Marisol Soengas (Angolada, Pontevedra, 1968) dirige el Grupo de Melanoma del CNIO (Centro Nacional de Investigación Oncológica) que ha logrado varios hitos en la investigación del melanoma y una patente, por ahora.
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Empezó la carrera en La Coruña y se doctoró en biología molecular trabajando en el laboratorio de Margarita Salas de la Universidad Autónoma de Madrid. Allí aprendió a ser ambiciosa con los datos: primero a hacerse preguntas y luego a utilizarlos. Su jefe Scott Lowe, en el laboratorio de Cold Spring Harbor (EEUU), decía: “Si te haces preguntas aburridas vas a tener respuestas aburridas”. El Nobel James Watson, del mismo laboratorio, la apremiaba a estar siempre en un sitio estimulante, en el que hubiera que demostrar y arriesgar.
Por esta razón, Marisol se trasladó desde Cold Spring al Departamento de Dermatología de la Universidad de Michigan. Era uno de los más grandes en dicha especialidad y tenía acceso a muchas muestras de laboratorio. Y, siguiendo el mismo consejo, vino al CNIO: “Siempre he querido estar -y es reflejo de mi carácter- en el mejor grupo.”
En 2017, su modelo de ratones bioluminiscentes fue distinguido por la revista Nature como la investigación biomédica del año y en el Congreso Mundial del Melanoma se le concedió el prestigioso premio Estela Medrano Memorial Award. En España, entre otros reconocimientos, recibió de la Asociación Española de Científicos la Placa de Honor de 2018 y en 2021, el Premio Carmen y Severo Ochoa de Investigación en Biología Molecular.
Es vicepresidenta de Aseica (Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer). El año que viene será presidenta. También está comprometida, como coordinadora de Aseica Mujer, en dar visibilidad a jóvenes científicas y crear referentes para los estudiantes.
Nació en Aldea del Monte una pequeña aldea en el concejo de Angolada, Pontevedra.
He tenido una tradición muy rural. Soy la primera persona de toda la familia que ha ido a la universidad. Estudié con becas. He tenido que esforzarme mucho. Siempre he sido muy competitiva, quería tener las mejores notas.
¿La familiaridad con la naturaleza ha podido ayudarle en la investigación?
Esos orígenes me ayudaron a reconocer el valor del trabajo. Mi padre es ebanista. Siempre lo he visto ensamblando piezas. Su inventiva de sacar lo mejor con los elementos disponibles me ha ayudado. Otra de mis grandes influencias es mi madre. No pudo estudiar, pero ha venido a muchos eventos y habla con todo el mundo. Siempre me ha dicho: “Marisol, saca los codos”.
A mí nadie me ha dado nada. Los contactos me los he ido haciendo yo. Estoy orgullosa de ello, de poder volver y dar charlas a los estudiantes de Angolada. Les demuestro que uno puede superar cualquier límite. Es verdad que cuesta más.
La ciencia es internacional.
Tiene que serlo. Trabajamos con miles y miles de muestras. A nosotros nos interesa el melanoma, la forma más agresiva de cáncer de piel. Pero no sólo la célula tumoral, sino cómo se disemina por el organismo e interacciona con otras. Casi de lo que más orgullosa estoy, además de mi laboratorio y de formar investigadores, es de las colaboraciones internacionales que he establecido.
¿Por qué el melanoma es tan peligroso?
El nombre viene de melanocito, que es la célula que da lugar al melanoma y que genera melanina, la responsable de que nos pongamos morenos. Cuando nos ponemos morenos es una respuesta de daño para prevenir más daño. Son células con una capacidad intrínseca de supervivencia.
En el proceso de radiación solar adquieren alteraciones y mutaciones en el ADN. Eso las hace mucho más agresivas. Tienen una capacidad motora importante, se escapan y diseminan por el organismo. La mayor parte están en la piel, pero también en los ojos y las mucosas.
"Cuando salimos no estábamos acostumbrados a dar grandes charlas ni a hablar con inversores o pacientes. Lo importante es comunicar"
¿Cómo ha sido el proceso de investigación?
La primera pregunta que intentamos resolver fue cuál era la diferencia molecular entre los melanomas y los lunares y por qué los melanomas son tan agresivos. Para algunos estudios necesitas modelos experimentales de animales.
Busqué financiación para trasladar el laboratorio desde Michigan al CNIO porque es uno de los mejores centros en ello. Primero me la concedió la AECC (Asociación española contra el cáncer) y luego el CNIO y la UE.
En 2008 vino a dirigir el Grupo del Melanoma del CNIO. ¿Qué logros han tenido?
Encontramos un compuesto que ataca las células tumorales e induce a su autodegradación. Se generó una propiedad intelectual y una patente que dio lugar a una compañía internacional, Highlight Therapeutics, con sede en Valencia.
La compañía ha derivado sus propios compuestos y su ensayo está en fase dos. Se está probando en pacientes que no responden a la inmunoterapia y que no tienen otras opciones. La respuesta está siendo muy positiva. Esto es un ejemplo de por qué hay que apoyar la investigación básica y traslacional. Es un orgullo demostrar que puede generar propiedad intelectual.
En 2017, desarrolló unos modelos de ratones bioluminiscentes, Met Alert, que han supuesto un avance importantísimo en el conocimiento del melanoma.
No yo, sino mi equipo. Creamos el modelo Met Alert. Los ratones modificados genéticamente -por supuesto se cumplen todos los controles éticos- emiten una luz cuando se activa una forma de metástasis. Eso fue un gran hito porque nos permitió ver, por una parte, factores que favorecen las metástasis y luego intentar probar fármacos que lo inhiben.
