Hubo un tiempo en que Marbella era la ciudad de la piel tostada, los tintes con mechas, la música de discoteca, las copas, el 'revisteo' y los pelotazos. Hoy Marbella, al ritmo de los tiempos innovadores que vivimos, ríe y baila al son de las estrellas de la música, envueltas en la magia que rodea al festival de Starlite, un sello que nació hace solo diez años y hoy se ha aupado al top internacional, proyectando hacia el futuro a una ciudad dinámica.
[Sandra García-Sanjuán: "Para mí Starlite no es un trabajo, lo es todo, es mi hobby"]
La hacedora de buena parte de esta magia es una mujer, Sandra García-Sanjuán, nacida para regalar energía y buenas vibraciones a todos quienes la rodean. Con esta positividad, se puso manos a la obra junto a su marido para levantar el escenario de lujo que hoy es Starlite, a partir de lo que hasta entonces era un vertedero de basura.
Eran tiempos muy difíciles, los de tocar el suelo en la crisis económica en el año 2012, así es que la tarea no podía ser otra que reinventarse o morir. Ganó la vida, aunque luego vendría la pandemia, los cierres, la heroica resistencia.
¿Cómo no tener curiosidad por saber de qué fibra está hecha Sandra? Se lo pregunto cada vez que nos vemos, aunque ella responde con naturalidad que el ingrediente es sencillo: innovar para sorprender. Le pregunto: ¿y qué más?, porque ¿cómo es levantar el teléfono y conseguir a los más grandes, a los que se proponga, lo mismo una Christina Aguilera que un José Mercé, un mito como Sting que la última estrella del universo musical, como es Rosalía? Con la misma soltura con la que habla y siente a Antonio Banderas como a un hermano. En ese templo que hoy es Starlite Catalana Occidente, entre el mar y la montaña de Marbella, me encuentro con Sandra.
Son las seis de la tarde y de fondo toca C Tangana, ensayando para la noche. Es solo uno de los ochenta artistas de prestigio internacional que pisarán el escenario este verano, con llenos a rebosar asegurados. A nuestra cita Sandra llega envuelta en blancos, como si hubiera atrapado toda la luz de Marbella para sí. En casa ha dejado a una docena de amigos que hacen lo que para ella es normal: tomar vacaciones en su casa. Doy fe que no hay día sin visitas. He aquí la verdadera clave de su fórmula: tejer una red de amigos como pocas personas tienen.