donde necesitaban ir porque, hasta el verano de 2020, solo viajaban quienes tenían verdadera necesidad de hacerlo para reunirse con sus familiares o atender su trabajo”, rememora.
Relata cómo “éramos tan pocas tripulaciones volando que, cuando coincidíamos, era como cuando te reencuentras con un amigo o familiar que hace muchísimo tiempo que no ves y sólo quieres saber cómo está”. Finalmente, Laura Roig termina explicando que cree que los últimos tiempos, no fáciles, han sacado lo mejor de nosotros, “la parte más humana y buena que llevamos dentro pero que, con las prisas del día a día, a veces dejamos de lado”.
Gari Guimare Mena
Responsable de Logística Externa y Aduanas en Iberia Mantenimiento
Se unió a Iberia en 1986. Comenzó en el equipo de programación, para después pasar al departamento de “Traducciones Técnicas, Routing y Aircraft on Ground, entre otros”. Ahora, desde junio de 2020 desempeña el puesto de Responsable de Logística Externa y Aduanas en Iberia Mantenimiento “tras haber terminado un máster en Formación Integral de Gestión de Aduanas”.
“Para mí”, señala Gari Guimare, “formar parte de Iberia es pertenecer a una gran familia; siento los colores como algo propio. Este sentimiento de pertenencia es lo que hace que formar parte de Iberia sea algo especial”.
Una de las experiencias que recuerda con más cariño ha sido “la organización de un Family Day con motivo de la revisión número cien realizada por Iberia Mantenimiento a un Boeing 747: abrimos las puertas de nuestras instalaciones a cientos de familiares de empleados de Iberia y a mí me encantó compartir con ellos nuestro trabajo y que pudieran experimentar, en primera persona, la sensación de estar tan cerca de un avión”.
La clave de su trabajo es encargarse de la logística “de las distintas áreas de producción de Iberia Mantenimiento (Motores, Aviones, Componentes y Mantenimiento en Línea) para revisión y reparación de las aeronaves; también coordinar las necesidades de otras áreas con los tiempos de trabajo de los proveedores”. Estas necesidades se dan “en la fase final de la cadena de suministro, desde que se da listo el material hasta que llega a Iberia y podemos instalarlo”, señala.
Para ella, el tiempo pasado más cercano “hizo que el mundo se enfrentase a una situación completamente nueva y, en cuestión de días, la vida tal y como la conocíamos, cambió. Las aerolíneas nos vimos obligadas a cancelar casi todos nuestros vuelos y, en vez de tener los aviones volando, pasaron a estar aparcados. Nunca antes había sucedido en la historia de la aviación”.
“La paralización del tráfico aéreo internacional impactó de manera drástica en nuestro trabajo”, explica. “El trasporte aéreo es el medio natural que utilizamos para abastecernos y poder realizar el trabajo diario. Además, nuestra actividad se vio afectada por las interrupciones que se produjeron en la cadena de suministro. Como consecuencia, tuvimos que desarrollar nuevas soluciones para abastecernos de las piezas necesarias para poder continuar las labores de mantenimiento. Por ejemplo, para traer determinadas piezas que habitualmente vienen desde Hamburgo, tuvimos que buscar nuevos proveedores en Singapur o Pekín”.
En 2021, recuerda cómo se enfrentó a la tormenta de nieve Filomena. “En ese momento teníamos cuatro aviones fuera de servicio en distintas localizaciones de nuestra red: Buenos Aires, Santiago de Chile, Santo Domingo y Barcelona. Para poder realizar las tareas de mantenimiento que éstos requerían y que pudiesen volver a volar, fletamos un carguero ruso, un Antonov124, desde Toulouse para hacer llegar las piezas de gran tamaño a los cuatro aviones que las necesitaban”.
Describe cómo “esto implicó que el equipo solicitase y gestionase los permisos de aterrizaje en todos estos destinos, organizar la logística para la descarga de materiales, realizar los trámites aduaneros en cada país y devolver los materiales en desuso y el utillaje a Madrid”. Como lección positiva, se queda con que “el trabajo en equipo demostró que podemos con todo. Que juntos, uniendo nuestras fuerzas, no nos detenemos ante las adversidades”.
Ana María Zapata Báez
Agente jefe de servicios aeroportuarios de Iberia
Ingresó en Iberia como agente de servicios auxiliares el 7 de marzo de 1999. En aquel momento, había muy pocas mujeres en este colectivo que se encarga, sobre todo, de la carga y descarga de aviones y del manejo de equipos de asistencia al avión: carros y cintas de equipaje, autobuses para el traslado de pasajeros, remolcadores de aviones… Aún hoy, las mujeres sólo representan un 9% de la plantilla de Iberia para estos servicios auxiliares.