Pero hemos tenido más hitos. Utilizamos estos ratones para saber cómo las células tumorales escapan a los controles en el proceso de metástasis, se esconden y, por otro lado, pervierten el sistema inmunitario para que trabaje a su favor. Queríamos entender las dos caras del sistema inmunitario, Jekyll y Hyde.
¿Qué es la proteína Midkine?
¿Qué factores activan estas metástasis? Encontramos con Met Alert la proteína Midkine. Lo que estamos haciendo ahora es desarrollar nuestros propios inhibidores de Midkine. Si funcionan bien, a lo mejor podemos conseguir otra patente… pero estamos en una fase muy inicial.
¿Cuáles son los factores de riesgo del melanoma?
Es una suma de factores. Uno es genético, personas que tienen una piel muy clarita, no se pigmentan bien, se queman al sol y tienen muchos lunares. Segundo, las quemaduras solares. Hay otros factores que no están muy claros porque no todos los melanomas aparecen en zonas expuestas al sol.
Muchos estudios están tratando de definir las funciones de la microbiota o cómo distintas situaciones de estrés pueden afectar al sistema inmunitario… Así es que el factor de riesgo que mejor podemos controlar son las quemaduras solares.
¿Qué aprendió de su etapa como investigadora en EEUU?
Lo que aprendí en EEUU fue, por una parte, a pensar en grande, a intentar hacer algo diferente a los demás, porque la ciencia es muy competitiva. Tienes que encontrar tu nicho, ser relevante y contribuir. Luego, cuando diriges un laboratorio tienes que ser capaz de entusiasmar y de convencer a tu propio grupo, para tener buenos investigadores, y también para que te concedan los proyectos.
La visibilidad es muy importante. En España ahora se está trabajando mucho más, pero cuando salimos no estábamos acostumbrados a dar grandes charlas ni a hablar con inversores o pacientes. Aprendes lo importante que es comunicar.
"Son muy importantes los referentes. Ver a otras mujeres que lo han conseguido y que hay distintos tipos de liderazgo"
ASEICA (Asociación Española de Investigación contra el Cáncer) ha emitido un Manifiesto por la Ciencia.
Somos 1.200 socios científicos. Llevamos décadas con reducción de presupuestos, a pesar de que nos siguen anunciando planes muy grandiosos. Ahora, tenemos una oportunidad muy importante con fondos europeos, pero nos preocupa cuando se termine esa inyección, dentro de dos o tres años.
¡Menos mal que está Europa!
Sí, pero son muy competitivos. Siempre lo comparo con la Champions. Para estar ahí tienes que fichar al mejor equipo. Para ello es fundamental la financiación. Desde ASEICA reivindicamos una financiación y planes estables. Corea dedica el 4% de PIB a ciencia. EEUU casi el 3%. Países europeos también el 3%. Nosotros estamos en el 1.25%, por detrás de Portugal y de muchos otros países.
¿Cómo competimos? Con muchísimo esfuerzo. No porque no tengamos la capacidad, es porque no tenemos la financiación. Además, formamos muy bien. A nuestros investigadores predoctorales y postdoctorales se los rifan fuera. Uno quiere la cantera, pero también las grandes figuras nacionales e internacionales.
Es usted la coordinadora de Aseica Mujeres. ¿Por qué son tan pocas las mujeres que alcanzan puestos de alta responsabilidad, si son el 57% de los estudiantes de Ciencias?
Es muy complejo. Llevamos décadas así. Es como una carrera de vallas. Si empiezas a trabarte en la primera valla porque no estás muy convencida o no tienes referentes… La segunda es no irse al extranjero. La tercera barrera son los hijos y la sobrecarga de trabajo. Todo esto retrasa el currículum, tienes menos publicaciones, se te considera menos, se te llama menos, tienes menos visibilidad. ¡Otra barrera!
Los compañeros van a otra velocidad. Además, hay un componente personal de prioridades y de sobresaturación. No es que se caigan del sistema, es que se acomodan en posiciones intermedias. Lo que es difícil es convencerlas de que se puede lograr. Por eso son muy importantes los referentes. Ver a otras mujeres que lo han conseguido y que hay distintos tipos de liderazgo.
En 2022, su proyecto “Conócelas” ha llegado a 11.000 estudiantes.
A nivel personal es una de mis grandes alegrías. Es muchísimo trabajo y trabajo voluntario. “Conócelas” es para que los alumnos, chicas y chicos, tengan una visión de la mujer científica y de la ciencia en general, independientemente de lo que estudien. Este año han dado charlas 235 investigadoras de manera presencial y online.
También, hicimos una campaña online importante para mostrar el perfil de las mujeres, no solo en el laboratorio, sino también en otras facetas. Yo salgo escalando, otra tirándose en paracaídas, otra está haciendo yoga, otra con sus hijos, otra con una canoa…
¿Cómo reaccionaron los alumnos?
A los niños les divierte la bata, el laboratorio, pero nos dimos cuenta de que a las adolescentes se les abre un mundo con estas fotos: “pero si sois interesantes…”. Les cuentas que viajamos, que vamos a muchos congresos. Los universitarios te preguntan por becas, cómo has desarrollado la carrera…
He disfrutado mucho con el grupo de la ESO. Además, todos los años concedemos unos premios que llevan el nombre de mujeres científicas.
¿Qué cualidades se necesitan para ser un buen científico?
La pregunta que te haces y cómo la resuelves es lo que distingue a un científico de otro. Cómo buscas y ensamblas las piezas y con qué investigadores colaboras. Hay que leer mucho y estar muy al tanto de lo que se está haciendo en tu campo.
Finalmente, la perseverancia y resiliencia son fundamentales. Sobre todo, ahora que la gente está muy acostumbrada a respuestas rápidas, a youtubers que tienen un éxito inmediato. En ciencia no existe el éxito inmediato.