La exjurista española Carmen Santafé residente en México publica su primera novela, Memoria del Paladar. Una historia que entrecruza ópera, gastronomía y destinos inversamente proporcionales inspirándose en la nieta del autor de Madama Butterfly.
Torre del Lago Puccini es un municipio de la Toscana italiana cercano al lago Liguria, donde se agregó al nombre del lugar el apellido de su residente más famoso, el compositor autor de La Bohème, Turandot y Madama Butterfly, entre otras obras archiconocidas.
Era el año 2016 y la escritora Carmen Santafé (Jaén, 1963) estaba sentada en el gran teatro de Torre del Lago junto a su marido cuando escuchó a alguien decir en la fila de delante: “Simonetta Puccini è la” [Simonetta Puccini está ahí]. Ella, que llevaba años investigando sobre la historia de la nieta no reconocida del genio, aguzó el oído y sintió cómo se le aceleraba el pulso. “Lei ha i capelli come me [literalmente, va peinada como yo]”, escuchó entonces.
"El destino no está escrito, hay que sortearlo como viene"
Con la mirada, buscó una señora de la edad requerida, más de ochenta años, que llevara el cabello recogido con una pinza en un moño. Y en un momento la vio. Simonetta Puccini (1929-2017), leitmotiv de su novela recientemente publicada bajo el título “Memoria del paladar” (de la Editorial Tierra-Plataforma): “Ella estaba ahí delante, elegantemente vestida de negro. Me quedé impresionada”.
La vida de los escritores nunca es verdad del todo, ni mentira completamente. Hay momentos en los que las realidades propia e inventada se entrecruzan. Carmen Santafé charló aquella noche con Simonetta Puccini y esa conversación solidificó en una novela que reflexiona ahora “sobre la evolución de las personas, sobre haber crecido en una familia desestructurada, con algún miembro importante al que nunca has conocido… y, en paralelo, sobre cómo una vida perfecta se puede deteriorar, el proceso inverso”.
“Quedé en enviarle el libro, pero desafortunadamente ella murió en 2017, un año más tarde. El libro sí que llegará ahora a la Fundación Puccini, porque es un homenaje”, explica Santafé. “Además, hay mucha ópera, sobre todo está presente Turandot”.
¿Existe el destino en Memoria del Paladar?
Al contrario, el destino no está escrito, hay que sortearlo como viene y hay que luchar por él. Simonetta, nacida Giurumello, estuvo luchando veinte años con muy pocos medios para llegar a ser quien al final fue. Ella no tenía nada, su padre no la reconoció, no tenía derecho a beneficiarse de ser una Puccini. Pero finalmente los tribunales la reconocieron como una Puccini.
Recuperar el pasado, inventarse una vida nueva… ¿Qué se requiere para ello según esta novela, más allá de imaginación y coraje?
Todo depende de la comodidad que uno quiera. La zona de confort en la que nos movemos es clave: cambiar las cosas desde el ámbito de algo conocido siempre nos da miedo, porque estamos ahí instalados en lo que conocemos y nos mantiene seguros.
Su libro se ilustra con un tren en la portada… ¿es una metáfora visual?
En el momento en el que en la vida se te cruza un tren, tú decides si tomas ese tren, con la aventura que conlleve. Y siempre que tomas decisiones éstas tienen consecuencias, para bien o para mal, ahí está esa valentía de tomar una decisión o no. Por ejemplo, cuando en mi familia decidimos irnos a vivir a México fue un salto al vacío, pero decidimos vivirlo. Tiene que haber un punto de locura para vivir nuevas aventuras.
“El mundo está hecho de locuras y las locuras están para vivirlas”, declara Santafé. “Yo que soy abogada, siento eso al presentar ahora mi primera novela”. Antes de iniciar su aventura mexicana y literaria, ambas coincidentes, Santafé tenía su propio despacho litigante en temas de responsabilidad civil. De formación abogada, experta en Derecho Comunitario en La Sorbona (1991), trabajó para la Comunidad Económica Europea en representación de España, ayudando a crear directivas.
“Mientras tanto”, relata, “seguía con mis clases de literatura, leía mucho y sobre temas muy diversos”. Un día decidió lanzarse al terreno literario. “Memoria del paladar consta de dos historias cruzadas, que simulan ser realidad y ficción, es una novela policíaca con un cierto aire jurídico, en la que la protagonista tiene que enfrentarse a resolver distintas intrigas y las vidas de ambas mujeres se van conociendo y transformando”, explica.
¿Por qué este título Memoria del Paladar, para hablar de ópera?
Hay un encargo de un libro de recetas, una cocinera muy especial que se llama Lorenza, basada en una cocinera real de origen español que conocí en México, y está relacionada con Simonetta Puccini. A través de ambas, hablo de los distintos modelos de familia, las curiosas adolescencias y juventudes que nos toca vivir y cómo se van encajando o degradando las vidas con el paso de los años.
¿De dónde viene su fascinación por Simonetta Puccini?
Era la hija natural del único hijo legítimo de Puccini pero nunca fue reconocida. Su abuelo muere en 1924 y ella nace en 1929 y lucha durante décadas en los tribunales para poder llamarse Puccini.
"El mundo está hecho de locuras y las locuras están para vivirlas”
¿Hay mucha ópera en la novela?
Sí, la música, y sobre todo la ópera Turandot tiene mucho que ver, donde juego con los protagonistas y los lugares, mezclando sus nombres con curiosas coincidencias.
¿Cuál sería la epifanía detrás de este planteamiento?
Me interesaba escribir sobre el hecho de que nada está escrito, que hoy la vida te puede ir muy bien y mañana por un revés de salud o económico todo lo contrario, el destino nadie lo tenemos comprado.
¿Cuáles son los autores que la inspiran?
Me gusta mucho leer y he conocido recientemente a muchos autores mexicanos que no conocía, muchos latinoamericanos, rusos, franceses…
¿El mejor libro que ha leído nunca?
Don Quijote, lo releo cada cierto tiempo, del que aprendo y cada día me sorprende.
¿Próximos planes?
Ahora estoy escribiendo mi segunda novela, muy ilusionada. Estar en una editorial como Tierra (Plataforma) con Jordi Nadal me da mucha seguridad.