En febrero del 2003 Zapata se convierte en supervisora, al frente de un equipo de otras tres personas -casi siempre, hombres- que atienden la llegada o salida de los vuelos que les asignan. “A 40 grados en verano, y con frío o lluvia”, explica. Pero Zapata hace un balance positivo, “a pesar de que hay días muy duros, mi experiencia en Iberia ha sido muy buena”.
Desde mayo de 2018, Zapata es Agente Jefe de carga y descarga: su labor ahora es acudir a los vuelos donde se la necesita y también asignar los recursos para que lo que en aviación se llama el turnaround del avión sea perfecto; es decir, que la atención al vuelo de llegada y su próxima salida -casi siempre, con una escala corta de por medio- se realice con puntualidad y que enlacen todos los equipajes de los clientes en conexión.
“Durante los primeros meses de pandemia era desolador ver el aeropuerto prácticamente sin actividad, solo aviones dedicados a repatriación y vuelos sanitarios”, comenta Zapata. “Es increíble cómo nos hemos transformado; se quitaron los asientos a tres aviones de Iberia y los usamos como cargueros. Al principio, subíamos las cajas a bordo una a una; recuerdo que el primer vuelo a Los Ángeles tardamos muchas horas en cargarlo. Luego fuimos desarrollando procedimientos para ser más eficientes que, incluso, sirvieron para otras compañías a las que atendemos”.
Lo más positivo de los últimos tiempos, para ella, “ha sido ver, de nuevo, la calidad del capital humano que conforma la plantilla de Iberia. Cargar aviones a granel era un trabajo laborioso y hasta un poco tedioso, pero todos sabíamos que la compañía estaba haciendo un esfuerzo por tener actividad y estábamos orgullosos de poder arrimar el hombro”, termina.
Idoia Martínez Temiño
Directora Comercial IAG Cargo para España y Portugal
Entró en Iberia en el año 2001 y, posteriormente, en 2011, pasó a formar parte de IAG Cargo en Madrid, la división dentro del Grupo IAG que se encarga de comercializar las bodegas de los vuelos de Iberia para el transporte de mercancía. Un sector en el que la presencia femenina hace 20 años era minoritaria, pero que en los últimos años sí que ha tenido una evolución y al que poco a poco se van incorporando más mujeres.
"Estoy ubicada en el hub de Madrid -uno de los más grandes del sur de Europa-", explica, “y desde el primer día, mi experiencia en este sector me ha permitido conocer en profundidad las peculiaridades de un negocio como el de carga y ayudar a que los clientes tengan acceso a cualquier producto que demanden. Transportamos literalmente todo lo que se pueda imaginar en sectores clave de la economía como el farmacéutico, el tecnológico, el industrial, el automovilístico, el aeroespacial o el de la alimentación”.
Al pertenecer “a un grupo como IAG Cargo con presencia en los cinco continentes, tengo una visión global de cómo se mueve el transporte aéreo a nivel mundial. Imagínate, exportamos tomates y pimientos desde Almería a Norteamérica; atún desde nuestras almadrabas; o lubinas y doradas de nuestras piscifactorías a EEUU; e importamos aguacates y espárragos desde México y Lima; o flores desde Ecuador y Colombia”, señala.
Idoia Martínez explica cómo en los pasados años “tuvimos que adaptarnos de un día para otro, con agilidad y flexibilidad, porque el transporte de carga se convirtió en crucial para no quedarnos desabastecidos. En este contexto, trabajamos transversalmente con muchos equipos de diferentes aéreas del Grupo para sacar adelante vuelos chárter de carga (ya que las fronteras para pasajeros estaban cerradas) lo que hizo posible mover material médico, textil, repuestos de automoción…”.
Además, a lo largo de estos meses de crisis sanitaria, “hemos podido atender el transporte de material farmacéutico y medicamentos, entre ellos, más de seis millones de vacunas para luchar contra la pandemia; y lo hemos hecho sin importar el tamaño del envío o su complejidad logística, por lo que me siento especialmente orgullosa de pertenecer a este gran equipo que ha demostrado estar a la altura en esta situación tan compleja”, termina explicando Idoia Martínez.
María Guilarte Polanco
Senior Mánager Atención a Pasajeros en el aeropuerto de Madrid
Ingeniera industrial y aeronáutica, ha pasado prácticamente por toda la compañía desde que comenzó en 2008: por la Dirección Técnica -mantenimiento de aviones-, por el área de Clientes y ahora trabaja en Aeropuertos. Siempre dice que “quienes trabajamos en aviación, hacemos que el mundo sea más chiquito, acercamos a las personas”.
“En Aeropuertos he vivido una de mis etapas más intensas”, señala. “Lo más bonito ha sido recibir a todos aquellos repatriados durante la pandemia dura o, si pienso en otro tipo de emociones, Filomena también fue muy duro, me pasé varios días en el aeropuerto, sin pisar mi casa”.
Cree que la clave de Iberia es “gestionar muy bien a nuestras personas y optimizar al máximo nuestros procedimientos para que nuestra actividad en el aeropuerto de Madrid funcione como un reloj suizo”.
Para ella, los útimos tiempos han tenido “condiciones muy cambiantes: un día te acostabas creyendo que tenías controlado lo que se necesitaba para viajar a un lugar y, al día siguiente, habían cambiado los requisitos de tropecientos países. Teníamos que recurrir continuamente a nuestra área de seguridad y ellos, a su vez, a los consulados para evitar a toda costa el drama de denegar a un cliente el embarque”.
Lo más positivo ha sido “que la coordinación entre las áreas de Iberia fue muy rápida durante la pandemia, aprendimos a trabajar de manera mucho más coordinada, a ser más transversales y también más conscientes del impacto que las decisiones de unos puede tener en el trabajo de otros”.
Marisa García Herrero
Mánager de Programación Mensual de tripulaciones
Empezó a trabajar en Iberia como becaria el 7 de mayo de 2007. Esta licenciada en matemáticas se incorporó al área de producción, en gestión de tripulaciones técnicas (pilotos) y de cabina.
En los pasados quince años, “siempre he realizado mi trabajo en la compañía con mucha entrega y pasión intentando que, cada mes Iberia tuviera la mejor y más eficiente programación de sus cerca de 5.000 tripulantes. Al mismo tiempo, intentando atender a las necesidades y peticiones de nuestras tripulaciones que también tienen que compatibilizar su trabajo con sus circunstancias personales”.
Normalmente con los tripulantes mantiene “una relación por e-mail y, cuando me nombraron mánager, empecé a conocer a algunos personalmente. Me resultó curioso que me preguntaran asombrados si realmente era yo la persona que buscaban. Creo que me veían muy joven”, ironiza.
La dificultad de su rol es, para Marisa García, “encontrar el equilibrio perfecto entre la eficiencia que necesita la compañía, teniendo en cuenta toda la normativa laboral y sabiendo, como decía antes, que detrás de cada programación y de cada vuelo al que asignamos una tripulación hay personas”.
En los últimos años, como ha podido observar, “el equipo demostró una enorme capacidad de adaptación y de resiliencia, y es el mayor aprendizaje que me llevo de esta etapa”.
María Teresa García Menéndez
Senior Mánager de Prevención Laboral en Iberia
Llegó a Iberia en 2011. Al año siguiente, en octubre de 2012, fue nombrada responsable de la Gerencia de Prevención, justo cuando iba a comenzar la profunda reestructuración que acometió Iberia para garantizar su supervivencia. “Eso ha supuesto un reto continuo, con momentos de todo tipo, pero con la satisfacción de haber hecho mi pequeña contribución a mi compañía en esos momentos tan difíciles. En el terreno personal, coincidió con el nacimiento de mis hijos, lo cual hizo que el reto fuera mucho más exigente”.
Ella se dedica a “la protección y cuidado de las personas: garantizar su seguridad en su puesto de trabajo y lanzar campañas de promoción de la salud yendo incluso más allá del ámbito laboral, como llamar a la participación de los empleados de Iberia en campañas de donación de sangre, de la prevención del cáncer o ayudarles a dejar de fumar”, relata María Teresa García.
Describe cómo durante la pandemia, “en un tiempo récord implantamos un plan de salud y prevención que nos ha valido el reconocimiento como centros de trabajo seguro y estamos hablando de hangares donde prácticamente no ha cesado la actividad, de aeropuertos, de la seguridad de nuestras tripulaciones”.
En el mes de mayo de 2020, explica, “ya estábamos haciendo test a todos nuestros trabajadores para garantizar su salud y la de nuestros clientes. Uno de los logros de los que estoy más satisfecha es habernos certificado como centro de vacunación durante el verano pasado; entonces tuve la sensación de que mi trabajo trascendía a Iberia y mi compañía estaba haciendo una gran aportación a su comunidad”
Los últimos años “han supuesto un reto enorme, pero al mismo tiempo me ha demostrado lo rápido y bien que reaccionamos ante las dificultades. He visto cómo personas que prácticamente no me conocían, reconocían mi labor y se me ofrecían de corazón para cualquier ayuda que necesitase y eso es muy satisfactorio”.